17 de febrero de 1782, la batalla de Sadras.

 

Aquella mañana, dos flotas poderosas se hacían frente no lejos del puerto de Sadras, la francesa, comandada por el bailío de Suffren, con 12 navíos, desplegaba un total aproximado de 776 cañones, mientras que la inglesa, comandada por el contralmirante Hughes, solo tiene 9 navíos, que suman un total de 592 cañones (sin incluir las carronadas). La iniciativa la tienen los franceses, que tienen el viento a favor, pero el comandante en jefe de la flota inglesa espera que, como suele suceder en esa época del año, el viento role en algún momento del día, con lo cual se limita a cerrar su formación y maniobrar tratando de retrasar el inicio del combate.

Una vista idealizada de la batalla de Sadras. Aun así, podemos apreciar cierto desorden en la disposición de las velas francesas, a la derecha.

Es una iniciativa acertada, porque en torno a las 15:00, un violento chaparrón desorganiza la flota francesa mientras se dirigía hacia su enemigo y los barcos pierden sus posiciones. El plan de Suffren había sido atacar la mitad posterior de la línea inglesa, organizando su flota en dos filas, una de las cuales debía cruzar la popa de la formación británica para atacarla desde el sur mientras la otra se ponía en paralelo por el norte, atrapándola juntas entre dos fuegos. Sin embargo, ya sea porque el comandante en jefe francés no ha sido capaz de explicar bien sus planes, ya sea debido a la desorganización provocada por el clima, va a ser el azar quien decida la formación francesa, y no el plan de batalla previsto.

Con su navío, el Héros, en vanguardia, Suffren se lanza contra el Superb, navío almirante de la escuadra británica, que se halla en el centro de la fila. Su intención es cañonear este buque desde media distancia y vigilar una eventual media vuelta de la vanguardia inglesa mientras el resto de su flota destruye la retaguardia, tal y como ya hemos explicado, pero tras él, es el caos. Mientral el capitán Tromelin trata de reordenar su división, dos de sus buques, el Bizarre y el Sévére, chocan entre ellos desordenando aún más la formación, y cuando el comandante en jefe francés ordena, mediante banderas, que los navíos cierren sobre el enemigo para cañonearlos, sus capitanes, acostumbrados a seguir con exactitud al barco que tienen delante, en vez de obedecer, se posicionan tras el Héros.

En este mapa del sur de la India datado en 1794, podemos ver la localidad de Sadras, en la costa este, un poco al sur de Madras.

Entre las 16:00 y las 16:30, los franceses van formando una fila, paralela aunque retrasada con respecto a la inglesa. En cabeza va el Héros, seguido por el l’Orient, el Sphinx, el Vengeur, Annibal, le Bizarre (ya recompuesto), el Annibal (capturado a los ingleses) el Sévére (también recompuesto), Ajax, Flamand, Artésien y Brillant. Para hacernos una idea de las posiciones relativas de ambas escuadras, el primer buque francés se ha posicionado en paralelo, pero a media distancia, del Superb británico, es el duelo entre almirantes, la fila británica al completo está formada por el Montmouth (en cabeza), seguido por el Burford, Eagle, Worcester, Superb, Hero, Isis, Monarca y Exeter. Por supuesto, como el lector podrá imaginar, la línea francesa desborda la británica, y sus tres últimos barcos son incapaces de combatir en paralelo con el enemigo.

Precisamente por eso, los capitanes franceses que comandan estos tres últimos barcos van a decidir, tal vez mostrando algo de iniciativa o tal vez siguiendo el plan original, cruzar la popa de los buques británicos para posicionarse al sur y tomar al Exeter entre dos fuegos. Primero el Brillant y después el Flamand cañonearán duramente a este navío, causándole graves daños en un combate que va a durar hasta las 18:00 horas aproximadamente. Para entonces dos de los buques británicos tienen graves problemas: el Exeter que está fuera de combate y ha sufrido 10 muertos, entre ellos su capitán, y 45 heridos; y Superb, el buque insignia de Hughes, que también ha perdido su capitán. En ese momento parece no haber duda alguna de que, de haberse ejecutado la maniobra planificada, o de haberse cumplido la orden de Suffren de acercarse al enemigo, los británicos podrían hallarse en un grave aprieto, pero lo cierto es que Tromelin y su división han permanecido en línea, tras el bailío, y los tres barcos que han pasado al otro lado de la línea británica han acabado estorbándose entre ellos debido a la falta de viento. Aun así, solo es cuestión de tiempo…

Aquí podemos ver un croquis con las posiciones relativas de ambas flotas en el momento álgido del combate. Los buques franceses van en blanco, y falta un tercero en el flanco sur británico. También se puede ver la división de Tromelin, que no entra en combate.

Hasta que la suerte tira los dados y decide cambiar de bando. El viento rola al sureste, los ingleses obtienen el barlovento y su vanguardia puede maniobrar para ir a acometer a la vanguardia francesa. Viendo lo que sucede y ante lo que calificará como pusilánime falta de agresividad de sus capitanes, Suffren decide, tal vez demasiado pronto, romper el combate y retirarse hacia el norte, dando por terminada la batalla, de modo que el resultado final es un empate en que los franceses han sufrido un total de 30 muertos y un centenar de heridos, y los ingleses 32 muertos y 83 heridos (en ambos casos, la mitad de los heridos no sobrevivirá).

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