Ediciones Salamina acaba de publicar «HMS Aurora. El último corsario» del profesor Josep Baqués. Tras una profusa investigación en sus historiales de combate, Josep Baqués ha rescatado la fascinante historia de uno de los navíos más condecorados de la Segunda Guerra Mundial.
Entre septiembre de 1939 y julio de 1945 el HMS Aurora recorrió algo más de 200.000 millas. Desde las islas Feroe hasta las Spitzbergen y el Cabo Norte, en Noruega, dentro del círculo polar ártico; desde las costas de Terranova, en Canadá, hasta Sierra Leona, Guinea Ecuatorial y el Congo, incluso por debajo del ecuador; desde Gibraltar hasta Atenas y la ribera oeste de Turquía, llegando a adentrarse en el Mar Rojo. Sus mayores logros los obtuvo estando basado en Scapa Flow, en las islas Orcadas, así como en La Valetta, en la isla de Malta. Esas fueron, de hecho, dos de las más importantes bases navales británicas durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de sus estrepadas por esos mares de Dios participó, directa o indirectamente, en el hundimiento o la captura de medio centenar de buques enemigos. De hecho, en este texto hemos considerado un total de 60. Sus dimensiones no eran menos variopintas: desde el escaso tonelaje de los modernos lanchones de desembarco germanos destruidos en el Mar Tirreno hasta las casi 20.000 toneladas a plena carga (la mitad, si lo medimos como registro bruto) de algún petrolero italiano echado a pique cerca de los puertos norteafricanos de destino.
Si nos centramos en la explotación de los datos relativos a los casos considerados en esta obra, las cifras ya son espectaculares. Uno de los elementos más llamativos de las campañas del Aurora es que el 100 por ciento de los 16 grandes buques de transporte interceptados y echados a pique en alta mar (se incluye aquí al Adriático) en el transcurso de sus singladuras lo fueron llevando a bordo su precioso cargamento: carburante, municiones, vehículos –entre los cuales, incluso, carros de combate- víveres para las tropas, piezas de artillería de campaña o antiaérea, etc. Eso multiplica el valor de sus cacerías. Por consiguiente, este hecho incentiva la aparición de una doble medición del tonelaje hundido con la participación directa de este crucero.
Por una parte, esos 16 buques desplazaban unas 71.500 toneladas de registro bruto. Una magnífica «marca». No cabe duda. Pero, por otro lado, hay que contar con que transportaban unas 55.000 toneladas de todo tipo de suministros de utilidad militar inmediata. Mientras que los buques capturados representan cerca de 12.000 trb. A lo cual, de nuevo, hay que añadir las casi 9.000 toneladas de carbón «birladas» a los alemanes en las Spitzbergen y que llegaron al Reino Unido a bordo de esos mismos buques (que serían 11.000 si añadimos las que se llevó de esas islas el Dagny I, que, aunque terminaran en el fondo del mar, nunca alcanzaron su destino, en la Noruega ocupada). O las 1.000 toneladas adicionales en alimentos en conserva, maquinaria y herramientas industriales que los británicos se llevaron para casa en esa misma expedición, a bordo de buques auxiliares convoyados por el Aurora. En suma, las acciones en las que se vio involucrado este crucero les costaron a las fuerzas del Eje y sus aliados 83.500 toneladas en buques mercantes, petroleros y balleneros (26 buques en total) así como entre 65.000 y 67.000 toneladas de suministros, en función de los baremos empleados para efectuar ese cálculo.
También destaca la destrucción de ocho buques de guerra del tipo destructor, con los matices aportados en el caso del Bremse, que podría merecer otra catalogación. A lo que cabe añadir las averías causadas en otros cuatro destructores y destructores de escolta, teniendo que soportar varios meses fuera de servicio. Esta es, en realidad, una característica distintiva de las singladuras del Aurora, ya que no es tan frecuente que los buques empeñados en misiones contra el tráfico marítimo adversario también destaquen en la eliminación de unidades de combate enemigas. Los buques hundidos totalizan cerca de 13.500 toneladas estándar. Con otras 5.800 tons. en buques averiados de cierta consideración en alta mar, a los que podrían añadirse las 3.750 tons del crucero Giulio Germanico, alcanzado estando en puerto, pero en una fase muy avanzada de su alistamiento a flote.
