Insurgencia en Irak, 2003 – 2011 (Desperta Ferro Contemporánea n.º 10)

La reciente Guerra de Irak y la insurgencia que hizo presa del país posteriormente es uno de los acontecimientos de la historia contemporánea reciente, muy reciente, que más interés ha suscitado, pero también más confusión. Es posible que la profusión de noticias televisivas y artículos de prensa, por no hablar de las noticias en medios virtuales, hoy a la par en importancia con respecto a los anteriores, haya ayudado a crear esta sensación de no saber exactamente que pasó y haya sido origen de la multiplicidad de opiniones y comentarios que se han emitido sobre este tema. Tener acceso a mucha información no siempre significa estar bien informado, y es por esto que la publicación del número 10 de la revista Desperta Ferro Historia Contemporánea, que sale hoy a la venta, viene muy a punto, pues sin pretender ser exhaustiva, expone y explica muy bien algunos de los acontecimientos que tuvieron lugar en Irak entre 2003 y 2011.

Primero tenemos la campaña. ¿Quién no recuerda las imágenes en verde nocturno que nos ofrecía la televisión? Las fuerzas de la coalición tardaron tres semanas en tomar Bagdad, la capital y centro neurálgico del país, pero. ¿Y luego? Luego vinieron los saqueos, y tras la destrucción del poder laico del partido baas y la pérdida de preeminencia de los sunníes, vino la descomposición de Irak en grupúsculos que acabarían destacándose por su resistencia al invasor: baasistas, islamistas, salafistas iraquíes, las tribus y… Al Quaeda. Todos ellos con sus propios objetivos y agendas.

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FRANCOTIRADORES EN LA GUERRA DE SECESIÓN I: Los fusiles Enfield y Withworth.

A pesar de la popularidad que alcanzó el fusil Sharps, del que hablamos en nuestra entrada anterior sobre este tema, hay que decir que, contrariamente a lo que se ha llegado a afirmar, la palabra “sharpshooter” no proviene del nombre del arma, sino de la combinación de “sharp”, agudo, y “shooter”, tirador.

Los Berdan´s Sharpshooters en Gettysburg, una excelente ilustración de Dale Gallon.

Otro de los modelos que alcanzó cierta popularidad entre los francotiradores fue el Enfield modelo 1853. Se trataba de un fusil de percusión, dotado con un cañón de acero cuya ánima solo tenía tres rayas, más profundas según se iban acercando al fondo, que daban una vuelta completa al interior. Otras de las características interesantes de esta arma fue la bala. Si bien era del ya habitual modelo Minié, cuya característica era que su base cóncava se ensanchaba cuando era disparada pegándose al rayado del ánima y girando sobre si misma mientras la recorría adquiriendo una rotación que hacía que su trayectoria fuera más estable y la puntería más precisa; la bala de este rifle no se fabricaba fundiendo plomo en un molde, sino cortando un grueso hilo de plomo, lo que le daba más resistencia. Aunque hubo diversas variantes, el modelo más habitual tenía 25,4mm de largo y pesaba algo más de 28 gramos, y venía en un cartucho de papel encerado.

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FRANCOTIRADORES EN LA GUERRA DE SECESIÓN I, Las Armas.

 

El espíritu de frontera que impregnó los primeros años de existencia de los Estados Unidos de América fue origen de una cultura en la que la puntería, ya fuera para la caza o ya fuera para la autodefensa, adquirió gran importancia. Ya durante la Guerra de la Independencia hubo grupos de francotiradores, algunos de los cuales se convirtieron en héroes populares, por lo que no es extraño que, cuando estalló la Guerra de Secesión, volvieran a reclutarse unidades de este tipo, como los Berdan´s Sharpshooters o los batallones de tiradores confederados.

Tiradores de los Berdan´s Sharpshooters, con su peculiar uniforme verda.

Como parte de una serie de ellas que vamos a dedicar a la cuestión de los francotiradores durante la Guerra de Secesión de 1861-65, empezaremos fijándonos en las armas que emplearon, dejándonos guiar, fundamentalmente, por el recorrido armamentístico que siguieron los dos regimientos de Hiram Berdan.

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El orgullo herido del general JEB Stuart (Brandy Station VII).

                A lo largo de las semanas anteriores hemos ido relatando los acontecimientos más señalados de la batalla de Brandy Station, y ahora solo queda una cuestión por mencionar. ¿Cuál fue el resultado de esta batalla? Si tenemos en cuenta el informe de Stuart, un texto más memorable por lo que no dice: no admite que fue sorprendido y no habla de una gran victoria, que por lo que afirma: unas pocas banderas y cañones capturados, y algunos prisioneros; puede que el sur conservara el campo de batalla, pero es el único margen que puede convertir Brandy Station en una derrota de los federales, que aun así pudieron retirarse sin ser molestados.

