Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (X). Opiniones aliadas y japonesas

Quizá el mejor resumen de la motivación que impulsaba a los kamikaze la diese el teniente general Torashiro Kawabe en los interrogatorios de posguerra llevados a cabo por la Inspección de Bombardeo Estratégico (USSBS).

Según relató Kawabe: «creíamos que nuestras convicciones espirituales y fuerza moral podrían contrarrestar vuestras ventajas materiales y tecnológicas. No considerábamos que nuestros ataques fuesen ‘suicidas’. El piloto no comenzaba su misión con la intención de cometer suicidio (en el sentido de inmolarse por un estado de desesperación). Se veía a sí mismo como una bomba humana que destruiría cierta parte de la flota enemiga… y moriría feliz en la convicción de que su muerte era un paso adelante hacia la victoria final».

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (VIII). Ataque a los portaaviones de escolta del golfo de Leyte

A primeras horas del 25 de octubre de 1944, el segundo día de la gran batalla aeronaval del golfo de Leyte, las unidades kamikaze llevaron a cabo sus primeros ataques a gran escala.

En el mismo momento en el que los portaaviones de escolta y destructores norteamericanos de la Taffy 3 del contraalmirante Sprague libraban un combate desesperado contra el escuadrón naval del almirante Kurita, cinco Zeros kamikaze con escolta de cuatro cazas despegaban de Mabalacat. Los pilotos tuvieron una ceremonia de despedida a la que asistió el propio Onishi. El teniente Seki, líder del grupo, en un gesto de despedida que habría de ser muy recordado como típico del patriotismo kamikaze, entregó en mano a un oficial de estado mayor la suma de dos mil yenes con la petición de que fuesen enviados a Japón y dedicados a la construcción de nuevos aviones.

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Batallas navales – 1905 Tsushima (III)

A mediodía, los rusos estaban al sur de Tsushima, y se izó la señal: «Cambio de rumbo, N. 23º E. destino Vladivostock».

Era el aniversario de la coronación del Zar, y los oficiales brindaron solemnemente a la salud del monarca imperial alrededor de las vacías mesas de la sala. Un poco antes de las dos en punto comenzó estar Togo a la vista de su oponente hacia el suroeste de la isla de Okonoshima y al este de Tsushima. Hizo señales a su flota: «el auge o la caída del imperio dependen de la batalla de hoy. Que cada hombre haga lo imposible».

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Batallas navales – 1905 Tsushima (II)

El 25 de mayo, los navíos de guerra se separaron de sus auxiliares, que quedaron anclados en la boca del río Yang-tse. Ese mismo día por la tarde, el almirante ruso se dirigió a los estrechos de Tsushimam que separaban la isla del mismo nombre de Honshiu, la principal isla de Japón.

El tiempo era malo, con viento fuerte y agua nieve, lo que dificultaba enormemente la visibilidad. Esto beneficiaba a los rusos, que esperaban poder pasar inadvertidos por los buques de exploración enemigos. Mientras los rusos le estuvieron dando la vuelta a medio mundo, Togo tuvo tiempo suficiente para entrenar a sus escuadrones y flotillas, a mejorar la munición, que se había mostrado deficiente en combates anteriores, y para hacer los últimos preparativos. Tenía la ventaja de estar cerca de sus bases y conocía las aguas de la zona como la palma de su mano.

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Batallas navales – 1905 Tsushima (I)

La primera batalla del siglo XX, librada por las marinas rusa y japonesa, supuso un desastre total para la primera de ellas, aunque las causas había que buscarlas, más que en los marinos rusos en la alta política y en la ineptitud estratégica.

Cuando finalizó la guerra entre Japón y China en 1895, Japón, un poder insular con tradición marinera, puso los pies en territorio continental y se quedó con la península de Corea, la península de Liao-Tung y otros dominios más pequeños. Cuando se dieron a conocer los términos del tratado de paz, el vecino del norte, Rusia, protestó por la cesión de Puerto Arturo, argumentando que su ocupación permanente por una potencia extranjera sería una amenaza para el gobierno de Pekín.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (III)

Probablemente, el primer ataque kamikaze genuino fue llevado a cabo por pilotos del Ejército Imperial japonés el 27 de mayo de 1944 contra la cabeza de playa recién establecida por los norteamericanos en la costa sur de la isla de Biak en Nueva Guinea.

Ki 45 Nick

El mayor Katashige Takata, que estaba al mando de la 5.ª Escuadrilla Aérea basada en Nueva Guinea, pidió voluntarios entre sus pilotos para un ataque tai-atari contra los transportes navales norteamericanos de invasión. Su unidad contaba con cazas pesados bimotores Kawasaki Ki-45 KAI Toryu, Nick para los aliados, modificados especialmente para llevar dos bombas de 250 kilos.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (II)

En la entrada anterior vimos el origen del término «kamikaze» y algunos casos de ataques desesperados que han pretendido verse como ataques suicidas. Hoy seguimos con la casuística y con los verdaderos orígenes de estas acciones.

En ciertas ocasiones se ha citado un ataque sobre el portaaviones USS Enterprise el 1 de febrero de 1942 como el primer ataque Kamikaze. Siete bombarderos Mitsubishi G4M “Betty” se aproximaron al navío del almirante Halsey frente a Wotje, en las islas Marshalls: seis fueron derribados rápidamente por el fuego antiaéreo y por la cobertura de cazas, pero el último superviviente trató de estrellarse contra la cubierta de vuelo del Enterprise, alcanzando uno de los bordes y cayendo al mar.

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