Agosto de 1944. Von Choltitz en París.

Y tras haber seguido a von Choltitz por dos de las acciones más interesantes de su carrera, sin duda ha llegado el momento de volver al lugar que le abrió las puertas de la Historia. ¿Arderá París?

El Hotel Meurice, en bajo los arcos de la Calle de Rívoli. La plaza de la Concordia está al fondo.

Aquel 23 de agosto de 1944 era sin duda un preocupadísimo Choltitz quien se hallaba en su despacho del Hotel Meurice, en la céntrica Rue de Rivoli, que bordea el lado norte del Palacio del Louvre y se extiende hasta la Plaza de la Concordia; donde se hallaba su Cuartel General. Acababa de recibir una orden directa de su Führer: “Paris no debe caer en manos del enemigo, salvo siendo un montón de escombros”, rezaba. Pero el general no lo tenía tan claro.

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Mayo de 1940. Von Choltitz y el Ataque a Rotterdam.

                Como pudimos ver el viernes, antes de rendir París von  Choltitz había participado en otras operaciones militares, entre ellas la conquista de Sevastopol. Sin embargo esta no fue su  operación más interesante. Uno de las acciones más llamativas e innovadoras de la guerra fue sin duda la invasión alemana de Holanda, en Mayo de 1940; y von Choltitz también estuvo allí. Entonces comandaba el III Batallón del Infanterie Regiment 16.

Tropas alemanas en Rotterdam.

                Este regimiento formaba parte de la 22 Infanterie Division, cuyo nombre llevaba el añadido de “Luftlande”, es decir, aerotransportable; y así fue como los hombres de Choltitz llegaron a Holanda, a bordo de una flotilla de Ju-52 que los llevó hasta el aeródromo de Waalhaven, al sur de Rotterdam y del río Mosa, que la cruza. Era el 10 de mayo de 1940. Aunque no todos.

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Divisiones Panzer y de las Waffen SS en Normandía.

 A partir del momento en que decidió cancelar la ofensiva de Kursk, en parte debido al desembarco de los aliados angloamericanos en Sicilia, Hitler empezó a mirar hacia el oeste. Consciente de que Italia solo podía ser, estratégicamente, un frente secundario, el dictador alemán decidió empezar a prepararse para el desembarco aliado en Francia; con la idea de que si los derrotaba dispondría de mucho más tiempo y medios para lidiar con el ejército rojo.

Un Panther de la «Hohenstauffen». Este fue uno de los mejores carros de combate de la contienda.

El proceso de concentración de fuerza necesario para repeler a los aliados occidentales empezó durante la segunda mitad de 1943, y hasta el 6 de junio de 1944, los alemanes consiguieron tener listas para la batalla, aunque concentradas en diversos lugares geográficos, un total de doce divisiones panzer. No todas eran de buena calidad. Algunas, de hecho, eran llamativamente inferiores a lo que se piensa. Este es el modo en que las clasificó el General Geyr von Schweppemburg, jefe del Panzergruppe West.

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La Batalla de la Bolsa de Lille (VI, y final)

Al final, por supuesto que sí, pero no tan pronto.

A lo largo del día 30, los alemanes siguieron atacando en todos los frentes, para encontrarse ante una férrea y determinada resistencia francesa. En el sector de Loos la División Marroquí contuvo todos los asaltos; mientras que en Haubourdin la 5ª División de Infantería Nord-Africana, aunque tuvo que retirarse un poco, finalmente solo perdió un centenar de metros. La acción más violenta de la jornada, por otro lado, tuvo lugar en el sector de la 2ª División de Infantería Nord-Africana, donde aunque inicialmente los alemanes consiguieron tomar varios puntos defensivos, estos fueron recuperados mediante varios contraataques, tan furiosos como inesperados. Estos logros, al sur del río, no tuvieron su equivalente al norte de la corriente, donde combatían algunos de los soldados que habían protagonizado el intento de ruptura que ya hemos narrado. Mediante violentos asaltos los germanos consiguieron trocear los núcleos de resistencia sitos en Lambersart y Canteleu, aunque no consiguieron acabar con todos los defensores, y algunos pequeños grupos siguieron combatiendo hasta el día siguiente.

En este mapa se pueden ver las posiciones de las divisiones alemanas el 28 de mayo. Muchas de ellas, incluídas las de panzer, acabaron metidas en la batalla que acabamos de narrar.

