Operació Hércules tal y como la planificó el general Student (2ª parte)

Son las 23:00 y con la oscuridad la batalla ha decaído un poco, pero solo es una ilusión. En ese momento, sigilosamente, varios planeadores Go-242, capaces de trasladar unos 20 soldados cada uno, se deslizan sobre la arena de la playa de Larnaca, en el extremo sur de la isla. En ellos viajan 300 ingenieros de asalto alemanes cuya misión es tomar el fuerte de Benghaissa, que en ese momento está siendo brutalmente bombardeado por las baterías de los acorazados Caio Duilio y Andrea Doria, dos buques antiguos que han sido abastecidos exclusivamente con munición para bombardear posiciones en tierra. Más lejos, mar adentro, evoluciona el resto de la flota seleccionada para apoyar la invasión. La forman dos acorazados más, el Vitorio Veneto y Littorio, junto con cuatro cruceros pesados, ocho ligeros y 21 destructores, además de un amplio surtido de unidades menores.

En esta foto puede uno hacerse una idea de la capacidad de transporte de los inmensos Me-321 Gigant.

Benghaissa no es el único fuerte que defiende la costa este de la isla. Para anular los demás los italianos van a desembarcar 80 combatientes, del cuerpo de “nuotatori” (nadadores, comandos especializados en desembarcos), en diversos puntos de la costa cercanos a cada uno de los objetivos. Frente a ellos, el sector está defendido por las unidades del 1st, The Dorsetshire Regiment, originalmente estacionado en torno a Zejtun, que han sido enviadas a guarnecer las posiciones costeras nada más iniciarse la invasión.

Entre el bombardeo de la flota y las acciones de comando no tardan en ser silenciadas las posiciones defensivas de la costa este, justo a tiempo. Son las 04:00 y no falta mucho para el alba cuando una nueva oleada de unos 2.000 hombres llega a tierra al sur del fuerte de Benghaissa. Esta fuerza, articulada en torno al Regimento di Fanteria de Marina “San Marco” (2 batallones encuadrando seis compañías, más una compañía extra de morteros y otra de piezas anticarro de 47/32), reforzado por los 10 panzer de la 2 Kp/ 66. Pz abt z.b.V., llegará a tierra en tres tipos de naves: Marinefährprame y transbordadores Siebel alemanes, y Motozattere, que son una adaptación de los anteriores, italianos.

Vista de un Marinefährprame. Este navío de desembarco fue una buena solución, ideada por los alemanes, para trasladar tropas y pertrechos por pequeñas zonas marítimas.

A la misma hora, más al oeste, otra flotilla de naves de asalto anfibio compuesta por los modelos anteriormente citados más los dos grandes transbordadores que se encargaban de trasladar los vagones de ferrocarril entre Messina y Reggio Calabria y el Seeschlange (un puente flotante que había sido originariamente preparado para la invasión de Inglaterra), desembarcan más tropas italianas y alemanas. Se trata de la vanguardia de la Divisione di Fanteria “Friuli”, reforzada por el X Reagruppamento Corazzato (tres batallones de 19 piezas autopropulsadas 47/31 y una compañía motociclista cada uno, más un grupo de 8 piezas también autopropulsadas de 75/18 acompañadas por otra compañía motociclista). Su misión es apoyar a los paracaidistas en su avance hacia el este. Sin embargo pasarán varias horas antes de que estas fuerzas puedan ponerse en marcha, pues tras el viaje por mar hace falta tiempo para que los vehículos estén en condiciones de combatir. Está previsto que entren en batalla en torno a las 11:00.

Mediada la segunda jornada de asalto la cabeza de playa está asegurada, las tropas de refuerzo pueden desembarcar tranquilamente y, además, ya se ha capturado un aeródromo, lo que permite que intervengan los Me-321 Gigant, gigantescos aviones de transporte capaces de cargar con doscientos hombres, o incluso con un vehículo blindado. Para entonces Malta está condenada. Los propios británicos lo saben, por eso su flota, con sede en Alejandría y Gibraltar, no ha hecho acto de presencia. No obstante, por si acaso, la fuerza de una treintena de submarinos que ha sido desplegada sobre las rutas navales de acceso a la isla (dos tercios en el estrecho de Sicilia y el resto entre Creta y Tobruk) es mantenida en su sitio, lista para atacar a los grandes buques, o al menos para informar de su presencia.

Semovente 47/31. Tras el fracaso de sus carros de combate, los italianos se centraron en los cañones autopropulsados, con mejores resultados.

Al día siguiente el fuerte de Benghaissa ya ha caído, y las tropas de refuerzo pueden desembarcar en los puertos del este de la isla. Durante esta jornada lo hará la Divisione di Fanteria “Friuli”, seguida un día después por la Divisione di Fanteria “Assietta”. Con estas fuerzas en tierra, se inicia el asalto a La Valletta y la conquista definitiva pasa a ser una simple cuestión de tiempo, y poco.

Mientras se han ido desarrollando las operaciones en la isla principal, también en Gozo, se produce un asalto anfibio. En la segunda jornada, en torno a la 01:00 de la madrugada, fuerzas especiales italianas: unos 220 nuotatori, 200 arditi del X Arditi y del Arditi Distruttori Regia Aeronautica y tres batallones de Camicie Nere da Sbarco (entrenados para desembarcos anfibios, pero no mucho) asaltan la isla por seis puntos diferentes. Como la calidad de estas tropas es irregular, han sido organizadas en seis grupos que contienen elementos de todas ellas, para que los más experimentados sirvan de apoyo a los menos capaces. No van a encontrar apenas resistencia.

Semovente 75/18, era el equivaliente italiano al Stug III alemán.

Cinco días después del desembarco, tras todos los acontecimientos que acabamos de narrar, termina la invasión de Malta. O al menos, habría terminado, según los planes del General der Flieger Kurt Student, porque en realidad, esta acción que acabamos de narrar, nunca se llevó a cabo.

Viene de Operación Hércules, tal y como la planificó el General Student. (1ª Parte)

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4 comentarios en «Operació Hércules tal y como la planificó el general Student (2ª parte)»

  1. Me parece un planteamiento demasiado optimista. Para ello habrían tenido que hacer desaparecer a la aviación de Malta, cosa que nunca consiguieron. Y por otra parte la Royal Navy mantenía submarinos cerca de Malta. En fin, no se, no me convence. Pero es interesante.

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    • ¿Que nunca lo consiguieron? Incorrecto. De Abril a Mayo de 1942 la Luftwaffe y la Regia Aeronautica hicieron tabula rasa con los medios de defensa, ataque e instalaciones de Malta, en 3 fases:

      1°: Ataques al aeródromo de Ta Kali, base de la aviación de caza británica.
      2°: Ataques a los aeródromos base de los bombarderos de la RAF.
      3°: Ataques al puerto de La Valetta, muelles, dársenas y demás instalaciones, además de los navíos de la Fuerza K y los submarinos.

      Kesselring, a diferencia de anteriores ocasiones, envió a la aviación de bombardeo horizontal y en picado en grandes formaciones (ataques en masa) escoltados por cazas ligeros y pesados, extendiendo sobre los aeródromos y puertos malteses las primeras de lo que luego se llamarían «alfombras de bombas».

      Y es que no es lo mismo atacar con una o dos escuadrillas, o a lo más un Gruppen de Stukas o Do-17 a intervalos durante el día – como se dice «a molestar y a estresar a los tommies» – dando tiempo para que la Flak británica se despache a su gusto y con calma contra los escasos incursores, desangrando lentamente los efectivos alemanes e italianos, que lidiar con 3 o más Gruppen de bombarderos combinados, sobre objetivos bien delimitados, en los momentos adecuados – cuando los cazas británicos estaban en tierra al final del día e indefensos, como en Ta Kali – no una vez o un día, si no hasta que el objetivo parezca un campo recién arado o un paisaje lunar.

      Y eso fue lo que pasó con todos los objetivos… La aviación de caza británica fue destruida totalmente, los bombarderos supervivientes tuvieron que abandonar Malta, lo mismo que la Fuerza K y los submarinos (mejor dicho, lo que quedaba de ellos, ya que La Valetta quedó hecha una criba). Tanto fue el destrozo que los alemanes e italianos ya no sabían dónde bombardear.