Todo lo cual significa que el tonelaje hundido o capturado al enemigo, entre buques de guerra y de transporte, asciende a unas 96.000 toneladas. Cifra que quedaría cerrada en las 101.406 toneladas definitivas si le añadimos las unidades costeras destrozadas en abril de 1940 en Narvik, o en las operaciones desarrolladas en la Italia meridional –en Pantelleria, en el mar Jónico y en el Tirreno- durante el verano de 1943. En resumen –es otra forma de verlo- el Aurora contribuyó de modo directo al hundimiento o la captura de 4 petroleros, 1 transporte de municiones, 1 minador auxiliar, 18 mercantes (incluyendo 5 carboneros y 2 buques habilitados como transportes de tropas), 2 ferris, 3 remolcadores, 5 pesqueros, 8 destructores y no menos de 18 lanchones de asalto anfibio (7 LCT, 5 LCU, 5 LCM y 1 LCP), buques averiados al margen.
Si reagrupáramos todas las cifras de ataques terrestres para reconstruir a partir de las mismas un cálculo puramente metafórico, pero muy ilustrativo, podría decirse que con sus acciones el Aurora contribuyó decisivamente a borrar del mapa al equivalente a una Brigada de infantería al completo. Por otra parte, teniendo en cuenta los vehículos perdidos, blindados o no –han sido confirmados 536, entre los de cadenas y de ruedas- así como las piezas de artillería que fueron destruidas en tierra o en el mar, podríamos añadir que sin duda se trataría de una poderosa brigada de infantería motorizada o mecanizada.
De hecho, atendiendo a los estándares de la época, estas cifras de vehículos resultan superlativas para una sola brigada. Por su parte, a lo largo de toda la guerra, desde sus remolones comienzos en las islas Orcadas hasta las audaces infiltraciones en el Egeo, teniendo siempre cerca buques de guerra de todo tipo, aviones, submarinos y minas enemigas, el Aurora «solo» tuvo que lamentar 56 muertos entre los miembros de su dotación. La mayoría de los cuales cayeron en una sola acción, la acaecida el 30 de octubre de 1943, fruto de un bombardeo de la Luftwaffe en aguas contiguas a la costa occidental turca.
Por último, de este texto también se deduce que su actividad como bombardero fue una de las más usuales y de las más eficaces desempeñadas a lo largo del conflicto, aunque con algunos altibajos a lo largo del tiempo. Eso provocó que este buque fuese temido -y hasta odiado- en muchas plazas ubicadas en latitudes muy diversas del globo. Si seguimos un orden cronológico, podríamos reproducir sucintamente la lista de lugares que sufrieron los embates de su artillería, contando siempre con el valor añadido aportado por la bien acreditada puntería de esos cañones: Narvik y los fiordos aledaños –en unas 20 ocasiones-; Boulogne-sur-mer; Obrestad; Orán -en 2 ocasiones-; Pantelleria –por 3 veces-; Lampedusa; Catania; Taormina; Crotona –2 veces-; Locri; Castellammare di Stabia; Scalea; Vibo Valentia; golfo de Policastro/Maratea; Salerno –en 26 ocasiones-; Cos; Rodas; Cap Negre y Baie de Cavalaire -en varias ocasiones-; Saint-Tropez; Tolón y sus aledaños –en 21 ocasiones-; Melos –en 7-; Candia, Heraklion y Maleme; Levitha (2 veces); Salónica; de nuevo Rodas y, para terminar, Portofino, cerca de Génova. En total, el Aurora ejecutó algo más de un centenar de misiones de bombardeo naval sobre posiciones enemigas: 40 en Italia, 25 en Francia, 21 en Noruega, 16 en Grecia y 2 en Argelia.
Esos datos podrían nutrirse también de la destrucción de instalaciones carboníferas y depósitos de petróleo en Nyalesund, en Grumantby, en Pyramidon o en Longyearbyen, aunque en esa ocasión el Aurora no tuvo que emplear su artillería, sino que se limitó a trasladar y cubrir a los equipos de zapadores encargados de llevar a cabo esa tarea. O con la operación de bombardeo de la Isla de los Osos, si bien esta misión fue ejecutada por el Nigeria, quedando el Aurora, que le acompañó hasta esas aguas, a la expectativa.