John Buford en Gettysburg, por Mort Kunstler. Este general fue el exponente de la nueva y más eficaz caballería federal, y su actuación en Gettysburg sería crucial.

                Si nos fijamos, en cambio, en otros oficiales confederados, la verdad aflora, aunque con timidez: “nuestra caballería se vio sorprendida ayer”, afirmará el general Lafayette McLaws en una carta a su esposa; y Wade Hampton llegará a criticar a Stuart en su informe de la batalla.

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La melee de caballería de Fleetwood Hill (Brandy Station VI).

 

                Había llegado el momento de la verdad. Si la división de caballería federal del general McM Gregg conseguía hacerse con Fleetwood Hill, obtendría una posición fuerte en la retaguardia confederada desde la que cortar su retirada primero y desde la que atacarla en conjunción con las brigadas de Buford después. Si así sucedía, la caballería de JEB Stuart quedaría, si no aniquilada, pues era muy difícil en aquella época conseguir resultados tan rotundos, si muy desbaratada de cara a la campaña hacia el norte recién desencadenada por Robert E. Lee con el Ejército de Virginia del Norte; y era muy improbable que, sin caballería, los confederados siguieran adelante con sus planes.

Aunque esta escena de carga no pertenece a la batalla que nos ocupa, sino a la de Little Sailors Creek, nos da una impresión bastante clara de los aterradoras que debían de ser estas acciones.

                Es posible que todas estas ideas pasaran por la mente del coronel McLellan cuando vio como se le acababa la suerte y los federales, tras haber llegado a la conclusión de que el solitario cañón que les hacía frente desde la colina no era un engaño sino todo lo que se interponía entre ellos y la victoria, iniciaron de nuevo el avance.

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La sorpresa de Stuart (Brandy Station V)

                En tiempos de la Guerra Civil Americana, las funciones básicas de la caballería eran explorar y detectar los movimientos del contrario mientras evitaba que la caballería contraria hiciera otro tanto. Por eso, no es difícil imaginar hasta qué punto debió de sentirse molesto JEB Stuart cuando se dio cuenta de que su fuerza había sido sorprendida por la caballería enemiga justo después de la gran revista con la que había esperado mostrar toda su gloria a su comandante en jefe, Robert Lee.

Una columna de caballería federal, muy parecida a las que marcharon desde el vado de Kelly.

Sin embargo, aunque hay que decir que durante la batalla actuó con bastante eficacia, y ya hemos visto como desplegó sus brigadas para enfrentarse al ala derecha de los federales, en lo que al ala izquierda se refiere estuvo, nuevamente, a punto de dejarse atrapar, pues aunque conoció el cruce del río desde muy pronto, inicialmente solo envió un regimiento, el 1.º de caballería de Carolina del Sur; que posteriormente fue sustituido por la Brigada del general Robertson, que con 1300 hombres era una de las más pequeñas de su fuerza.

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La batalla de Stevensburg y la División Duffie (Brandy Station IV).

 

                Al principio de esta historia habíamos dejado a las avanzadillas del ala izquierda del ataque federal cruzando el río Rappahannock por Kelly´s Ford. Sin embargo, iban a pasar horas antes de que sucediera algo más que una larga serie de errores graves. Para empezar, el plan que había recibido el general de Brigada David McM Gregg, al mando de este ala y de la 3.ª División de caballería, le exigía enviar un regimiento directamente hacia el oeste, hacia Stevensburg, para explorar su flanco izquierdo mientras el resto de su fuerza avanzaba hacia Brandy Station. Sin embargo el decidió ampliar este reconocimiento enviando toda la 2.ª División de caballería. Si sumamos a esta circunstancia que dicha división era la que estaba acampada más lejos del río, y que había recibido órdenes directas del general Pleasonton, al mando del Cuerpo de caballería y por consiguiente de ambas alas, para que avanzara rápidamente, pero ocultándose y llevando consigo su tren de suministros y sus vagones-ambulancia (dos posibilidades ya opuestas de por sí), no es extraño que, a pesar de ponerse en marcha a las 2.00 horas de la mañana, las tropas de Duffie llegaran tarde, y que el ala izquierda no acabara de cruzar el río hasta las 9.00 horas.

El coronel Alfred Duffie, un pintoresco personaje a quien le faltó nervio durante el día de la batalla, aunque en su descargo se puede decir que su división estaba agotada.

                Después, la fuerza se puso en marcha. La agotada 2.ª División en cabeza, con destino a Stevensburg, la 3.ª detrás, hacia la Fredericksburg Plank Road, una carretera en desuso que se dirigía hacia el norte, hasta Brandy Station, más allá de Mountain Run, y la brigada de infantería de Russell directamente hacia el noroeste.

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