Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (VI): la tercera batalla

 

Más de dos meses iban a pasar entre el final de la segunda batalla del Isonzo y el inicio de la tercera, pero en esta ocasión el general Cadorna iba a rectificar y a cambiar algunos de sus postulados iniciales. Como sus hombres habían demostrado, sobradamente, su voluntad de llevar a buen término sus ofensivas, no podía hacer recaer sobre ellos la responsabilidad del fracaso y en esta ocasión decidió mejorar la artillería de su ejército. Durante las semanas que siguieron al final de la segunda batalla, el alto mando italiano concentró 500 cañones más para reforzar el frente contra el Imperio, la mayoría de ellos pesados y muchos de ellos procedentes de la defensa costera e incluso de los barcos de la flota.

Artillería pesada en Acción.
Artillería pesada en Acción.

Además, Cadorna equipó a sus ejércitos con ametralladoras, morteros de trinchera, granadas de mano y uniformes nuevos que incluyeron por primera vez –por llamativo que pueda resultar– cascos metálicos (igualmente sorprendente es el hecho de que los austro-húngaros aún iban a tardar un año más en emplearlos).

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Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (V): la segunda batalla

La segunda batalla del Isonzo (18/7 a 3/8 de 1915)

Tras el fracaso de su primera ofensiva a las posiciones austro-húngaras, el general Cadorna llegó a la conclusión de que el fracaso se había debido no a que sus planes fueran malos, sino a la falta de ímpetu de sus oficiales y tropas, por lo que de inmediato se dispuso a repetir la ofensiva, con un único cambio: incrementó la artillería disponible, aunque nuevamente con pocas piezas de calibre pesado, y la reserva de munición. Su gran error, sin embargo, que consistía en tratar de atacar sobre un frente demasiado ancho, persistió.

Los combates cuerpo a cuerpo en el extremo sur del campo de batalla fueron una de las características de esta batalla.
Los combates cuerpo a cuerpo en el extremo sur del campo de batalla fueron una de las características de esta batalla.

Por su parte, el general Boroevic tenía sus propios problemas. Cierto es que sus tropas habían aguantado bien, pero habían sufrido bajas y conseguir tropas de reemplazo y de refuerzo resultaba difícil pues el ejército al que pertenecía no tenía demasiada reservas de las que tirar. En consecuencia optó por la solución más evidente, cavar mejores y mayores sistemas defensivos. El Quinto Ejército, literalmente, comenzó un proceso de enterramiento en vida que iba a darle grandes dividendos.

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Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (IV): la primera batalla

La Primera Batalla del Isonzo (23/6 a 7/7 de 1915)

El 23 de junio de 1915 terminó la fase de avance italiana y, tal y como había sucedido en Francia en 1914 –salvando las distancias, por supuesto–, el frente se fijó. A continuación, apenas sin transición alguna, comenzó la que sería llamada primera batalla del Isonzo.

Soldados austro-húngaros en una trinchera del frente.
Soldados austro-húngaros en una trinchera del frente.

Ese mismo día 23 el general Cadorna, al mando de las fuerzas italianas, ordenó, desde su cuartel general en Udine, que se iniciara el bombardeo preparatorio de artillería. Para ello había reunido alrededor de 700 bocas de fuego, sin embargo, muy pocas eran de calibre pesado y a pesar de durar una semana, el resultado no iba a ser el esperado. Cuando callaron los cañones, 200 000 italianos, pertenecientes a los ejércitos Segundo y Tercero, se lanzaron al asalto. Enfrente, el general Boroevic tan solo tenía la mitad de estos efectivos, pero sus tropas estaban perfectamente posicionadas y atrincheradas, circunstancia que anuló el potencial italiano.

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Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (III): el avance inicial.

Las primeras operaciones en el sector del Isonzo tuvieron lugar entre el 23 de mayo y el 23 de junio de 1915, un mes durante el cual los italianos aprovecharon su declaración de guerra y la falta de preparación de los austro-húngaros para ganar una cantidad de terreno importante, al menos para los estándares de la época (zona sombreada, en el mapa).

