OPERACIÓN GALVANIC – ATOLONES DE TARAWA Y MAKIN

Estas Navidades os recordamos la colección de E-books de Ediciones Salamina comenzando con un libro de Javier Veramendi B, una de las grandes operaciones anfibias de la Segunda Guerra Mundial: Tarawa, Operación Galvanic flanco Sur. Una obra accesible (Precio: 3,5€), de calidad y en español.

Tienda online

324 páginas – 38 mapas – compendio de fotografías – Orbat

“Las sangrientas playas de Tarawa”, rezaba un titular periodístico. “La denodada defensa de Tarawa resulta ser una sorpresa, un testigo de la batalla revela: los marines llegaron riéndose, para encontrarse con una rápida muerte en vez de con una fácil conquista” publicó el New York Times.

En la misma tienda online está disponible para la descarga de manera gratuita MAKIN, el primer volumen de la Operación Galvanic.

Leer más

La huida de Vidrá

Es el año 1874. En el ámbito de una nueva guerra carlista, nos encontramos con un grupo de caballeros que cenan amistosamente en una masía catalana, en el pueblo de Vidrá.

Masía del Cavaller de Vidrá

Este pueblo es un refugio carlista, un envidiable posición estratégica a 1.100 metros de altura, bien protegida por montañas. Un simple pelotón podía defender la posición ante una columna enemiga.  Sobretodo destacaba la masía llamada «El Cavaller de Vidrá» (El caballero de Vidrá), una casa restaurada en 1787  con estilo francés. Dicha casa, como la mayoría de masías catalanas, era robusta y capaz de proporcionar una posición defensiva excelente.

Leer más

Cruz de Caballero – Heinz Finke

Hoy veremos el historial de combate de Heinz Finke veterano del frente del este, poseedor del Pasador de Combate Cuerpo a Cuerpo en Oro, y su paso posterior por el Bundeswehr, tras volver del gulag ruso en 1955.

Nació en Jauer, Silesia, el 8 de febrero de 1920. Ingresó voluntario en el Infanterie-Regiment 51 de la 18 División de Infantería en noviembre de 1938. El cabo Finke participó en la campaña polaca como enlace del puesto de mando de su compañía. Por su valentía frente al enemigo, fue uno de los primeros infantes del ejército en recibir la Cruz de Hierro de segunda clase. Fue nombrado cadete y enviado a la escuela de infantería de Berlin-Döberitz en octubre, donde llevó a cabo un curso de candidatos a oficial. Con el comienzo del Plan Amarillo, la invasión alemana de los Países Bajos y Francia, estaba de vuelta con su regimiento como fahnenjunker-feldwebel o cadete candidato a oficial. Sin embargo no participó en combates, aunque finalmente recibió su despacho de alferez el 17 de julio de 1940.

Leer más

JAPÓN, CHINA, ESTADOS UNIDOS Y LA “GRAN GUERRA ASIÁTICA”

Escrito por Ignacio Gonzalez-Posada

He trabajado en una empresa japonesa durante 4 años,  durante este tiempo tuve la oportunidad de visitar el templo Yasukuni y su museo adyacente, que alberga los espíritus de los soldados japoneses caídos en guerras exteriores.

Allí aprendí que en la II Guerra Mundial no se llama así en Japón,  sino que se denomina «La Gran Guerra Asiática»; que el ataque a Pearl Harbor fue una trampa del presidente Roosevelt; que la derrota del Japón fue un sacrificio necesario para liberar a los pueblos de Asia y demostrar el indomable espíritu japonés al mundo… Fruto de estas experiencias escribí uno de los capítulos de mi libro «Cómo Ganar una Guerra» ,la parte dedicada a la guerra en el Pacífico. He aquí un extracto que espero que os guste, ahora que las relaciones entre China y Japón están al rojo vivo por las islas Senkaku (aunque esta vez los Estados Unidos apoyan a Japón…).

“Japón es un país asombroso que descoloca a los occidentales. Por mucho que sepamos de la cultura japonesa, nos sigue pareciendo un lugar lleno de contrastes y contradicciones. De hecho, cualquiera que haya trabajado con japoneses experimenta siempre sentimientos encontrados y, normalmente, pasa de la admiración a la estupefacción más absoluta en cuestión de minutos.

Leer más

De la Panzerkeil a la Panzerglocke: la evolución de las tácticas blindadas en el Frente del Este

A partir de 1943, tras la recuperación soviética en el frente del este y la mejora de sus emplazamientos defensivos, la Wehrmacht se vio en la necesidad de evolucionar sus tácticas blindadas, asunto que aborda el general von Mellenthin en su libro Panzer Battles.

