Son las 06:00 de la mañana y el aire sobre Malta se llena, una vez más, del rugido atronador de los aviones. Solo que esta vez, el sonido es un tanto diferente, y pronto los defensores de las dos brigadas antiaéreas que protegen la isla van a saber porque: en vez de los habituales aviones de bombardeo y ataque a tierra, en esta ocasión son aviones de transporte los que se siluetean en el aire: Junkers-52 (hay 500 disponibles), y Savoia-Marchetti, modelos 75, 81 y 82 (200 aparatos más volarán sobre la isla); que evolucionan lentamente y viran para llenar el cielo de cúpulas blancas. Inmediatamente se da la alarma, ha comenzado la invasión de la isla.
En total, entre las localidades de Siggiewi y Qrendi van a tomar tierra diez batallones de paracaidistas: cuatro más al noroeste, los italianos, pertenecientes a la 185 Divisione Paracadutisti “Folgore”; y seis al sureste de los anteriores, alemanes, de la “7 Flieger Division”. No es el único lugar de la isla en que saltan las alarmas. Más al norte, al sureste de la localidad de Mosta, también se avistan paracaidistas. Sin embargo poco después el 8th The Manchester Regiment, la unidad que defiende la zona, informará de que son maniquíes, aunque no todos, algunos comandos han tomado tierra junto con los falsos soldados.