Anuncio: El Desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial.

Estimados lectores.

Como habréis observado, hoy no hay  “entrada”.

Sucede que mañana, 28 de junio de 2014, se cumple el centenario de uno de los episodios más ricos en consecuencias de la historia contemporánea, el asesinato en Sarajevo del Archiduque Francisco Fernando y su Mujer Sofía Chotek a manos de Gavrilo Princip.

Por eso, entre el Grupo de Estudios de Historia Militar y el magnífico foro www.lasegundaguerra.com, hemos preparado un proyecto que, durante algo más de un mes, nos llevará -partiendo del día y la hora del asesinato, mañana 28 de junio en torno a las 10:45 de la mañana- hasta el desencadenamiento definitivo de la primera guerra mundial a primeros de agosto.

Para recorrer este camino hemos pensado en repartir las crónicas como si fueran una especie de teletipo, noticias, que irán apareciendo en el blog siempre el día, y siempre más o menos a la hora, en que sucedieron. Por este medio asistiremos a

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El Bombardeo de la Abadía de Cassino (4). ¡Sentencia!

Gruenther se puso entonces en campaña para tratar de ayudar a su jefe. A las 21:15 del 12 de febrero habló con el General Keyes, que le dijo que estaba en contra del bombardeo del monasterio, así como otros jefes con mando en la zona: los Generales Ryder y Butler, y el Coronel Boatner. También habló con el General Mercer Walter, oficial de inteligencia del 2º Cuerpo de Ejército estadounidense. Este informó de que había refugiados civiles en el monasterio, y aunque había posiciones cerca, no había alemanes dentro, o a lo sumo un puesto de observación pero no estaba seguro.

El General Geoffrey Keyes, del II Cuerpo, quien se manifestó en contra del bombardeo.

A las 21:30 del 12 de febrero Gruenther volvió a comunicar con Harding. Este le comunicó que: “El General Alexander ha decidido que el monasterio debe ser bombardeado si el General Freyberg lo considera una necesidad militar. Lamenta que se deba destruir el edificio, pero tiene confianza en el criterio del General Freyberg. Si hay alguna posibilidad razonable de que se esté usando el edificio con fines militares, el General Alexander piensa que su destrucción se justifica” ***

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El Bombardeo de la Abadía de Cassino (3). Los Altos Mandos Tratan de Escurrir el Bulto.

El destino del edificio empezaba ya a dibujarse, a lo lejos.

Fue el 9 de febrero, encontrándose Mark Clark el del 5º Ejército en una reunión con su Estado Mayor, cuando se enteró (es posible que lo sospechara desde antes) de la intención de Freyberg de solicitar el bombardeo del monasterio. Su respuesta, según sus propias memorias, fue de lo más mordaz: “No más que los oficiales de mi Estado Mayor, no mas que los generales que habían comandado delante de Cassino antes que Freyberg, tenía yo la impresión de que fuera necesario”. ** escribió.

El Curtiss P-40 fue la primera opción para llevar a cabo el bombardeo, en una operación que debía ser más precisa que masiva.

Si analizamos este comentario veremos que la situación había evolucionado. Sentada la base de la teoría de la “necesidad militar” por Eisenhower y Alexander, superiores de Clark, este no hablaba ya de protección de bienes culturales, pero si de que no había necesidad de destruir el monasterio. Hay que decir que en aquel momento se encontró en una posición muy difícil; pues un general tan preocupado por lo mediático como él no podía permitirse dar una orden que le hiciera pasar a la posteridad como el hombre que había mandado destruir el monasterio de Monte Cassino.

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El Bombardeo de la Abadía de Cassino (2). No dañar la abadía pero si los monumentos.

Sir Francis Ivan Simms Tuker fue una persona intelectual y tímida, pero dotada, por otro lado, de un agudo sentido cínico. Como general no tenía especiales calidades, lo cual significa que sin ser uno de los grandes ases militares de la historia sabía hacer su trabajo con eficacia; sin embargo en aquel momento esta eficacia se estaba viendo mermada por una misteriosa enfermedad, tal vez una sinusitis crónica, que lo hacía sufrir mucho y debido a la cual debía someterse a molestos tratamientos a base de penicilina. No obstante a él debemos la decisión de que se bombardeara el monasterio. Su médico, John David, con el que le gustaba hablar,  menciona en su diario, en la entrada correspondiente al 7 de febrero, una conversación con Tuker en el que este le preguntaba qué le parecía que se bombardeara el monasterio. El médico reconoce haber contestado que dicho bombardeo era un sacrilegio, pero preguntado por Tuker si se le ocurría otra solución, reconoció que no se le ocurría ninguna.

Mortero alemán oculto en un agujero. Fueron armas fundamentales, y una de las razones de los durísimos bombardeos que se ejecutaron en la zona.

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El Bombardeo de la Abadía de Cassino (1). Freyberg contra Tuker.

El 15 de febrero de 1944 el infierno decidió derrumbarse repentinamente sobre uno de los lugares más venerables, hermosos y santos de Europa. Una impresionante armada aérea fue enviada sobre la vertical del Monasterio de Monte Cassino, fundado en el año 529 por San Benito.

Tras el brutal ataque sólo quedó del monasterio un montón de ruinas. Uno de los lugares más hermosos de la cristiandad y de la cultura europea y mundial había dejado de existir. ¿Cuáles fueron las circunstancias que llevaron a que esto sucediera? ¿Quiénes fueron los responsables? ¿Estuvo justificado?

La Abadía de Monte Cassino, en la actualidad.

En febrero de 1944 se estaba librando en Europa la guerra más terrible que el mundo había conocido. Un solo país, la Alemania dirigida por los nazis, se batía contra medio mundo, y a pesar de que estaba siendo derrotada, disputaba cada metro de terreno con terrible determinación. En el frente oriental los rusos habían derrotado a las fuerzas armadas alemanas en Kursk el verano anterior, y avanzaban decididamente hacia el oeste preparando lo que sería, probablemente, la más importante operación terrestre hasta la fecha: el plan Bagration. En occidente los aliados estadounidenses, británicos y en menor medida la Francia libre, así como muchos otros, habían conseguido liberar el norte de África, tomar Sicilia y desembarcar en Italia continental, avanzando hasta la línea “Gustav”, la última barrera alemana antes de Roma. Mientras, estaban preparando el asalto definitivo contra la “Festung Europa”, el desembarco de Normandía.

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2 de Diciembre de 1943, el Raid Olvidado.

                  No deja de ser curioso que casi cualquier aficionado a la segunda guerra mundial conozca la fecha del 7 de diciembre de 1941, o la de la noche del 11 al 12 de noviembre de 1940; y sin embargo, así, a bote pronto, pocos sabrían identificar que sucedió al atardecer del 2 de diciembre de 1943. Aquel día, en Bari, los aliados sufrieron el ataque a un puerto más devastador desde Pearl Harbor.

Bombardero alemán Junkers 88, fueron los protagonistas del raid.

                Todo había empezado hacía tiempo, cuando Kesselring empezó a interesarse por el puerto, que en aquel momento era la principal puerta de entrada de suministros y pertrechos para el 8º Ejército Británico. Aquella mañana, como muchas otras, un suave zumbido delató la presencia de un (otro) avión de reconocimiento alemán sobrevolando el lugar. Sin duda no era el primero, pero el hecho de que hubiera dos convoyes en puerto, uno descargando en los muelles y el otro a la espera, hubiera debido ser razón suficiente como para reforzar la vigilancia. No fue así.

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Rommel entra en escena, la 6ª Compañía Panzer en la Batalla de Marsa el Brega (2/2)

                ¿Cómo romper un punto muerto? A menudo se ha dicho que la táctica blindada alemana de “armas combinadas “ estaba basada, especialmente en el desierto, en el binomio entre la pieza anticarro y el blindado; sin embargo había un tercer elemento, tridimensional, que aunque en esta ocasión no fue demasiado eficaz, fue el que intervino entonces. Sigamos con nuestra historia.

Un 87-Stuka en Sicilia. Fueron estos mismos aviones los que a menudo intervinieron en África.

                “El jefe de la compañía volvió hacia retaguardia hasta donde se hallaba el Major Rau y le informó de la situación. Este, a su vez, informó. Media hora después un escuadrón de Stuka escoltado por cazas no solo atacó la posición enemiga, sino que a pesar de los símbolos de reconocimiento y las bengalas blancas, también bombardearon en picado nuestros propios carros de combate. Dos suboficiales fueron heridos de gravedad.

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