Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XIII). Selección de blancos y carga de bombas.

A los kamikazes se les recomendaba que obtuviesen una visual de sus blancos desde una altitud de más de 6.100 metros.

Estando ya a más de 8 km del blanco, un grupo kamikaze debía dispersarse para que los aviones pudiesen realizar sus ataques desde tantas direcciones, niveles y ángulos como fuese posible –de nuevo para presentar la máxima dificultad para las defensas antiaéreas. Los blancos se elegían por orden de preferencia: portaaviones, acorazados, cruceros y transportes; de hecho, los kamikaze mostraban una tendencia a concentrarse en torno al buque más grande de cualquier formación. También hacían otro tanto sobre el primer navío dañado.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (X). Opiniones aliadas y japonesas

Quizá el mejor resumen de la motivación que impulsaba a los kamikaze la diese el teniente general Torashiro Kawabe en los interrogatorios de posguerra llevados a cabo por la Inspección de Bombardeo Estratégico (USSBS).

Según relató Kawabe: «creíamos que nuestras convicciones espirituales y fuerza moral podrían contrarrestar vuestras ventajas materiales y tecnológicas. No considerábamos que nuestros ataques fuesen ‘suicidas’. El piloto no comenzaba su misión con la intención de cometer suicidio (en el sentido de inmolarse por un estado de desesperación). Se veía a sí mismo como una bomba humana que destruiría cierta parte de la flota enemiga… y moriría feliz en la convicción de que su muerte era un paso adelante hacia la victoria final».

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (IX). ¿Voluntarios para la muerte?

La predisposición a la voluntariedad estuvo presente desde el mismo principio, y en ningún momento hubo escasez de voluntarios para las misiones kamikaze.

Y no hay duda de que los pilotos suicidas que llevaron a cabo las anteriores misiones en las Filipinas eran voluntarios en el sentido más literal, motivados por un patriotismo sincero y un sentido del honor. Resulta difícil juzgar que revulsivo era mayor, si el honor personal o la honra nacional.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (VIII). Ataque a los portaaviones de escolta del golfo de Leyte

A primeras horas del 25 de octubre de 1944, el segundo día de la gran batalla aeronaval del golfo de Leyte, las unidades kamikaze llevaron a cabo sus primeros ataques a gran escala.

En el mismo momento en el que los portaaviones de escolta y destructores norteamericanos de la Taffy 3 del contraalmirante Sprague libraban un combate desesperado contra el escuadrón naval del almirante Kurita, cinco Zeros kamikaze con escolta de cuatro cazas despegaban de Mabalacat. Los pilotos tuvieron una ceremonia de despedida a la que asistió el propio Onishi. El teniente Seki, líder del grupo, en un gesto de despedida que habría de ser muy recordado como típico del patriotismo kamikaze, entregó en mano a un oficial de estado mayor la suma de dos mil yenes con la petición de que fuesen enviados a Japón y dedicados a la construcción de nuevos aviones.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (VII). Las primeras salidas en Filipinas

Una vez vistas las implicaciones de este fenómeno para el Estado Mayor japonés volvemos al teatro de operaciones en Filipinas.

HMAS Australia – Daños kamikaze en 1945

Al día siguiente de la visita de Onishi, 24 pilotos voluntarios de Mabalacat habían creado cuatro unidades de «ataque especial» equipadas con Mitsubishi A6M5 Zero armados con una bomba de 250 kilos (o también con dos bombas más pequeñas) que se colocaban en la sujeción del depósito de combustible extra.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (V). Takajiro Onishi, el padre de los Kamikaze.

El vicealmirante Takijiro Onishi había sido uno de los pioneros en la creación de las fuerzas paracaidistas de la Marina Imperial y se había forjado una gran reputación como combatiente en China.

Takajiro Onishi

En 1941, tras oponerse inicialmente al plan de Pearl Harbor del almirante Yamamoto, acabó por convertirse en uno de sus máximos exponentes. Era un hombre que siempre mostraba un gran entusiasmo y con cierto temperamento místico: abogó por el empleo de frenólogos y grafólogos en los procesos de selección de pilotos e incluso llegó a ser embaucado por un dizque sabio que aseguraba haber encontrado un método para convertir el agua en petróleo.

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Auge y caída del imperio japonés en la IIGM. A6M Zero el catalizador (IV)

La gran proeza del diseño vino por la necesidad de economizar peso ante la falta de potencia de los motores existentes, así las alas y casco de la célula no presentaban ningún tipo de protuberancia, los remaches estaban enrasados con el revestimiento y los cambios de dirección se realizaban con curvas y elementos sin ángulos que podrían generar resistencia parásita. Pero lo más extraordinario fue su revestimiento.

Modelo de 1939

La compañía Sumitomo Metal Company desarrolló una nueva aleación fuerte de zinc y aluminio conocida como Extra Súper Duraluminio (ESD), lo que permitía utilizar láminas más delgadas para el revestimiento, de hecho sus propiedades mecánicas la hacía más resistente y elástica . Esto se ve claramente en muchas fotografías de la época donde aparecen marcadas las cuadernas y largueros ribeteados con una fila de remaches dando la sensación de vejez y pobreza de calidad. Todo lo contrario: alta tecnología.

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