Italia rompe el Eje (II): Conspiración en Roma

Tras la bochornosa reunión de Feltre en la que, apabullado por Hitler, Mussolini había sido incapaz de decir absolutamente nada, llegó la hora de los generales. Durante el viaje de regreso Keitel y Ambrosio tuvieron una conversación que escenifica perfectamente el desentendimiento entre ambos aliados: Keitel preguntó a su interlocutor cómo iban las cosas en Sicilia, y Ambrosio cómo iban en la Unión Soviética. El italiano afirmó entonces sinceramente que la guerra estaba perdida, pero su homólogo alemán fue incapaz de procesar el comentario y se limitó a trasladarle las exigencias de Hitler: dos divisiones italianas más para enviar a Sicilia, la promesa de continuar la guerra y garantías con respecto a la línea de suministros a la isla.

Restos de un tren blindado de la Marina italiana, destruido cerca de Licata por el USS Bristol

Una vez en Roma, Mussolini tuvo que enfrentarse a sus generales, que le reprocharon no haber sido capaz de emitir palabra alguna ante el Führer, pero esta era la menor de sus preocupaciones. En aquel momento había tres facciones buscando su caída: los antifascistas, los militares y los fascistas disidentes. Los primeros, mayoritariamente en la clandestinidad, buscaban la eliminación del régimen y la vuelta a un gobierno parlamentario, sin embargo, carecían de fuerza suficiente como para actuar. Los segundos eran mucho más poderosos y ya llevaban tiempo actuando. Dirigidos por el general Castellano, querían que el rey volviera a ponerse a la cabeza del Ejército y acabara con el régimen mussoliniano. Sin embargo, el monarca era consciente de que lo que le proponían las fuerzas armadas era una dictadura militar dirigida o bien por el mariscal Badoglio o bien por el también mariscal Caviglia, en ninguno de los cuales confiaba. Por ello, estos cambiaron de plan. El 15 de julio Badoglio se reunió en audiencia con el rey y le propuso formar un Gobierno dirigido por él mismo, en el que se incluirían algunos políticos civiles. Solución que el rey también rechazó.

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Italia rompe el Eje (I): El último fracaso de Mussolini

El 11 de junio de 1943, tras un intensísimo bombardeo que había durado días, las tropas aliadas desembarcaron en la isla de Pantelaria, defendida por una guarnición de 12 000 soldados italianos que, totalmente superados por los acontecimientos, habían recibido permiso de Roma para rendirse aquella misma mañana. Menos de un mes después, en la noche del 9 al 10 de julio, el espectáculo comenzó de nuevo, pero a mucha mayor escala. Si el objetivo de la Operación Corkscrew había sido una isla diminuta en el Mediterráneo central, el de la Operación Husky era la propia Sicilia. En apenas veinticuatro horas los aliados habían conseguido varias cabezas de playa viables en la isla, a pesar de la fuerte resistencia alemana, pero gracias a la pobre actuación de los combatientes italianos.

Benito Mussolini en una de sus poses heroicas. Para 1943, las cosas habían cambiado mucho.

 “La gravedad de la situación se ha agudizado –rezaba el informe del Oberbefehlshaber Süd (“Mando Supremo del Sur”) del 12 de julio– […]. Las fuerzas italianas en la zona atacada se han perdido por completo”. Las bajas italianas, empero, no se contaban en muertos y heridos, sino en prisioneros y desertores. Hartos de una guerra que nunca habían querido ni apoyado, tras ser masacrados en Rusia, sufrir en el desierto africano y combatir con mandos poco eficaces y excesivamente elitistas y con un armamento y unas tácticas en muchos aspectos desfasados, los combatientes del Regio Essercito decidieron, sin concierto previo alguno, que estaban hartos de guerra. En pocas horas, miles de ellos o bien se habían entregado a los aliados anglosajones o, simplemente, tras conseguir ropas de civil, se habían marchado a sus casas.  

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Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXXI). Las Ohka en Okinawa (II)

Entre tanto, en el Piquete de Radar 1, el destructor USS Cassin Young había sufrido graves daños por el impacto de un avión kamikaze. Los destructores Stanly y Lang recibieron órdenes de acudir en su rescate, siendo atacados a su vez por aviones kamikaze durante le trayecto.

En 20 minutos, mientras los destructores maniobraban bajo una Patrulla Aérea dirigida por el director de la caza a bordo del Stanly, se acercaron más aviones kamikaze. Entre ellos había bombarderos Betty con bombas Ohka en sus panzas. Picando a través de la pantalla de cazas y luego nivelando aparentemente inermes del intenso fuego antiaéreo de 20 mm y de 40 mm del destructor, una bomba Ohka impactó en la proa del Stanly por el costado de estribor.

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Uso de vehículos de combate en la historia (XIX) – Italia

Una vez cerrado el frente de Francia. Las tropas inglesas evacuadas y los junker y messersmith batiéndose el cobre con los spitfire en el Canal de la Mancha, el aliado de Hitler, Italia, entra en la guerra.

T-26/40

Durante los años previos a la contienda Italia tuvo varios periplos con sus blindados: el intento de conquista de Abisinia y la participación del Cuerpo de Tropas Voluntarias Italianas en la Guerra Civil Española (170 tanquetas y 270 blindados ligeros). A la hora de hablar de los blindados italianos desde los años treinta hasta la entrada en la Segunda Guerra Mundial es importante mencionar a la FIAT-Ansaldo. Ésta factoría, fundada por il Duce, producirá el primer modelo en 1929, conocido como CV 29 (Carro Veloce). De esta pequeña tanqueta se fabricaron una veintena pero se sentarán las bases de este arma en el país de la bota.

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Ataúdes de Acero – Memorias de un Capitán de U-Boot

Ediciones Salamina acaba de publicar una nueva edición y traducción del clásico de Herbert A. Werner sobre la guerra submarina en el Atlántico y el Mediterráneo durante la Segunda Guerra Mundial. Os dejamos en primicia la Introducción que hace el propio Werner a su libro.

Este libro, que relata mis experiencias personales en la Fuerza de Submarinos alemana durante la Segunda Guerra Mundial, cumple con un antiguo compromiso. Desde el final de esa devastadora guerra, el papel de la Fuerza de Submarinos ha sido distorsionado y subestimado en algunas ocasiones, incluso por historiadores militares que deberían de haberlo conocido mejor. Como yo fui uno de los pocos comandantes de submarino que luchó durante la mayor parte de la guerra y que logró sobrevivir, sentí que era mi deber para con mis camaradas caídos poner las cosas en su debido lugar. Yendo al grano, el deber era la primera y la última palabra en el léxico de los hombres de los U-Boote y, pese a las afirmaciones en sentido contrario, cumplimos con nuestro deber con una gallardía y corrección no superadas por ninguna otra arma en servicio en los bandos en liza. Éramos soldados y patriotas, ni más ni menos, y en la consagración a nuestra causa perdida morimos alcanzando cifras aterradoras. Pero la gran tragedia de la Fuerza de Submarinos no fue solo que pereciesen tantos buenos hombres, sino que nuestras vidas fueron despilfarradas a causa de un material inadecuado y unas políticas inadmisibles del Cuartel General del Arma Submarina.

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Diario de operaciones de la División Española de Voluntarios (DEV) (XLV) – 1 al 5 de agosto de 1942

[Nota: nos ha sido imposible encontrar el mes de julio de 1942. Si alguien lo tiene, que se ponga en contacto con nosotros para publicarlo]

DIVISIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS 250 E.M. 3ª SECCIÓN

DIARIO DE OPERACIONES CORRESPONDIENTE AL MES DE AGOSTO DE 1942

Día 1.- Empieza el mes con la División en igual situación táctica que la del mes anterior.

Escasa actividad de la Artillería enemiga tanto sobre las posiciones como sobre nuestra retaguardia. La Artillería propia efectuó tiros de hostigamiento y concentración.

Prosiguen los trabajos de fortificación.

Bajas de Personal, Ganado y Material

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Uso de vehículos de combate en la historia (XVIII) – Francia 1940

Aunque Francia y Alemania se habían declarado la guerra cuando la última atacó Polonia, el conflicto no estalló hasta 1940. Durante este periodo de Guerra de Broma (Drole de Guerre), los alemanes pudieron aprovisionarse, movilizar ejércitos y preparar el asalto a Francia. Los panzer comenzaron el ataque el 10 de mayo de 1940.

La táctica francesa para repeler un posible ataque alemán se encontraba anquilosada en la guerra estática del pasado conflicto. Su máximo exponente era la Línea Maginot. Como ya comentamos, los consejos de Charles de Gualle en su libro L´Appel pasaron desapercibidos. De esta manera y a través del bosque de las Ardenas, los alemanes conquistaron Bélgica y Holanda y, en pocos días, tomaron Francia y arrinconaron al desbandado ejército francés y las tropas de auxilio inglesas en Dunkerque. Aunque sobrevivieron, la victoria moral y material se ponía del lado germano.

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