En realidad, el 31 de mayo fue el último día de resistencia en todos los sectores. Los hombres estaban agotados, la munición era cada vez más escasa, y los alemanes no cesaban en sus ataques; y aunque Loos y Haubourdin aún resistían, Canteleu y Lambersart (entre otras localidades) acabaron por caer. Al final de la jornada la situación era tal que el General Molinié aceptó recibir a un parlamentario alemán, y ante la promesa de que se les rendirían honores si capitulaban, el general francés, finalmente, cedió. El cese el fuego tuvo lugar a las 20:00, y la orden de rendición definitiva se emitió a las 00:00 del día 1 de junio.

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La Batalla de la Bolsa de Lille (V)

Pero antes de hablar de resistencia, es necesario evaluar, aunque sea brevemente, el resultado de la batalla de la noche anterior. Volvamos a los recuerdos de Raoul de Lambert.

Insignia de la 15ª División de Infantería Motorizada

“¡Pero qué espectáculo atroz se despliega ante nosotros! La calle, cubierta de cadáveres, no es más que una carnicería (las víctimas, particularmente numerosas en torno al punto de fuga, harán que el lugar reciba el nombre de “cruce de la matanza”). El fuego de artillería de la noche ha hecho su trabajo; sobre todo contra los hombres del II/22 [2º Batallón del 22º Regimiento de Tiradores Argelinos, recordamos] y del 40 RANA [40º Regimiento de Artillería Nord-Africano]. Entre ellos nos encontramos con algunos de nuestros camaradas, bañándose en su propia sangre; caballos tirados sobre la espalda, con los cascos al aire, las entrañas desperdigadas a su alrededor. Para bloquear las calles adyacentes, los defensores han hecho barricadas con todo lo que había a su alrededor: automóviles de todo tipo, cocinas rodantes, coches llenos de víveres y equipajes, vehículos con ametralladoras y morteros, avantrenes de cañones de 25. Es un escenario impresionante. De este amontonamiento indescriptible conseguimos despejar, con gran trabajo, un cañón de 25, que arrastramos a mano durante unos 500 metros, pasando por encima de los cadáveres y de la ferralla.”

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La Batalla de la Bolsa de Lille (IV)

Si la jornada del 28 había sido de resistencia, la noche iba a ser testigo del último gran intento de ruptura de la bolsa y retirada hacia Dunkerque de las tropas francesas.

Parece que la iniciativa partió del general Dame, al mando de la 2ª División Nord-Africana, recibiendo inmediatamente el respaldo del General Molinie. Una vez tomada la decisión, había dos opciones para ejecutar la salida: o bien concentrar todas las tropas en un único eje, lo que tendría la ventaja de dar más fuerza al ataque, pero tenía en contra tanto la dispersión y parcelación de las unidades cercadas como la posibilidad de que los alemanes se concentraran en un solo punto para cerrar el camino de salida; o bien atacar en varios puntos, desconcertando a los alemanes y aumentando las posibilidades de que, al menos una parte de las tropas, consiguieran escapar hasta la costa.

El General Dame. Finalmente fue capturado por los alemanes y llevado a la fortaleza de Koenigstein, donde falleció durante el mes de julio. Por deseo propio, fue enterrado en Haubourdin, con sus soldados.

Finalmente se optó por la segunda opción, se eligieron tres vías y se organizaron tres agrupaciones: una, en torno a la división de Dame, será la principal, que tendrá que cruzar el río por Sequedin y avanzar hasta Armentieres: otra, secundaria, a su izquierda, la protagonizará la 5ª División Nord-Africana, bajo el mando del General Mesny, y la tercera quedó a cargo del General Juin, al frente de la 15ª División Motorizada.

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La Batalla de la Bolsa de Lille (III)

Sin embargo, en medio de todo el caos que acabamos de narrar, la resistencia se va reorganizando poco a poco. Como ya hemos visto, la primera división en plantar cara había sido la 15ª División Motorizada, gracias, fundamentalmente, a dos factores: que su estructura organizativa estaba intacta y que su comandante en jefe, el General Juin, era un hombre sumamente enérgico, que dio a sus oficiales la orden tajante de “Resistir donde se encuentren, hacer frente al enemigo venga de donde venga”.

Tropas francesas circulando en el interior de Lille, en medio del caos, quien sabe si hacia el frente o en dirección contraria.

Está amaneciendo el día 28, y en ese momento la división de Juin se halla distribuida de la siguiente manera: el 4º Regimiento en Haubourdin, el 27º en Wattignies, el 134º en Ronchin y la artillería en una cresta al oeste del Arbrisseau. A estas fuerzas pronto se les van a sumar tropas de la 1ª División de Infantería Motorizada, que se despliegan en Loos y cuyo jefe, el General Jenoudet, se pondrá de inmediato a disposición del general Juin. Todas estas tropas tendrán como misión la defensa de la bolsa en dirección este.

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