      A inicios de mayo todo lo anterior estaba realizado. En consecuencia, Malta no pudo recibir más que migajas, ya que todos los convoyes que se enviaron, o fueron casi aniquilados o tuvieron que dar la vuelta. Raciones de hambre, escasez de agua, munición antiaérea, agua, energía, combustible… Sólo faltaba invadir la isla… La supremacía aérea la tenía el Eje y por mar no había gran cosa que oponer a un desembarco naval que correspondía a Supermarina. Pero… Hitler no quería efectuar la invasión y dilató el asunto una y otra vez recurriendo a pretextos cada vez más estrambóticos e irreflexivos. Göring tampoco quería saber nada con el tema y jugó en pared con su compinche. Mussolini no supo remontar esas negativas, en parte porque confiaba – todavía – en el genio estratégico de su amigo Adolf.

      No hubiera sido otra Creta, ya que, a diferencia de «Merkur», esta vez sí se conocían todos los puntos fuertes, posiciones de artillería costera y antiaérea, acantonamientos de tropas, posiciones de defensa de infantería, distribución de hangares, aeródromos, apostaderos navales, etc… Incluso sabían cuál era el ángulo de tiro de los cañones costeros hacia tierra (no apuntaban sólo al mar). En cambio, para lo de Creta sólo tuvieron menos de 3 semanas para preparar el asalto, faltaron medios de desembarco y de transporte, las fuerzas paracaidistas y aerotransportadas eran mucho menores a las que guarnecían Creta, no hubo desembarcos navales, no se conocía la ubicación de los puntos de defensa (artillería de campaña, antiaérea, trincheras, puestos de mando, distribución de tropas) o se conocía pocos de ellos, malísima logística y pésimos aeródromos para los Ju-52… Lo increíble fue que el asalto aéreo no fracasara… pero así es la guerra.

      En conclusión: Hércules era una operación de desembarco aeronaval totalmente viable y – hasta donde se pudo prever y planificar – sin grandes bajas, al menos no en la proporción que sufrieron en Creta, de la que aprendieron bien las lecciones.
      Si los Altos Mandos del Eje no supieron aprovechar la oportunidad, eso es otra cosa.

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  2. Partir de la base de que es necesaria una ausencia de la aviación enemiga para llevar a cabo un asalto en condiciones me parece un tanto exagerado. Véase por ejemplo el desembarco aliado en Sicilia, donde la aviación alemana fue muy activa y, aún así, no pudo oponerse.

    La flota aérea prevista para la operación pretendía la participación casi 500 Ju-52 y 200 Savoia italianos. Todo ello condimentado con una fuerza de caza de protección acorde, y con una fuerza de bombardeo coherente con las anteriores.

    Ahora habría que preguntarse cuantos aviones necesitaban los británicos para derrotar a semejante armada aérea y evitar el desembarco de las tropas aéreas. Luego habría que conjugar la presión de las fuerzas de bombardeo alemanas sobre los aeródromos (tal y como ya lo habían hecho antes), con la presencia de los cazas en el aire, la pérdida de parte de las infraestructuras terrestres de la RAF merced a los bombardeos terrestres o a la simple ocupación, y con la dificultad inmensa que suponía para la Malta la llegada de aviones o de piezas de reemplazo.

    Dicho esto, personalmente no solo me parece que la operación, tal y como fue planificada, era perfectamente viable, sino que además fue criminal no llevarla a cabo. El problema, claro, fueron los medios. Por ejemplo, la 7 Flieger Division no pudo ser retirada del frente ruso, y para sustituirla se trajo a la Brigada Ramcke, menos numerosa. Pero insisto, el plan formulado fue perfectmente viable.

    Y con respecto a los submarinos, no veo como iban a oponerse a los aviones de transporte…

    Un saludo.

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  3. Interesante. YA me estaba empezando a peeguntar donde estaban las masacres que describe Antonhy Beevor en su libro. Pero llegue al final y ahi me di cuenta de todo. Es un interesante ejercicio mental.

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