¡Asedio! – Cercos, rupturas e improvisaciones en el Frente del Este

Ediciones Salamina acaba de publicar una interesante compilación de textos operacionales del Frente del Este en la que se estudian casos concretos tanto alemanes como soviéticos de respuesta táctica y operacional a embolsamientos, rupturas, retiradas, repliegues, improvisaciones, combates nocturnos, fortificaciones y un largo etcétera en ¡Asedio! – Cercos, rupturas e improvisaciones en el Frente del Este, obra que sigue a ¡Asalto! – Acciones de combate de pequeñas unidades en el Frente del Este.

Las bolsas se forman como resultado de operaciones en las que el atacante rodea completamente a un gran número de fuerzas enemigas. Estos cercos son seguidos generalmente de una batalla de aniquilación, objetivo clásico de todas las operaciones de combate terrestre. Los principios involucrados en la conducción de penetraciones y envolvimientos, y en el cierre del anillo alrededor de la fuerza enemiga, están bien asentados en la doctrina táctica. Sin embargo, en esta sección el problema se enfocará enteramente desde el punto de vista del defensor. Las bolsas alemanas acontecidas en los frentes de la Unión Soviética –a menudo resultado de órdenes fanáticas de resistir ante amenazas ciertas de cerco- serán utilizadas como ejemplos ilustrativos de los principios tácticos aplicados por las unidades cercadas y las medidas que se tomaron en cada ocasión para facilitar una salida en dirección a las líneas alemanas.

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Acción de retirada en Corea (XXIX) – Emboscada a la patrulla en los túneles gemelos (V)

La misión del Capitán Tyrrell era rescatar la patrulla emboscada y recuperar los cuerpos y los vehículos. Como la oscuridad no estaba muy lejos, el coronel Edwards dio instrucciones a Tyrrell para que formara un perímetro defensivo y prosiguiera con la misión a la mañana siguiente, si no podía establecer contacto con la patrulla emboscada esa noche. La Compañía F comenzó al norte a las 15:15.

Guerra de Corea

De vuelta al perímetro, la tarde transcurría con ocasionales pausas entre los asaltos enemigos. Hacia el final de la tarde la munición escaseaba y los oficiales advertían a sus hombres que la usaran con moderación. Los suministros médicos se agotaron tres horas y media después de que los combates comenzaran. Más de un tercio de los hombres se habían convertido en bajas, aunque muchos de los heridos permanecían en el perímetro de combate.

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El brutal cese del coronel general Hoepner en la retirada de Moscú contado por David Stahel

Cuenta David Stahel en su quinto libro de la Pentalogía de Barbarroja (La retirada de Moscú, Ediciones Salamina): Encontrar tropas para apoyar al XX Cuerpo de Ejército era solo la mitad del problema de Hoepner; la otra mitad era transportarlas y abastecerlas. La 20.ª División Panzer de Thoma, por ejemplo, tenía 20 preciosos carros de combate, pero solo podían ser empleados en la defensa local porque carecían de combustible. Además, las frecuentes tormentas de nieve y las temperaturas gélidas, que a veces llegaban a los -40 ºC, entorpecían cualquier movimiento rápido. No fue hasta el 6 de enero cuando las fuerzas de Hoepner estuvieron en posición de atacar hacia el sur; pero incluso antes de que pudiesen iniciar las operaciones, llegó la noticia de que el flanco de Kübler había sido replegado durante la noche.

A la derecha el Coronel general Hoepner, comandante del Cuarto Grupo Panzer

El hueco entre los dos ejércitos había crecido otros 29 kilómetros. Para agravar más aún las malas noticias, las tres divisiones soviéticas que se habían colado por la brecha hacia el oeste habían girado hacia el norte y amenazaban con cercar al cuerpo de Materna. Hoepner propuso a Kluge replegar su flanco con el fin de protegerse contra la nueva amenaza soviética procedente del oeste, pero el mariscal insistió en continuar con el cumplimiento de la orden de Hitler de atacar hacia el sur. Era una gran apuesta. O Hoepner cerraba la brecha al sur, aislando complemente a las divisiones soviéticas, o el cuerpo de Materna sería cercado. La lucha continuó durante dos días, pero para la mañana del 8 de enero la brecha distaba de haber sido cerrada y la última carretera despejada de nieve disponible para Materna hacia el oeste fue cortada, dejándolo sin acceso a los suministros. Hoepner llamó a Kluge y le dijo que el XX Cuerpo de Ejército no tardaría «en irse al diablo» si no se le permitía retirarse.49 Kluge puso de inmediato el asunto en manos de Halder y «exigió categóricamente la autorización para retirarse».

