Operación Cerbero (V) – El último corredor

Durante las últimas horas de la tarde, bombarderos de la RAF se toparon una y otra vez con las barreras de fuego antiaéreo levantadas por el Gneisenau y el Prinz Eugen.

El tiempo estaba empeorando, y pronto unos bancos de nubes densas cubrieron a los navíos alemanes. En el Z-29, el almirante Ciliax decidió volver a su buque insignia; un pequeño proyectil antiaéreo había dañado una tubería de combustible reduciendo la velocidad del destructor a 25 nudos. Otro destructor, el Hermann Schoemann, recibió la orden de ponerse al lado. Mientras era trasladado al nuevo buque insignia, se llenó de orgullo ante la visión del Scharnhorst avanzando implacable a 25 nudos.

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Operación Cerbero (IV) – El turno de las Minas, los Destructores y los Bombarderos

Para confirmar los peores temores del almirante Ciliax, el Scharnhorst fue súbitamente estremecido por una fuerte explosión. Sus motores se pararon, y, al cabo de unos instantes, el buque de guerra de 38.000 toneladas estaba quieto en el agua.

El Prinz Eugen pasa junto al Scharnhorst, detenido por la explosión de una mina

Una inspección de los ingenieros mostró que la mina había dañado el casco y las hélices. Temiendo que las reparaciones tomasen muchas horas, Ciliax ordenó que el destructor Z-29 se pusiese al lado. El almirante descendió del Scharnhorst a la cubierta del destructor, y el Z-29, ahora buque insignia de Ciliax, partió a toda velocidad para reunirse con la flota principal.

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Operación Cerbero (III) – Los Ingleses atacan

El primer indicio de la presencia alemana llegó por accidente. A las 10:42 de la mañana, un par de Spitfire que perseguían a unos Messerschmitt sobre el Canal de la Mancha, vieron debajo de ellos el asombroso espectáculo de la escuadra del almirante Ciliax.

Unos minutos más tarde, otros dos aviadores británicos, en patrulla de rutina, salieron de las nubles para encontrarse con el mismo espectáculo. Por fin, a últimas horas de la mañana, el sistema defensivo británico se puso en movimiento. Las órdenes fueron transmitidas por teléfono a las bases del Mando de Costas de la RAF, a una flotilla de destructores en Dover, a escuadrones de lanchas torpederas y a las baterías de artillería costera. Pero la reacción fue vacilante y lenta; tal como había previsto Hitler, los ingleses habían sido tomados por sorpresa.

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La Tragedia del Rawalpindi

<<Nunca lo he visto tan feliz; era como un niño al que le hubieran dado un juguete nuevo… su entusiasmo no tenía límites, su orgullo era inmenso. Entonces supe que la desilusión que lo había estado afligiendo durante los últimos dieciocho años se había desvanecido. >>.

Estas palabras, escritas por Ludovic Kennedy, se referían a su padre, el Capitán Edward Kennedy, marino de guerra, quien tras dieciocho años en la reserva acababa de recibir el mando de un buque. Se trataba del HMS Rawalpindi. Este navío no era en realidad un verdadero buque de guerra, sino un buque civil requisado por la Royal Navy el 26 de agosto de 1939 y armado con ocho piezas de 150mm y dos de 75mm. No estaba acorazado, y su velocidad máxima podía llegar a los 15 nudos.

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Operación Cerbero (II) – Comienza la aventura

La fecha fijada para la escapada a través del canal fue el 11 de febrero de 1942, durante un período de luna nueva de noches oscuras y mareas favorables que aumentarían la velocidad de los navíos alemanes.

Cerca de Puerto

La misma tarde del día 11 la ciudad de Brest fue acordonada de modo que nadie pudiese entrar o salir del área portuaria mientras los barcos acumulaban vapor, medida que impidió que un agente británico llegase a su equipo de radio oculto y enviase una advertencia a Londres. A las 21:45 los buques de la Kriegsmarine soltaban amarras, saliendo del puerto con dirección a la península de Cherburgo alcanzando rápidamente una velocidad de 25 nudos.

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Operación Cerbero (I) – El Plan

El hundimiento del Bismarck en mayo de 1941 paralizó a la Flota de alta Mar alemana. Hitler, furioso de que el símbolo del orgullo nacional hubiese sido destruido, ordenó al almirante Raeder que no arriesgase más buques de superficie en el Atlántico.

La fuerza naval más adelantada era el escuadrón de Brest, formado por los acorazados Scharnhorst y Gneisenau, y el crucero Prinz Eugen, que había recalado en dicho puerto tras separarse del Bismarck. En el verano de 1941, el Führer manifestó su temor a que los británicos pudieran estar preparando la invasión de Noruega. También presentía que si los Estados Unidos entraban en la guerra,

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El Triste Final del Acorazado Gneisenau

El Gneisenau fue un acorazado de la Kriegsmarine alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Nombrado así en honor del general prusiano August Neidhardt von Gneisenau, su desplazamiento de 38900 toneladas a plena carga, no se correspondía en absoluto con su artillería principal de 280mm. Con esas dimensiones debería haber montado torres de 380 mm, que era el estándar de la época, pero no las hubo disponibles ni para este buque, ni para su gemelo, el Schandhorst. Eso suponía una seria desventaja en caso de enfrentamiento con los buques de línea del enemigo.

Gneisenau hundido la bocana del puerto de Gotenhafen (Gdynia)

Gneisenau hundido la bocana del puerto de Gotenhafen (Gdynia)

Emplazamiento de la bocana del puerto: 54º32’09.23»N   18º33’47.60»E

Durante la invasión de Noruega intervino en el hundimiento del portaaviones británico Glorious, y posteriormente participó en la lucha contra el tráfico mercante en el Atlántico con éxito discreto. Siempre adolecíó de problemas técnicos y de numerosas averías. Fue uno de los buques que llevó a cabo con éxito la…

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