Franz Staudegger y la Cruz de Hierro en Kursk

El 5 de julio de 1943, primer día de la ofensiva alemana en la batalla de Kursk, el comandante de carros Tigre de la 13.ª Compañía de Carros Pesados de la División Leibstandarte, Franz Staudegger, ganó la Cruz de Hierro por la acción que narraremos a continuación.

Unos días más tarde, obtendría la Cruz de Caballero por la destrucción de 22 carros T-34 él solo con su Tigre evitando un intento de ruptura del frente por parte de las fuerzas blindadas soviéticas, algo que ya contamos aquí. Al anochecer del 5 de julio, tras una jornada de intensos combates, el unterscharführer Franz Staudegger, austriaco, se dirigía con su Tigre a las posiciones de su compañía a pasar la noche.

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Una Visita al Museo de Medios Acorazados de El Goloso.

                                Hace unos días tuvimos la suerte de visitar el cuartel de El Goloso donde, además de diversas unidades del Ejército Español –se trata de una base en activo– hay un interesantísimo museo de carros de combate.

El Panzer IV Modelo H es, sin duda, una de las estrellas de la colección.

                La parte fundamental de este se halla hoy en día bajo un hangar y reúne algunos de los blindados más señalados de nuestra historia militar. Al fondo podemos comparar, uno junto a otro, una tanqueta italiana Ansaldo y un Panzer I alemán, el famoso “negrillo” de nuestra guerra civil; y un poco más allá se alzan dos T-26 soviéticos, que fueron sus más que dignos antagonistas de entonces. Es todo un lujo poder comparar estos tres modelos, esta vez aparcados uno junto a otro para interés del visitante y no combatiéndose entre sí en el campo de batalla.

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Japón, los Blindados Desconocidos de la Segunda Guerra Mundial (V)

      Una vez mencionadas algunas de las características de la forma de operar de las compañías, vamos a volver a un plano más teórico que real para mencionar las condiciones de actuación de los regimientos y de las divisiones.

Vamos a dedicar nuestras fotos de hoy a los cañones de asalto nipones. Aquí tenemos el Tipo 1, Ho-Ni, armado con un cañón de 75mm, del que se fabricaron 125 ejemplares entre 1941 y 1943.

                Un regimiento de carros de combate desplegado para el ataque ocupaba un frente de aproximadamente 500 m. La vanguardia estaba formada por unidades de tanquetas o de carros ligeros cuya misión era localizar los puntos defensivos más poderosos del dispositivo enemigo, muy probablemente recibiendo una buena dosis de fuego. Según la teoría japonesa, un frente de unos 500 m de ancho debía contener en su línea defensiva 3 piezas anticarro, 6 ametralladoras pesadas, 5 morteros y hasta 12 ametralladoras ligeras; estas eran las armas que debían ser localizadas. Tras esta vanguardia se situaba el cuartel general del regimiento, lo más cerca posible del frente, para poder tomar la decisiones adecuadas sobre la marcha; y tras este llegaba una sección de carros, ligeros o medianos, cuya misión fundamental iba a ser acabar con las defensas anticarro del enemigo.

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Japón, los blindados desconocidos de la Segunda Guerra Mundial (IV).

 

               Llegados a este punto, los manuales eran una cosa y la realidad otra, y sin duda los primeros evolucionaron en virtud de la segunda. Por ello vamos a dedicar algunas entradas a hablar de tácticas sobre el terreno, describiendo las ideas fundamentales que orientaron el empleo de los blindados en apoyo de la infantería, empezando por las compañías.

Volvemos sobre un modelo concoido, el tipo 89, en esta ocasión la versión A, Chi-Ro, que estaba equipado con un motor de gasolina, en vez de diesel, como el de la foto que sigue a continuación.

               Cuando los carros tenían que cooperar con la infantería fueron necesarios varios ajustes. Primero, establecer un enlace correcto entre ambas armas, lo que se hizo no solo mediante los medios de comunicación: radios y mensajeros, sino también creando puestos de mando mixtos en los que los jefes de ambas armas podían colaborar estrechamente para lograr el objetivo. Segundo, poner una de las dos al mando de la operación, y esta solía ser la infantería. En caso de cooperación era el jefe superior de la unidad de infantería quien establecía el plan de asalto y se lo comunicaba al jefe de la unidad de carros. Este plan de asalto debía comprender los objetivo específicos a lograr por los blindados; el momento y el modo en que tendrían que cruzar las líneas de la infantería, empeñada en su propio ataque, para no entorpecer su maniobra; y la posición de los obstáculos y armas contracarro contrarios, así como de otros tipos de armas pesadas, que pudieran complicar el cumplimiento de la misión.

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Japón, los Blindados Desconocidos de la Segunda Guerra Mundial (III)

 

              Dicho esto, el arma blindada, como cualquier otra, no consiste solo en modelos y formaciones, sino que también es singularmente importante el modo de empleo, ya que como demostró, por ejemplo, la campaña de Francia de 1940, los leviatanes más extraordinarios pueden ser vencidos fácilmente por carros de peor calidad pero con una mejor actuación táctica.

Esta formación de carros de combate muestra los blindados de la 4ª División, destinada a la defensa del Japón.

                En lo que a los blindados japoneses se refiere, el reglamento de campaña indicaba que cada sección, de cuatro carros, debía desplegarse en diamante, y cada compañía también, con un carro/sección al frente, otra en retaguardia, una a la derecha y otra a la izquierda. Sin embargo, la formación de combate era distinta, pues tanto para atacar como para defenderse la compañía debía posicionarse en forma de “T”, es decir, con tres secciones alineadas al frente y una en reserva.

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Japón, los blindados desconocidos de la Segunda Guerra Mundial (I)

 

Ni las junglas ni las islas parecen el lugar más indicado para el despliegue de unidades blindadas, y sin embargo así se hizo. Tenemos tendencia a olvidar que el “frente del pacífico” de la segunda guerra mundial fue mucho más que las islas de la micronesia o las junglas y praderas de Nueva Guinea y las Islas Filipinas, pues también se combatió tanto en China como en Birmania.

Autoametralladora modelo 93, Sumida. Del año 1933, equipó algunas de las unidades de reconocimiento.

Por eso los próximos artículos van a centrarse en hacer una descripción, necesariamente somera, de la organización y las tácticas de blindados del combatiente común a todos estos sectores: el ejército imperial japonés.

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Masa y Velocidad, el manejo operacional de los Carros de Combate en el Ejército Rojo

En la última entrada hablamos del <<impulso>> operacional soviético como combinación sinérgica de tres elementos: velocidad, masa y sorpresa. En esta entrada nos vamos a centrar –dentro del marco de la batalla profunda- en los dos primeros: ¿Cómo introducir una masa a toda velocidad hacia el interior de la retaguardia enemiga?

La cuestión clave se articula en torno a dos preguntas: cuando, y como.

Infantes soviéticos a bordo de un T-34, así se suplía la falta de motorización.

La primera cuestión: <<cuando>> tenía que ver con la elección del momento en que los carros de combate debían entrar en combate. La experiencia acumulada a lo largo de la guerra había llevado al Ejército Rojo a abrir sus batallas con la que tal vez fuera su arma más importante: la artillería. Todo ataque venía precedido por concentraciones masivas a cargo de unidades de <<artillería de ruptura>> cuya dos funciones básicas eran machacar las primeras líneas enemigas y crear una barrera de fuego que precediera el ataque a las líneas siguientes. Tras el bombardeo artillero venía la infantería, encargada de romper la defensa contraria y abrir paso a los blindados.

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