En suma, el HMS Aurora terminó la guerra con una excelente hoja de servicios. De hecho, se trata de uno de los buques con más honores de toda la Royal Navy a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. El rendimiento sacado a este pequeño crucero extrapoló con mucho las expectativas creadas en el momento de su construcción. Con ello quedó demostrado, una vez más, que una hábil gestión de los recursos a disposición del mando puede paliar las limitaciones de esos mismos recursos. El Aurora era un buen buque para los estándares de la época. La cuestión es que en combate fue una auténtica pesadilla para los enemigos del Reino Unido. Sus comandantes, sus oficiales y sus marineros se encargaron de exprimir al máximo sus pequeñas virtudes, así como de minimizar sus leves defectos. El resultado salta a la vista. El buque y sus hombres formaron un equipo demoledor. Eso contribuyó a generar un magnífico currículo. Eso… y una pizca de suerte.
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ÍNDICE:
Bloque I – Introducción
Capítulo 1 El buque y sus hombres
Bloque II – 1939. ESTALLA LA GUERRA
Capítulo 2 El bloqueo naval de Alemania
Capítulo 3 Operaciones de protección al tráfico marítimo
Bloque III – 1940. LAS PRIMERAS MISIONES DE CARÁCTER OFENSIVO
Capítulo 4 Cambio de mando en el Mar del Norte
Capítulo 5 La Campaña de Noruega: Narvik
Capítulo 6 La defensa del Reino Unido y la llegada de Agnew
Bloque IV – 1941. CAMPAÑA ATLÁNTICA: EL HMS AURORA SE ESTRENA COMO CORSARIO
Capítulo 7 Operación Rubble
Capítulo 8 «PAPÁ» Aurora
Capítulo 9 La caza del Bismarck… Y otras cazas
Capítulo 10 Rumbo al Polo Norte. Operación Gauntlet
Capítulo 11 El Convoy «Bremse»
Bloque V – 1941. CAMPAÑA MEDITERRÁNEA: LA FUERZA K. EL FANTASMA DE PLATA SALTA A LA PALESTRA
Capítulo 12 La destrucción del Convoy «Beta»
Capítulo 13 Los raids en el Mediterráneo central
Capítulo 14 La Primera Batalla de Sirte y sus consecuencias: El HMS Aurora minado
Bloque VI – 1942. LA REPARACIÓN DEL FANTASMA DE PLATA
Capítulo 15 Del «paseo» por África al regreso a Gibraltar
Capítulo 16 Operación Torch
Capítulo 17 La destrucción del Convoy «H»
Bloque VII – 1943. DE CAZADOR A BOMBARDERO. LOS DESEMBARCOS EN ITALIA
Capítulo 18 El final de la presencia ítalo-alemana en África
Capítulo 19 Los desembarcos en Italia: Pantelleria y Sicilia
Capítulo 20 Camino de Salerno: Operación «Avalanche»
Capítulo 21 Desastre en el Egeo. Los Stuka dejan al Aurora fuera de combate
Bloque VIII. 1944-1945. EPÍLOGO EN EL MEDITERRÁNEO
Capítulo 22 «Dragoon»: La liberación del sur de Francia
Capítulo 23 La liberación de Grecia
Capítulo 24 Últimas misiones del HMS Aurora: del Mediterráneo al Mar Rojo
Capítulo 25 Balance y conclusiones: Una carrera espectacular
Bibliografía
FICHA DEL LIBRO:
Tamaño: 15×23 cm.
Nº de páginas: 432
Edición ilustrada con fotografías.
Incluye un tríptico desplegable a todo color.
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 9788412385038
Año edición: 2022
Precio: 24€
Vaya…..que interesante!!
He leído mucho (a través de Luis de la Sierra, principalmente) las historias de los corsarios alemanes en las 1.ª y 2.ª GM, pero no sabía la historia del HMS Aurora. Me parece fascinante