Kampffgruppe SS Krafft, en combate (y IV)

Son las 18.25 horas del 17 de septiembre de 1944. Tras haber aterrizado en Arnhem e iniciado el camino hacia el puente, dos de los batallones de la 1.ª Brigada Paracaidista, el 1.º y el 3.º, se han visto bloqueados, casi desde el primer momento, por un pequeño batallón de tropas de las SS, el Kampfgruppe Krafft, que, un poco más allá de Wolfheze ha anclado sus flancos sobre las carreteras que debían seguir dichos batallones.

Krafft, Josef 'Sepp' - Sturmbannführer.jpg
Posiblemente se trate de Sepp Krafft, comandante del Kampfgruppe SS

Sin embargo, la jornada no ha sido fácil. Los británicos son soldados duros, muy bien entrenados, que atacan con virulencia, y no cabe duda que poco a poco la unidad alemana se ve cada vez más presionada y, sobre todo, con los atacantes ya más allá de sus flancos, su jefe empieza a temer que su fuerza/ que quede copada. “Debemos retrasarlos a cualquier precio –escribirá el SS-Sturmbannführer Krafft–, incluso a costa de sacrificarnos. Debemos dar al alto mando el tiempo de poner en acción contramedidas eficaces con el fin de derrotar al enemigo y levantar la presión que pesa sobre nuestro batallón, e impedir su aniquilación”. Interesante texto, en el que el autor pasa de la defensa a ultranza a la necesidad de evitar la destrucción de la fuerza bajo su mando.

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Kampffgruppe SS Krafft, en combate (III)

La muerte del general Kussin no supuso un quebranto especialmente grave para el protagonista de esta entrada y sus tropas. El fallecido ha tenido tiempo de informar al SS-Sturmbannführer Krafft de que el sector ha quedado bajo el mando del II Cuerpo de Ejército Panzer SS, lo que significa que las dos potentes divisiones que lo componen –9.ª y 10.ª divisiones Panzer SS–, que estaban en proceso de abandonar la región para volver a Alemania a ser reconstruidas, se quedarán.

Tropas de las SS desplegadas cerca de Arnhem

Hay otro elemento importante en la emboscada que ha sufrido el general, que permite a Krafft saber hasta dónde han llegado, como mínimo, los paracaidistas enemigos: el cruce en el que la Wolfhezerwg (N-783) se une a la Utrechseweg (N-225), es decir, bastante por detrás del ala izquierda de la 2.ª Compañía. Si los paracaidistas deciden aprovechar alguna de las vías que se dirige hacia el norte, bien podrían rodear y aislar a todo el Kampfgruppe.

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Kampffgruppe SS Krafft, en combate (II)

En la entrada anterior describimos los primeros combates del Kampffgruppe Krafft, una pequeña unidad de las SS que, por casualidad, se encontró, el 17 de septiembre de 1944, en el camino de algunas de las unidades aerotransportadas británicas hacia el puente de Arnhem. Concretamente, el 1.er y el 3.er batallones de paracaidistas.

Soldados del 1.er Batallón Paracaidista cerca de Wolfheze

En torno a las 14.30 horas de aquel día, tras haber organizado y enviado a sus tropas al combate y tras haber informado a sus superiores, que son sus obligaciones principales, el SS-Sturmbannführer Krafft se personó en la localidad de Wolfheze, punto neurálgico de su dispositivo, para descubrir que sus hombres se han visto obligados a replegarse y que toda la localidad está ya en manos del enemigo. No es la única mala noticia. Si hasta este momento ha tenido que batirse contra el 1.er Batallón de paracaidistas, en ese momento está haciendo acto de presencia, al sur de las posiciones ocupadas por sus hombres, el 3.º, proveniente de Wageningen y que avanza por lo que hoy en día viene a ser la N-225.

