Uso de vehículos de combate en la historia (XX) – Balcanes

La guerra sigue su curso e Italia reclamaba ayuda de su aliado. Tanto en el norte de África como en los Balcanes, la Wehrmacht tuvo que acudir en ayuda del ejército italiano en franca retirada frente a partisanos o el ejército británico. Hitler, debido al fracaso del segundo ataque de su aliado, tuvo que retrasar la invasión a la URSS y desplegar tropas en los Balcanes.

M2A4 británico

El imparable arma germana, blindados, aviones y tropas, se dirige a Yugoslavia y Grecia, arrasando las líneas de defensa de ambos. En lo que a blindados se refiere, las naciones balcánicas poseían vehículos capturados al Regio Esercito Italiano o, por otro lado, algún vehículo enviado por Francia o Inglaterra como ayuda. Esta situación hará que la lucha en esta zona se resignifique y, diversos grupos de partisanos, comenzarán una guerra de guerrillas para desestabilizar la ocupación alemana. Dentro de esta guerra es importante destacar las figuras de Jósif Broz Tito o Enver Hoxa como partisanos.

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Uso de vehículos de combate en la historia (XIX) – Italia

Una vez cerrado el frente de Francia. Las tropas inglesas evacuadas y los junker y messersmith batiéndose el cobre con los spitfire en el Canal de la Mancha, el aliado de Hitler, Italia, entra en la guerra.

T-26/40

Durante los años previos a la contienda Italia tuvo varios periplos con sus blindados: el intento de conquista de Abisinia y la participación del Cuerpo de Tropas Voluntarias Italianas en la Guerra Civil Española (170 tanquetas y 270 blindados ligeros). A la hora de hablar de los blindados italianos desde los años treinta hasta la entrada en la Segunda Guerra Mundial es importante mencionar a la FIAT-Ansaldo. Ésta factoría, fundada por il Duce, producirá el primer modelo en 1929, conocido como CV 29 (Carro Veloce). De esta pequeña tanqueta se fabricaron una veintena pero se sentarán las bases de este arma en el país de la bota.

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Querido duce… Apreciaciones sobre la derrota italiana en Grecia (y II)

En la entrada anterior de esta serie nos habíamos quedado a medias de la carta enviada por Hitler a Mussolini a raíz del fracaso, en apenas quince días, de la aventura griega de este. La carta, cuyo primer párrafo quería ser de ánimo, pasaba a explicar las consecuencias derivadas del fracaso, tanto psicológicas como militares: Bulgaria en contra de unirse a la alianza, Rusia poniendo dificultades en las negociaciones, el temor a que la actitud yugoslava dejara de ser amistosa, y la preocupación por cómo se posicionará Turquía, todo ello sin olvidar el peligro que suponía para los pozos petrolíferos rumanos la presencia de bases de la RAF en suelo griego, a distancia de ataque.

Carro de combate italiano en las montañas griegas.

“Inglaterra está a punto de establecer bases aéreas en diversas localidades griegas –continuaba la misiva–, específicamente, dos cerca de Salónica, y otras dos, sin duda alguna, en Tracia. Desde el punto de vista militar, esta situación supone un peligro.

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Querido duce… Apreciaciones sobre la derrota italiana en Grecia (I)

Cuenta la leyenda que cuando Mussolini desencadenó su ataque contra Grecia, el 28 de octubre de 1940, un exultante duce dijo a Hitler, con quien se hallaba reunido en Florencia ese mismo día: “Mi führer, es demasiado tarde, ya estamos en marcha. Estaremos en Atenas en unos días, o en unas semanas”. El momento exacto en que Hitler se enteró de la invasión sigue sometido a disputa. Autores como Martin Van Creveld indican que los alemanes lo sabían desde diez días antes, según D. Lormier Hitler se habría enterado en la noche del 27 y citado a Mussolini con urgencia al día siguiente, y cuenta la leyenda que el dictador italiano se lo habría espetado al alemán aquella misma mañana, cuando ya era irreversible.

Benito Mussolini, el dictador italiano.

La historia, por lo demás, es bastante conocida. Los ejércitos italianos progresaron, al principio, pero luego la ofensiva se deshinchó y pronto fueron víctimas de los contraataques griegos. La marcha gloriosa tornó en desastre. El 14 de noviembre, Hitler envió al duce una carta, que reproducimos aquí por su interés, en la que se puede apreciar tanto la estrategia general de Alemania en los Balcanes como el enfado de su führer con su aventurero colega.

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