El nacimiento de la Kriegsmarine (II): Una flota igual que la francesa.

Si el periodo que transcurrió entre enero de 1933 y primeros de 1934 fue, como hemos visto, de incertidumbre para la futura Kriegsmarine, en cuanto Hitler se hubo asentado en el poder y empezó a implementar su idea de orientar completamente la economía alemana hacia el rearme, la construcción de buques de guerra se aceleró. En enero de 1934 se otorgaron los contratos para la construcción de dos acorazados de bolsillo y cuatro destructores cuyo tonelaje eral el doble del permitido por el Tratado de Versalles.

Vista lateral del Admiral Hipper, uno de los cruceros pesados contratados en 1934.

No contentos con esto, en marzo se empezó a preparar un plan de construcción naval en el que se preveía la botadura de ocho acorazados de bolsillo, tres portaviones, 18 cruceros, 48 destructores y un total de 72 submarinos, y tenía que completarse para el año 1949. Como se puede ver, se trataba de una fuerza considerable, y que dejaba completamente de lado las restricciones de Versalles. ¿Qué objetivo había tras este plan?

Leer más

El nacimiento de la Kriegsmarine (I): Engatusando a Hitler

La reorganización de la Marina germana de 1939 tuvo su origen en la era de la República de Weimar, cuya última iniciativa se plasmó en el Plan de reorganización de 1932, que previó medidas que, si bien iban en contra del Tratado de Versalles, eran los suficientemente limitadas como para poder ser mantenidas en secreto. Estas fueron la organización de la estructura para la creación de una flota de submarinos y de una aviación naval, y el aumento del personal en 50 oficiales cadetes y 1400 suboficiales y marineros. Acciones más concretas, como la construcción de submarinos o de un portaaviones, se dejaron específicamente para más adelante.

El viejo acorazado Schleswig-Holstein, uno de los escasos buques de la Marina de Guerra alemana en 1933.

De hecho, ni siquiera la llegada de Hitler al poder aceleró el proceso de creación de una fuerza naval, pues los primeros fondos que recibió la marina, a partir de febrero de 1933, fueron empleados en la compra de armas y munición, en el refuerzo de las defensas costeras y en la construcción y mejora de los puertos.

Leer más

Blomberg contra Rohm. La pugna por el poder y la fuerza militar en Alemania. 1933-34.

 

El 30 de enero de 1933, un agitador político, ex golpista fracasado y líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, fue nombrado canciller de Alemania por el Presidente Paul von Hindemburg, finiquitando la república de Weimar y abriéndose una nueva y oscura etapa de la historia alemana contemporánea, la era del nacismo, que solo duraría doce años, pero dejaría al país arrasado.

Blomberg 1
Hitler y von Hindemburg, poco después de las eleeciones.

Si bien la ideología nazi fue el paradigma del ultranacionalismo, la violencia y la agresividad militar, hay que dejar claro que estas tendencias eran más comunes de lo que se piensa en la sociedad alemana de entreguerras. Asociaciones de veteranos, grupos paramilitares, como el Stahlhelm, y organizaciones de diversas orientaciones políticas, llevaban cultivando la necesidad de que Alemania volviera a ser una nación fuerte, que había que borrar la vergüenza del “diktat” de Versalles y el mito de la “puñalada en la espalda” desde 1918. Una de estas agrupaciones, muy institucionalizada, era la Reichswehr, el ejército alemán surgido del tratado de Versalles. Reducido a no más de 100 000 efectivos, que sin derecho a tener aviones, submarinos u otras armas modernas, llevaba clamando y trabajando por la necesidad de que Alemania se rearmara desde 1919, y aunque los diversos gobiernos de la era de Weimar permitieron que sus jefes implementaran políticas de rearme en secreto, los años transcurridos hasta 1933 habían sido bastante estériles. Ninguno de los cancilleres democráticos de Alemania estaba dispuesto a arriesgar la posición internacional del país favoreciendo públicamente un rearme en contra de las estipulaciones del tratado de Versalles, sino que esperaban, mediante la colaboración con las demás naciones firmantes, lograr una revisión del mismo que les permitiera ocupar nuevamente su lugar en la política internacional.

Leer más

1862-63, la lucha contra las salinas confederadas.

El ejército federal fue plenamente consciente, a su vez, de la importancia que tenía la sal en la logística militar de aquella guerra, y de que los confederados no disponían de grandes cantidades de este producto que ellos, por su parte, podían producir sin peligro o podían importar sin demasiados problemas a pesar del encarecimiento de los costes provocado por los corsarios sureños, ya que su flota dominaba los mares.