La Piazza Grande de Gorizia, antes de la guerra
La Piazza Grande de Gorizia, antes de la guerra

Enfrentados a la repentina declaración de guerra, la primera acción del Ejército imperial fue evacuar a la población civil de las zonas más amenazadas para permitir la construcción de obras defensivas sin tener que preocuparse por los habitantes de la región. En casi todos los casos se trató de hombres ancianos, mujeres y niños pues, siguiendo la costumbre los hombres de la región habían sido enviados a combatir al otro extremo del imperio, contra los rusos, en el frente de Galizia. Hay que decir que en todo caso esta evacuación no fue completa, al menos en su primera fase, ya que los italianos se encargarían de evacuar a los que se quedaron cuando poco después ocuparon algunas regiones.

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Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (II): desventajas de los ejércitos enfrentados.

Igual que sucedería durante la Durante la Segunda Guerra Mundial, también durante la primera se acusó a los soldados italianos de ser de mala calidad, y una de las pruebas que se presentaron para confirmar esta afirmación fue el desastre de Caporetto, del que hablaremos al final de esta serie. Sin embargo, como veremos en próximas entradas, el soldado italiano iba a combatir con gran valor, y a menudo el problema fundamental fue la falta de calidad de los oficiales; aunque no siempre, como demostró, también durante el desastre de Caporetto, la ordenada retirada del Tercer Ejército.

Alpini (tropas de montaña) en 1914. Fueron una de las unidades de élite del Ejército italiano.
Alpini (tropas de montaña) en 1914. Fueron una de las unidades de élite del Ejército italiano.

Dicho esto, hay más factores que debilitaron la cohesión y la capacidad de las tropas italianas. Para empezar, y como ya mencionamos en su momento, que eran un país muy reciente, poco más de cuarenta años de existencia, por lo que los políticos de la época decidieron emplear el reclutamiento y el paso de los hombres por las Fuerzas Armadas como “escuela para una educación nacionalista”. Para ello, cada Regimiento se formaba con reclutas de dos regiones distintas, y era enviado a entrenarse a una tercera. Esto planteó un problema inesperado, y es que lejos de hablar un italiano culto, como sin duda hablaban los oficiales y los políticos, los reclutas trajeron las formas lingüísticas de sus lugares de origen, que en aquel momento eran lo suficientemente diferentes como para plantear auténticos problemas de comunicación a la vez que remarcaban las diferencias que había tanto entre los componentes de la unidad como entre los miembros de esta y la población civil de la región en que se establecía.

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Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (I)

23 de mayo de 1915, redoblan tambores y desfilan soldados; la nueva Italia, llena de emoción, entra en guerra, curiosamente no contra sus enemigos tradicionales a occidente de los Alpes, sino contra sus antiguos aliados austro-húngaros de la Triple Alianza. Como Alemania, la unificación italiana se había consumado en 1870 con la ocupación de Roma y la disolución de los Estados Pontificios. Empezaba una nueva era en la que Italia quería tener mucho que decir, la Guerra Italo-Turca de 1911-1912 había sido un ejemplo, pero la prueba de fuego estaba por llegar.

Soldados italianos marchando al frente. Los primeros momentos siempre son optimistas...
Soldados italianos marchando al frente. Los primeros momentos siempre son optimistas…

En 1914, sin embargo, el país latino se había negado a entrar en guerra a pesar de los acuerdos firmados. Alemania trató de amenazar y sobornar, pero a pesar de que el Primer Ministro romano, Antonio Salandra, si quería participar en la contienda, la situación no lo recomendaba. Salvo el norte, más industrializado, Italia era un país atrasado, con una gran preponderancia del ámbito rural cuya población, pobre e iletrada, si bien era un material bastante decente para convertir en soldados, tenía poco conocimientos de los aspectos tecnológicos que permitirían el manejo de armas más complejas como los morteros o las ametralladoras; y por supuesto carecían de muchos de los conocimientos básicos para formar buenos suboficiales. Por supuesto, excluimos los oficiales, originarios de las capas más altas de la sociedad. La difícil situación económica por la que estaba pasando entonces el país también era un argumento en contra de entrar en guerra.

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