La segunda batalla del Isonzo (18/7 a 3/8 de 1915)
Tras el fracaso de su primera ofensiva a las posiciones austro-húngaras, el general Cadorna llegó a la conclusión de que el fracaso se había debido no a que sus planes fueran malos, sino a la falta de ímpetu de sus oficiales y tropas, por lo que de inmediato se dispuso a repetir la ofensiva, con un único cambio: incrementó la artillería disponible, aunque nuevamente con pocas piezas de calibre pesado, y la reserva de munición. Su gran error, sin embargo, que consistía en tratar de atacar sobre un frente demasiado ancho, persistió.
![Los combates cuerpo a cuerpo en el extremo sur del campo de batalla fueron una de las características de esta batalla.](https://www.gehm.es/wp-content/uploads/2016/11/Isonzo-12.jpg)
Por su parte, el general Boroevic tenía sus propios problemas. Cierto es que sus tropas habían aguantado bien, pero habían sufrido bajas y conseguir tropas de reemplazo y de refuerzo resultaba difícil pues el ejército al que pertenecía no tenía demasiada reservas de las que tirar. En consecuencia optó por la solución más evidente, cavar mejores y mayores sistemas defensivos. El Quinto Ejército, literalmente, comenzó un proceso de enterramiento en vida que iba a darle grandes dividendos.