Ni los campos de minas ni los Pakfronts [grupos de hasta 10 cañones puestos bajo el mando de un solo oficial responsable de concentrar su fuego en un solo objetivo cada vez] podían ser detectados hasta que el primer carro volaba o el primer cañón contracarro soviético abría fuego. La cuestión de la posibilidad de los blindados alemanes de abrirse camino a través de estas defensas anticarro es difícil de responder.

Leer más

8 de Diciembre de 1940: Operación Compass en los Cielos de África.

Dijo Winston Churchill que hasta El Alamein todo habían sido derrotas, y que a partir de El Alamein todo fueron victorias. Sin embargo el viejo prócer británico cayó, al menos en esa ocasión, víctima de su propia propaganda, pues aunque no fueron demasiado duraderas las armas británicas si habían obtenido victorias antes de la gran batalla frente a Alejandría. Una de ellas fue la Operación Compass, donde la exigua fuerza del desierto derrotó a los italianos y los expulsó de Cirenaica, embolsándose de paso una cantidad de prisioneros varias veces superior a sus propios efectivos.

                Esta operación comenzó, precisamente, un 8 de diciembre, es decir, tal día como ayer, cuando la 4th Indian Division lanzó su ataque contra los reductos italianos. Fue una operación fascinante, pero para celebrar esta efemérides no vamos a referirnos a la batalla terrestre, sino a las acciones que tuvieron lugar en el aire.

Una bonita foto de un Savoia Marchetti SM-79, que fue el principal avión de bombardeo utilizado por los italianos a finales de 1940.

                En honor a los italianos hay que empezar diciendo que en cuanto empezó la batalla la Regia Aeronáutica se lanzó a ella como un solo hombre, y tal fue su ímpetu que el primero en derribar un aparato enemigo fue un italiano, el Teniente Guglielmo Chiarini, de la 366ª Squadriglia, que derribó un Blenheim al sureste de Alama Rabia, obteniendo su quinta victoria. Acababa de convertirse en un as. Sin embargo se vio superado poco después por otro compañero, el Subteniente Giulio Torresi, que derribó otros dos Blenheims, uno que fue a estrellarse sobre el mar y otro que tuvo que hacer un aterrizaje forzoso; con aquellas victorias, números cinco y seis se convertía en el campeón italiano de los cielos.

Leer más

El Ataque a la Bahía de Suda. La Xª Flotiglia MAS entra en guerra.

La flota submarina italiana nunca fue demasiado buena, y en cuanto a su flota de superficie, debido a errores de mando y de concepción operacional, nunca llegó a rendir todo su potencial. Sin embargo, donde si tuvo más éxito la marina italiana fue en el uso de armas de ataque no convencionales, como las lanchas explosivas.

Estas eran muy parecidas a lo que es actualmente una lancha deportiva. De fondo plano, unos cinco metros de eslora y muy poco calado, estaban hechas para la velocidad; con un motor muy potente, pero con escasa autonomía. Las tripulaba por un solo hombre, cuyo puesto de pilotaje era minúsculo ya que toda la sección de proa estaba llena de explosivos, con sus correspondientes espoletas.

El destructor italiano «Sella», fue uno de los buques modificados para transportar lanchas explosivas hacia su objetivo.

La táctica de empleo de estas unidades, que ya habían dado buenos resultados durante la Primera Guerra Mundial, era relativamente simple, y muy parecida a la de un torpedo, solo que tripulado durante la mayor parte de su recorrido. Para poder emplearlas hacía falta que la mar estuviera en calma total. Entonces, eran trasladadas hasta su punto de partida por una nave de mayor tamaño, un destructor, por ejemplo, y largadas sobre el mar a pocas millas de su objetivo. Desde allí se acercaban disimuladamente para, en el último instante, acelerar con toda la potencia de sus motores y lanzarse directamente hacia sus blancos para impactar contra ellos. Por supuesto no eran armas suicidas, y los pilotos tenían que trincar el timón y saltar antes de que se produjera el impacto, lo que delegaba gran parte de la eficacia del ataque en el cuajo de quienes tripulaban las lanchas, ya que cuanto más tarde las abandonaran más fácil era que acertaran a su objetivo. Una vez que la lancha impactaba, solía destrozarse contra el casto del barco atacado, de modo que la carga se hundía hasta que las espoletas de profundidad la detonaban, destrozando la obra viva del buque atacado.

Leer más

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies