Coincidiendo con el surgimiento de la hegemonía de Francia a mediados del siglo XVII las potencias europeas fueron abandonando progresivamente los usos militares del pasado y adoptando el modelo de ejército permanente que tan buenos frutos había dado a España desde el siglo XVI.
A partir del segundo cuarto del siglo XVII las otras naciones marítimas europeas se encontraban en plena expansión en América y Asia. Tras el final de la Guerra de los Treinta Años el poderío militar español había queadado muy resentido y la nación estaba agotada pero su modelo de ejército permanente fue interiorizado y mejorado por las nuevas potencias, en especial por la Francia de Luis XIV. Se dibujaba en el horizonte un proceso de concentración de los actores europeos, que fue provocando la paulatina desaparición de pequeños estados incapaces de garantizar su supervivencia fuera de ligas y coaliciones.