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Diario de operaciones de la División Española de Voluntarios (DEV) (LIII) – 15 al 18 de septiembre de 1942

Día 15.- El enemigo durante la noche pasada, apoyado por nutrido fuego de Artillería efectuó un golpe de mano sobre las posiciones del III Batallón del Regimiento 263 consiguiendo pasar nuestras alambradas; fue enérgicamente rechazado. Se hizo en los primeros momentos un prisionero herido que declaró que el Comisario político que mandaba las fuerzas murió en el combate. Se han recogido 3 muertos.

Diario de operaciones de la División Española de Voluntarios

Durante la madrugada de hoy en el reconocimiento efectuado por dos patrullas propias, se han recogido 60 cadáveres con su armamento.

Artillería:

La Artillería enemiga mostró más actividad que en días anteriores, disparando sobre distintos puntos del frente y retaguardia, haciendo un total de 914 disparos.

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Acción de retirada en Corea (XXVIII) – Emboscada a la patrulla en los túneles gemelos (IV)

El teniente Mueller y sus catorce hombres fueron los primeros en llegar a la cima de la colina. Una vez allí, se dieron cuenta de que ofrecía poca protección contra las armas enemigas, que tanto al norte como al sur se encontraban en terrenos más elevados.

Artillería norteamericana en la sinmediacioens de Waegwan

La cresta, que se extendía hacia el sur desde la colina 333, estaba formada por varios picos puntiagudos conectados por estrechos montículos. La colina que ocupaban ahora los hombres de Mueller estaba aproximadamente sesenta pies más baja que la cima de la colina 333, novecientas yardas al norte, y un poco más baja que otra colina no más de ciento cincuenta o doscientos yardas al sur. Los chinos llegaron a la colina al sur aproximadamente al mismo tiempo que el teniente Mueller ocupaba el terreno alto del centro. Además de las dos estrechas colinas que conectaban la posición de Mueller con el terreno enemigo tanto al norte como al sur, había otra estrecha colina entre su colina y un pequeño montículo de tierra al oeste, en la cresta que la patrulla seguía hacia el terreno elevado. Este montículo de tierra estaba a distancia de lanzamiento de granadas. Cada una de estas tres colinas estaba bajo el fuego enemigo.

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Uso de vehículos de combate en la historia (XXI) – El norte

Del sur de Europa pasamos al norte. En los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, se produjo una contienda en la que tanto el Eje como la URSS se midieron fuerzas de cara a lo que pudiera pasar al futuro.

Ya vimos en entregas anteriores que los blindados soviéticos y caballos mongoles hicieron retroceder a los japoneses. Ahora, el ejército rojo los desplegó en la nieve, la Guerra del Invierno (1939-1940). Europa estaba en plena paz armada y Finlandia distaba de Petrogrado (San Petersburgo) por unos escasos cuarenta kilómetros. Stalin conociendo la situación quiso forzar la paz por miedo a Alemania y exigió veinte kilómetros. Ante la negativa finesa, la URSS usó como excusa el bombardeo de Mainila, conocido como incidente de Mainila.

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Acción de retirada en Corea (XXVII) – Emboscada a la patrulla en los túneles gemelos (III)

El teniente Mitchell decidió huir antes de que los últimos vehículos de la columna se detuvieran. «¡Salgamos de aquí!», gritó a los hombres, la mayoría de los cuales se habían dispersado para buscar refugio cuando cayeron los primeros morteros. «¡Salgamos de aquí!» Antes de que los últimos vehículos que llegaron pudieran dar la vuelta, sin embargo, los hombres pudieron ver a los soldados chinos corriendo desde la colina 453 hacia el vado.

Guerra de Corea

En el avión, el Mayor Engen también vio a los chinos moverse para cortar la patrulla. Dio nuevas instrucciones por radio, esta vez ordenando a Mitchell que se dirigiera a la zona alta al este de la carretera. Luego abandonó el área ya que era necesario reabastecer el avión. Nadie recibió este mensaje tampoco. Los hombres del jeep de retirada, que al dar la vuelta iban en cabeza, abrieron fuego con su ametralladora calibre .50, pero el arma estaba fría y tenía tanto aceite que se necesitaron dos hombres para manejarla, uno para levantarla y otro para dispararla. Tuvo poco efecto. El teniente Penrod intentó colocar el cañón sin retroceso de 75 mm en posición de disparar, pero lo dejó cuando vio que los chinos ya habían cortado la carretera y que corrían hacia el terreno elevado del lado este de la carretera. Llamó a Mitchell para decirle que no podían pasar.

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