Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXVII). Ataque de las Ohka al 58 Grupo de Combate (I)

El entrenamiento en Konoike fue llevado a cabo con ritmo frenético, alentados los aspirantes por las visitas del alto mando. El almirante Toyoda , jefe del estado mayor general naval y el almirante Nagano, llegaron el 1 de diciembre, seguidos del ministro de la Marina, almirante Mitsumasa Yoani el 3 de diciembre.

El almirante Toyoda animó a los pilotos de las Ohka a combatir la superioridad material del enemigo con su fuerza espiritual, y regaló a cada hombre un hachimaki blanco con la ideografía de la Jinrai Butai y una espada corta en la que iba grabado el nombre de cada piloto. A primeros de enero, cuando se hicieron los preparativos para trasladarse a una base de operaciones en Kanoya, al sur de Kyushu, los pilotos del cuero viajaron a Tokio para rezar por el éxito en el santuario de Yasukuni, en el de Meiji y en la parte exterior del Palacio Imperial.

Informado del traslado inminente, el emperador Hirohito envió un ayuda de campo a Konoike con sus mejores deseos personales. La 1ª Unidad Flor de Cerezo del 721.er Kokutai, mandada por el teniente Kentaro Mitsuhashi después de la muerte del teniente Kariya en un vuelo de prueba, llegó a la base aeronaval de Kanoya en marzo, lista para la primera misión de combate de las Ohka.

Todo lo que se necesitaba era un blanco que mereciese la pena. Apareció el 21 de marzo: Los 10 portaaviones de batalla y los 5 portaaviones ligeros del 78.º Grupo de Combate, que entre los días 18 y 20 de marzo habían lanzado fuertes ataques contra loa aeródromos de Kyushu y los restos de la Flota Combinada en el Mar Interior, como operación preliminar a la invasión de Okinawa. Los resueltos ataques japoneses de kamikazes y bombarderos convencionales habían causado daños en varios portaaviones y a primeras horas del 21 de marzo, un vuelo de reconocimiento japonés informó de la presencia de tres portaaviones norteamericanos aparentemente dañados y sin protección aérea a unas 320 millas náuticas al sureste de Kyushu.

El vicealmirante Matome Ugaki, comandante de la Quinta Flota Aeronaval, ordenó a Okamura que llevase al combate a la Jinrai Butai de inmediato. La primera preocupación de Okamura fue asegurarse una escolta de cazas adecuada para sus vulnerables bombarderos Betty que estaban limitados a una velocidad de crucero máxima de 240 kilómetros por hora cuando iban cargados con las Ohka de 2.140 kilos. Cuando descubrió que el 201.er Grupo Aéreo solo podía ofrecerle 55 Zeros de escolta, trató de cancelar la misión, pero aceptó continuar adelante ante la insistencia del almirante Ugaki.

No estando dispuesto a quedarse atrás, Okamura anunció que él mismo lideraría el ataque. De nuevo vio sus intenciones frustradas. El capitán de corbeta Goro Nonaka reclamó que liderar el ataque era su derecho y se negó tajantemente a cederle el puesto a Okamura. Había 18 bombarderos Betty preparados para despegar, de los que 16 llevaban una Ohka bajo sus panzas. Según algunos testigos presenciales, las Ohka de esta misión estaban pintadas de azul intenso, con el emblema de la flor de cerezo de la unidad en el lateral del fuselaje.

El esquema de color que tendrían las bombas en las siguientes misiones sería verde claro en la parte superior y gris en la inferior. El emblema de la unidad, la flor de cerezo en los laterales, y en algunas ocasiones el Crisantemo imperial en el morro, de color rojo. Las Ohka de entrenamiento habían sido generalmente de color naranja claro. Dos Bettys, uno el del capitán de corbeta Nonaka, volaban sin Ohka.

El piloto de Ohka designado para lanzarse primero y dirigir a sus camaradas hasta los blancos era el teniente kentaro Mihashi. Cada uno de los pilotos vestía un hachimaki regalado por el almirante Toyoda. El almirante Ugaki estaba presente en la pista para verter el sake con el que los pilotos brindarían por el éxito. Tras comprobar los instrumentos de sus armas, los pilotos de los Ohka ocuparon sus puestos debajo de los aviones nodriza, inclinándose por la carlinga para saludar a Ugaki a medida que pasaban para despegar. Eran las 11.30 horas.

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1 comentario en «Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXVII). Ataque de las Ohka al 58 Grupo de Combate (I)»

  1. Gracias por tantas entradas interesantes. Las de la división azul también. Conocí a un combatiente de la división azul, espero recordar alguna anécdota suya.

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