Sherman, el carro de combate estadounidense de la Segunda Guerra Mundial (VIII)

Habíamos dejado al teniente Leslie Wenzel, del 135.º Regimiento de Infantería estadounidense, a punto de iniciar el asalto conjunto de carros e infantería que iban a llevar a cabo su sección y una de carros de combate Sherman, durante las complejas y angustiosas batallas que tuvieron lugar en la cabeza de playa de Anzio, en 1943.  Seguimos ahora con su testimonio, que nos muestra como veían los infantes este tipo de operaciones.

“A las 5.50 horas, los carros cruzaron la línea de alambradas, que habían sido cortadas por las secciones de ingenieros en un camino que había sido preparado y que llegaba a unos 180 m de la casa ‘y’. En el momento en que la tuvieron a la vista dispararon con sus 75 mm y sus ametralladoras. Harán fuego de modo constante durante toda la operación. Al asomar la cabeza [no olvidemos que nuestro protagonista va subido a la parte posterior de un Sherman], justo lo suficiente como para echar un vistazo a mi alrededor, pude ver perfectamente el semicírculo de humo depositado por nuestra artillería y nuestros morteros.

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Atención, Panzer al ataque. (y II)

Vamos a continuar con los planteamientos tácticos de Guderian. El lector recordará que en la ENTRADA ANTERIOR habíamos dejado a los carros propios atacando con fuerza y profundidad para poder destruir con rapidez a las piezas contracarro enemigas situadas en el frente y sorprender y emboscar a las de reserva que pudieran tratar de posicionarse, utilizando también, para las más alejadas, la artillería propia. Llegados a este punto, es previsible que el enemigo también tenga cañones, y carros de combate…

“Las baterías de artillería enemiga tendrán un papel importante en la defensa, y tienen que ser atacadas al mismo tiempo que nos encargamos de las piezas contracarro situadas en la profundidad de la zona defensiva.

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Sherman, el carro de combate estadounidense de la Segunda Guerra Mundial (III)

Como en cualquier carro de combate de la época, a bordo de un Sherman el comandante era una pieza clave. Ya adelantamos en la entrada anterior que la misión primordial de este era dirigir y organizar a sus hombres, supervisar el correcto mantenimiento del carro y, durante la lucha, servir como “director de orquesta” de toda la tripulación. Cabe añadir, en este caso, que además se trata de lo que podríamos considerar una tripulación de ciegos, pues si bien otros miembros de la misma tienen acceso al exterior: el conductor, el tirador o el ametrallador, por ejemplo, siendo habitualmente el cargador el que se queda completamente a oscuras, es el jefe del carro el que, tanto para proteger a los demás como para detectar al enemigo antes de que este pueda destruirlos, debe estar siempre en alerta cuando entran en combate.

En los primeros modelos de Sherman la escotilla del jefe de carro estuvo equipada con un periscopio que este podía hacer rotar para observar el terreno en todas direcciones, sin embargo, los destinatarios de tan fastuosa comodidad pronto se dieron cuenta de que resultaba mucho más eficaz asomar la cabeza y mirar directamente en todas direcciones. Mejor todavía, mientras asomaba la cabeza el comandante del tanque podía hacer girar la torreta, de manera que además de seleccionar el objetivo podía pre apuntar el cañón hacia él, dejando al tirador la simple tarea de afinar dicha puntería para aumentar las posibilidades de dar en el blanco. La contrapartida era que se exponía a recibir las atenciones de un francotirador alemán, por eso, más adelante se instalará una cúpula blindada con seis visores.

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Sherman, el carro de combate estadounidense de la Segunda Guerra Mundial (I)

Apodado Ronson, como el mechero, por sus tripulantes, a causa de su tendencia a incendiarse cuando era alcanzado; considerado inferior a la mayor parte de los blindados germanos a los que se tuvo que enfrentar; y, según la historia anecdótica, más fiable como arma de guerra por su cantidad que por su calidad, el carro de combate Sherman parece haber pasado a la historia como un mal producto. Sin embargo, como sucede con casi todas las armas, lo verdaderamente importantes nunca fue la máquina en sí, sino aquellos que la tripulaban.

En el Ejército Estadounidense, la instrucción de base, previa al envío de los soldados a su destino definitivo, tenía una duración de trece semanas (17, a partir de 1943), y se basaba en una serie de premisas férreas, como no entregar material alguno (fundamentalmente armas) a los soldados sin que hubieran asimilado la necesaria formación teórica con respecto a su funcionamiento, su manejo correcto y los peligros que este entraña. Cuando finalmente recibían su equipo, los soldados eran advertidos de que se les responsabilizaría de cualquier daño que causaran, al mismo o a otros, y las carencias en el mantenimiento eran severamente castigadas.

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El «Objeto 279» – Un carro de combate único para la guerra nuclear

El «Objeto 279» fue un carro de combate del Ejército Rojo diseñado para el invierno nuclear, para resistir las ondas expansivas de las explosiones nucleares y para taponar posibles rupturas ofensivas de las fuerzas de la OTAN adoptando una postura defensiva.

Carro Ruso

Este carro puede considerarse como un símbolo de la guerra nuclear que nunca tuvo lugar. Su construcción es óptima para soportar ondas expansivas -cuatro orugas- y para desplazarse en las condiciones de un invierno nuclear. El carro pesado «Objeto 279» fue único y no tuvo competidores. Tenía una poco habitual forma elipsoidal que evitaba que el carro pudiera volcar fruto de la onda expansiva de una explosión nuclear. Mirémoslo con más detalle.

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Panzer en el Norte de África, tacticas de marcha, defensa y ataque (II/3)

El 88mm, aunque es un cañón contracarro muy eficiente, se incluye en la “caja “ con el objetivo primordial de proteger a los vehículos no blindados de los ataques aéreos.

                Sobre terreno llano, las distancias entre los diversos elementos que componen las columnas alemanas suelen ser las siguientes [croquis 2]: entre la unidad de reconocimiento y el primer y segundo escalón de carros de combate, entre 5 y 10 millas [8 – 16Km.]; entre los dos primeros escalones de carros de combate, 1 milla [1.600m]; entre el segundo escalón de carros y la “caja”, 2 millas [3,22Km]. Toda la formación es enviada contra un objetivo cuya eventual ocupación obligará al oponente a luchar y, consecuentemente, entrar en combate sobre un terreno elegido por los alemanes.

Croquis 2. Orden de marcha de una columna alemana.

                En terreno normal, cada uno de los elementos de la columna alemana se mueve de una altura a otra, y los diversos escalones de carros de combate son apoyados por artillería de campaña, que se desplaza detrás.

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