La mejor defensa que tenían los confederados era su artillería costera, como esta batería en la bahía de Pensacola

Para acrecentar el problema de sus enemigos, las fuerzas nordistas no tardaron en atacar sus explotaciones de sal. Gosse Creek, cerca de Manchester, en Kentucky, fue uno de los objetivos elegidos, enviándose un primer raid en enero de 1862, que tuvo poco éxito, y un segundo el 10 de octubre, en el que se provocaron daños mucho más serios. Por supuesto, los confederados reaccionaron. A primeros de noviembre, el general confederado William Loring partió hacia el norte con un ejército de 5000 hombres, conquistando las salinas del valle del Kanawha, cerca de Charleston (Virginia del Oeste) y capturando grandes cantidades de sal. Sin embargo esta acción no había sido más que un raid, consecuentemente destinado a no durar, y no una penetración para conservar el territorio conquistado, y ante la llegada de un ejército federal superior, Loring se retiró.  

Leer más

Cuestión de sal.

Uno de los problemas a los que se enfrentó la máquina de suministro sureña durante la Guerra de Secesión fue la carencia de algunos alimentos. “¡Cargad contra ellos, muchachos, llevan queso en sus mochilas!” se dice que gritó un soldado de Luisiana en una ocasión. Parte del problema se había originado antes de la guerra, cuando los propietarios de la tierra decidieron dedicar la mayor parte de sus cultivos a producir productos valiosos, como el tabaco y el algodón. Con los beneficios de estas cosechas los estados no tenían dificultad alguna en importar comida siempre que hiciera falta, pero cuando empezó la contienda, las cosas cambiaron drásticamente.

La galleta y el cerdo salado eran la comida de los campeones, demostrando que la hora de la cena podía ser tan dura como la de la batalla.

Uno de los muchos productos fundamentales para la dieta del soldado fue la carne, en cuya producción pronto se especializaron estados como Florida y Texas que, sin embargo, estaban muy lejos del frente, con lo que el transporte de esta carne hasta los ejércitos en campaña se convirtió en un nuevo problema. Una de las soluciones fue confiar en la que pudieran traer hasta puntos más cercanos al frente los barcos que rompían el bloqueo, pero sus dueños preferían invertir el espacio disponible en productos más provechosos; otra fue despiezar y transportar esta carne usando las vías de comunicación disponibles en el sur: ferrocarriles y caminos, principalmente, pero para eso había que conservarla, con lo que la sal se convirtió en un producto de primera necesidad. La idea de trasladar el ganado a pie, por interesante que pueda parecer, resultaba poco práctica tanto por el cansancio que iban acumulando los animales como por las dificultades para alimentarlos y abrevarlos durante el traslado, por no hablar del problema sanitario que podía provocar el sacrificio y despiece de decenas de miles de cerdos y vacas en un lugar no preparado para ello.

Leer más

La “dulce guerra” de las confederadas de Winchester. Heridos y prisioneros.

Reírse de, o despreciar a los soldados federales que se habían hecho dueños de Winchester, era fácil, sobre todo, como ya hemos dicho, cuando estos no podían permitirse (o raras veces), devolver el desplante; otras consecuencias de la guerra iban a resultar mucho más difíciles de superar.

Los confederados defendiendo el muro, en la primera batalla de Kernstown, 23 de marzo de 1862.

Tras la primera batalla de Kernstown, acontecida el 23 de marzo de 1862 y que podría ser considerada como el primer encuentro de la campaña del valle de Shenandoah de “Stonewall” Jackson, y la única derrota táctica de su carrera, los federales, que habían quedado dueños del campo de batalla, fueron los encargados de recoger a los heridos. Muchos de ellos, azules y grises y sin distinción de bando, fueron trasladados a Winchester por las ambulancias e instalados en sendos hospitales ubicados en los juzgados y en el Union Hotel.

Leer más

La «dulce guerra» de las confederadas de Winchester.

 

Cuando a principios de la primavera de 1862 se iniciaron los movimientos de tropas en el escenario bélico de Virginia del Norte, “Stonewall” Jackson, comandante en jefe del Ejército del Valle de la Shenandoah, se vio obligada a retirarse de la ciudad de Winchester (Virginia), tanto para evitar el peligro que suponían las fuerzas federales del general Banks, que lo superaban cuatro a uno, como para evitar que la retirada del ejército confederado del general Johnston (Lee aún no había tomado el mando del Ejército de Virginia del Norte) pusiera en peligro sus líneas de comunicaciones.

«Stonewall» Jackson montado sobre Little Sorrel, su caballo. La decisión de abandonar Winchester fue una de las más duras de su carrera, y la última que tomó apoyándose en el consejo de sus oficiales.

Los federales entraron en la ciudad al día siguiente, acogidos alegremente por los partidarios de la unión que aún residían en la ciudad, y con severidad por los ciudadanos que eran leales a la confederación. Puertas cerradas, cortinas corridas y hogares apagados, recordará un testigo. La imposición de la Ley Marcial supuso que pocos hombres pudieran protestar por la presencia de las fuerzas de azul, pero la orden de no importunar ni a mujeres ni a niños dio a las madres, esposas, novias e hijas de los oficiales confederados la posibilidad de demostrar su descontento de diversas maneras.

Leer más

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies