17 de febrero de 1782, la batalla de Sadras.

 

Aquella mañana, dos flotas poderosas se hacían frente no lejos del puerto de Sadras, la francesa, comandada por el bailío de Suffren, con 12 navíos, desplegaba un total aproximado de 776 cañones, mientras que la inglesa, comandada por el contralmirante Hughes, solo tiene 9 navíos, que suman un total de 592 cañones (sin incluir las carronadas). La iniciativa la tienen los franceses, que tienen el viento a favor, pero el comandante en jefe de la flota inglesa espera que, como suele suceder en esa época del año, el viento role en algún momento del día, con lo cual se limita a cerrar su formación y maniobrar tratando de retrasar el inicio del combate.

Una vista idealizada de la batalla de Sadras. Aun así, podemos apreciar cierto desorden en la disposición de las velas francesas, a la derecha.

Es una iniciativa acertada, porque en torno a las 15:00, un violento chaparrón desorganiza la flota francesa mientras se dirigía hacia su enemigo y los barcos pierden sus posiciones. El plan de Suffren había sido atacar la mitad posterior de la línea inglesa, organizando su flota en dos filas, una de las cuales debía cruzar la popa de la formación británica para atacarla desde el sur mientras la otra se ponía en paralelo por el norte, atrapándola juntas entre dos fuegos. Sin embargo, ya sea porque el comandante en jefe francés no ha sido capaz de explicar bien sus planes, ya sea debido a la desorganización provocada por el clima, va a ser el azar quien decida la formación francesa, y no el plan de batalla previsto.

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La Campaña India del Bailío de Suffren (el combate de La Praya -16 de abril de 1781)

 

                Brest, 22 de marzo de 1781, una gran armada abandona el puerto para adentrarse en el Atlántico. El grueso de esta fuerza lo comanda el almirante De Grasse, y su destino es la costa americana; pero hay otro destacamento, una fuerza menor que ha zarpado junto con la gran flota para engañar a los observadores enemigos, y que se separa una vez llegados a mar abierto. Se trata de la escuadra comandada por el aún capitán de navío Suffren, formada por cinco buques de guerra: Héros, Annibal, Artésien, Vengeur y Sphinx  y una corbeta (356 cañones en total), y ocho buques de transporte. Su misión es marchar hacia Sudáfrica y el índico, pues pocos meses antes (el 24 de diciembre de 1780) el Reino Unido ha declarado la guerra a Holanda y ahora sus colonias están en peligro, sobre todo la de Ciudad del Cabo, escala vital en la ruta de los mares de oriente.

Escena de la batalla, en la que se pueden ver los navíos combatiendo.

                Se sabe que los británicos han enviado una fuerza para tomar esta colonia, y la misión fundamental de Suffren es llegar primero para desembarcar a los 1200 hombres que transporta antes de seguir hacia Île de France, en el índico, donde se pondrá a las órdenes del almirante D’Orves. Su competidor, que le lleva una semana de ventaja, es el comodoro Johnstone, que comanda una fuerza compuesta por cinco navíos: Romney, Hero, Monmouth, Jupiter e Isis; tres fragatas: Diana, Active y Jason: y tres buques más ligeros: Terror, Infernal y Rattlesnake. Todos ellos forman la fuerza que escolta a 14 “indiamen” (los barcos de la compañía de las indias orientales, que solían ir artillados con unos 20-30 cañones cada uno) y 11 buques de transporte. En total, la escuadra británica cuenta con un millar de piezas de artillería.

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