Hay al menos dos versiones conocidas de la muerte del mariscal von Kluge, una contada por el General Bodo Zimmerman que damos por cierta y que referimos a continuación, y otra dada por el criminal Jurgen Stroop, a la que hacemos referencia al final de la entrada.
Mariscal von Kluge
Hacia mediados de agosto de 1944, el mariscal von Kluge decidió visitar al Séptimo Ejército, que no estaba aún completamente rodeado, en la bolsa de Falaise. Pernetró en la bolsa con la intención de visitar el cuartel general de Septimo Ejército y el Grupo acorazado de Eberbach, acompañado sólo por su ayudante y un camión de transmisiones.
No obstante, a pesar de haber sido inicialmente contenidas en sus cabezas de puente, las tropas de Rommel, reforzadas con elementos de la 5. Panzerdivision, consiguieron finalmente progresar hacia el este. De todas, la penetración más importante fue la que logró el grupo de combate dirigido por el Oberst Rothemburg, que partiendo de las líneas propias en torno a las 18:00, alcanzó primero Fournes, y luego, siguiendo órdenes directas de Rommel, siguió progresando hasta alcanzar la cresta de Lomme en torno a la 01:30 del día 28. Allí se estableció formando un erizo desde el que se controlaba la salida oeste de Lille, por la carretera de Armentieres.
Pero si, como acabamos de narrar, los alemanes habían conseguido durante la jornada penetrar por el sector al noroeste del río Deule, al sureste, donde solo contaron con unidades de infantería, la situación resultó bien distinta. Según el diario del Capitán Raoul de Lambert (citado por Yves Buffetaut), que formaba parto del Estado Mayor de la 2ª División Nord-Africana “En la jornada del 27 el contacto se hace cada vez más estrecho; el enemigo nos presiona sin descanso y los tres regimientos de infantería, así como, de hecho, las divisiones vecinas, lanzas SOS desesperados. Solo el General
Si bien es indudable que los ejércitos franceses fueron estrepitosamente derrotados en mayo – junio de 1940, las últimas tendencias historiográficas han tendido a disminuir la intensidad de la “paliza”, en dos sentidos. En primer lugar, en lo que a las bajas alemanas se refiere, el propio Karl-Heinz Frieser en su “Mito de la Blitzkrieg” (Salamina 2013), cifra las bajas alemanas en 49.000 muertos en combate y desaparecidos, a los que hay que añadir 110.000 heridos. Por mucho que algunas de estas bajas pudieran deberse a accidentes… ¡El ejército alemán no era tan torpe!
En segundo lugar, centrándonos en los combates propiamente dichos, en el momento en que estos pasaron de la fase de maniobra, donde los ejércitos aliados fueron amplísimamente superados por las fuerzas móviles alemanas, a la fase de combate en líneas definidas, los soldados franceses fueron capaces de medirse a los alemanes con el mismo nivel de eficacia y valentía. Con respecto a esto, es bastante conocida la batalla de Stonne, pero en esta ocasión vamos a referirnos a la de Lille, igualmente interesante pero cuya importancia fue eclipsada por las simultáneas operaciones en torno a Dunkerque.
En la entrada anterior extraímos del libro Soldaten, que estudia las actas de conversaciones grabadas a los cautivos alemanes en los campos de prisioneros aliados, las opiniones de los mismos sobre sus aliados.
Oficiales alemanes prisioneros en Trent Park
Hoy veremos qué impresiones tenían de sus enemigos: los británicos, los estadounidenses y, como no, los rusos. Obviamente, esto son las impresiones de los soldados y en ningún modo debe ser tomado al pie de la letra. Pero tiene su interés por reflejar cuales eran los tópicos (fundados o no) en los círculos militares alemanes.
A pesar de la presión enemiga”. Rezaba el titular del periódico Paris-Soir del 2 de junio de 1940, para a continuación añadir: “100.000 soldados aliados han podido embarcarse ya”.
A continuación pasamos a transcribir la noticia completa:
“El perímetro fortificado de Dunkerque aguanta.
Podemos decir incluso que sus medios de defensa y de resistencia han mejorado. A las tropas franco-británicas que ya estaban allí y a las formaciones que se han replegado a lo largo de los últimos días al interior del cuadrilátero han venido a sumarse, durante la noche de anteayer, “grandes unidades” pertenecientes al valeroso ejército del Général Prioux.
Las fuentes no aseguran si este inspirado mensaje llegó hasta el puesto de mando del Brigadier Nicholson o no, pero en todo caso, si su intención era inspirar a los defensores, era completamente inútil, pues como muy bien recalca H. Sebag-Montefiore, pretender reunir a los combatientes que quedaban en las ruinas de Calais para leerles el mensaje era una entelequia.
A las 07:00 el Comandante en Jefe del 3, RTR se entrevista con el Brigadier Nicholson, decidiendo entre ambos que, dado que ya no van a ser empleados en campo abierto, es mejor destruir los carros de combate para evitar que caigan en manos enemigas en caso de derrota. El proceso se iniciará poco después, pero finalmente será interrumpido, y los pequeños blindados seguirán dando trabajo a los alemanes, efectuando misiones de apoyo a los defensores durante toda la jornada, sobre todo en los sectores sur y oeste.
Además, con el establecimiento definitivo del perímetro, tropas francesas empiezan a participar en la defensa. En particular en los bastiones 2, 11 y 12, y en la ciudadela, donde se acumularán alrededor de 800 combatientes de esta nacionalidad, alguno de ellos provenientes del Fort Lapin, en Sangatte, que es evacuado en torno a las 13:00.
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