Entre las 14.00 y las 15.00 horas del día 7 de marzo de 1862, la batalla de Pea Ridge, en Arkansas, estaba en el fiel de la balanza. Los confederados bajo el mando del general Earl Van Dorn, habían ejecutado una buena maniobra, que los había colocado en la retaguardia de los federales del general de brigada Curtis; y mientras su ala izquierda, al mando del general Sterling Price machacaba la derecha federal, su ala derecha estaba a punto de hacer otro tanto con la izquierda federal, hasta que, sucesivamente, cayeron los tres jefes superiores de las tropas de Arkansas: Ben McCulloch, James McIntosh y Louis Hébert. Todo esto lo hemos narrado en las entradas anteriores.
Febrero-marzo de 1862 la retirada de Sterling Price
4-7 de marzo de 1862 el contraataque de Van Dorn
7 de marzo por la mañana, ofensiva en Elkhorn Tavern
7 de marzo a medio día. Desastre al norte de Leetown
Enterado de ello, y aquí retomamos la historia, el general Earl Van Dorn cometió un error garrafal, quedarse donde las tropas de Sterling Price seguían batallando y bien mandadas en vez de ir a recuperar el control de su ala derecha, que estaba siendo machacada por los federales de Osterhaus. “Entonces, tendremos que apretar más fuerte”, se limitó a afirmar el jefe de los confederados, y a continuación ordenó un asalto general de todas las tropas presentes en aquel sector del campo de batalla.
A las 17.00 horas, la situación en el sector de la 4.ª División federal del coronel Carr era muy precaria. Habían retrocedido ya casi un kilómetro, se había perdido Elkhorn Tavern y todavía no habían llegado unos refuerzos que resultaban tremendamente necesarios. Tras la derrota de las tropas confederadas en Leetown, el general Curtis había decidido no aprovechar la ocasión para batir por completo a los que habían sido los hombres de McCulloch, sino enviar refuerzos a Carr. En aquel momento, las divisiones de Osterhaus (1.ª), Asboth (2.ª) y Davis (3.ª) marchaban lo más deprisa que podían hacia Elkhorn Tavern. Desgraciadamente, no llegarían hasta las 2.00 horas del día 8 y, para entonces, Carr, muy presionado en los flancos, había ordenado una retirada general.
Mientras, el ala derecha de los confederados también se había movido. Hizo falta algo de tiempo para avisar al general de brigada Albert Pike, cuarto en la “línea de sucesión”, de que le tocaba “ascender al trono”. Tampoco es que su situación fuera especialmente brillante pues, consternado porque sus indios se negaban a luchar, decidió poner a sus tropas en marcha y personarse en Elkhorn Tavern, donde estaban Earl Van Dorn y Sterling Price. Eran, también, alrededor de las 2.00 horas del 8 de marzo.
“Perseguimos al enemigo todo el tiempo que la luz nos lo permitió”, escribió un soldado confederado. Mucho más claro, Van Dorn indicó que “la persecución fue detenida y nuestras fuerzas retiradas del ataque para vivaquear, y se permitió que el enemigo se reorganizara tranquilamente para preparar un ataque combinado contra nosotros por la mañana”. Dos cosas quedan muy claras en esta afirmación: no fue Van Dorn quien dio la orden de detenerse (o no quiso reconocerlo), y no se llevaba demasiado bien con Sterling Price (eso tampoco lo reconocería).
En el lado federal, el final del día sorprendió a las tropas de Carr instaladas en la que pensaban que sería su última posición defensiva, y determinadas a resistir como fuera, pero, aunque se acercaron, los confederados no llegaron y los hombres pudieron dormir un rato, eso sí, en línea de combate.