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Kampffgruppe SS Krafft, en combate (I)

Situado al oeste de Arnhem, el SS-Sturmbannführer Krafft ha visto llegar a los paracaidistas alemanes y se dispone a actuar con su pequeña unidad, el SS-Panzergrenadier Ausbildungs und Ersatz Bataillon 16, también conocido como el Kampfgruppe Krafft. Son las 13.45 horas del 17 de septiembre de 1944, cuando el jefe de la pequeña fuerza alemana envía sus órdenes a las subunidades que componen la agrupación:

File:Bundesarchiv Bild 101II-M2KBK-771-27, Arnheim, erbeuteter Jeep mit Pak.jpg
  • A la 2.ª Compañía (situada en el hotel Wolfheze, a 1500 m del enemigo): “Ataquen de inmediato. Envíen información precisa sobre las posiciones enemigas”.
  • A la 4.ª Compañía y al estado mayor del batallón (situados en Rennenkampf): “Diríjanse de inmediato, en camiones, al hotel Wolfheze. Allí les esperan sus órdenes”.
  • A la 9.ª Compañía –armas pesadas– (situada en Arnhem). “Desplácense a sus posiciones de combate. Allí recibirán órdenes”.
  • Al pelotón de reconocimiento sito en Moellerke, compuesto por un oficial y tres soldados: “Vigilen la vía férrea en dirección a Wolfheze”.
  • Al pelotón de reconocimiento Huebner: “Informen sobre la situación al norte dela carretera Ede-Arnhem. Quiero saber dónde ha aterrizado el enemigo, con qué fuerzas y con qué armamento, si está motorizado, y la dirección de su avance si es conocida. La información debe ser enviada al hotel Wolfheze, durante mi traslado hasta el mismo”.

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Kampffgruppe SS Krafft, el engranaje destructor. Consideraciones.

Como adelantamos hace unos días, vamos a dedicar algunas entradas a recorrer uno de los acontecimientos singulares de la batalla de Arnhem, las acciones del Kampfgruppe Krafft, una pequeña unidad de entrenamiento que, situada a caballo sobre dos de las rutas de acceso hacia el puente, bloqueó a dos tercios de las fuerzas británicas que debían tomarlo, y resultó determinante para el resultado final de la batalla.

Un kettenkrad en la región de Arnhem

El propio SS-Sturmbannführer escribió en el diario de guerra de su batallón:

“17 de septiembre de 1944 [el día del ataque aerotransportado]

11.30 horas. Más o menos en este momento, comienza en el sector de Arnhem, Deelen y Wolfheze […] un bombardeo aéreo aterrador.

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Kampffgruppe SS Krafft, el engranaje destructor. Presentación.

Market-Garden, el gran asalto aerotransportado aliado sobre Holanda, es una operación sobre la que han corrido ríos de tinta desde que el periodista Cornelius Ryan la popularizó en su Un puente lejano. Toda narrativa necesita un villano, y dejando aparte a los alemanes, para la obra citada el personaje seleccionado fue el general británico Montgomery, promotor de la operación y, en consecuencia, responsable final de su fracaso y de la pérdida casi completa de la 1.ª División Aerotransportada británica. Sin duda hay algo de cierto en ello. Todo jefe debe hacerse cargo de los fallos de sus planes. Pero si estamos de acuerdo en esto. ¿Por qué detenernos en Montgomery? ¿Acaso no tuvo un oficial superior, el general Eisenhower, que autorizó la operación? ¿Y no tuvo este último sus propios jefes en las instancias políticas que dirigían los países aliados? Vamos a dejar estas preguntas aquí, porque también podríamos mirar hacia abajo: el general Frederick Browning, jefe del 1.er Ejército Aerotransportado; el también general Roy Urquhart, al mando de la división británica destruida; jefes de brigada, batallón… ¿Dónde tienen que detenerse las responsabilidades? Tal vez debiéramos fijarnos también en el enemigo, que es lo que vamos a hacer en estas entradas.

Soldados del cuartel general del 1.er batallón paracaidista, antes del despegue.

Cuando los británicos aterrizaron entre Heelsum y Wolfheze, al oeste de Arnhem, el 17 de septiembre, eran conscientes de que tenían que darse prisa para recorrer la quincena de kilómetros que los separaban del puente que debían conquistar. Para ello, habían dispuesto que la 1.ª Brigada paracaidista se lanzaría por tres rutas hacia la localidad, y el preciado objetivo. La ruta norte, llamada “Leopard” (por Wolfheze y siguiendo la vía del ferrocarril), iba a recorrerla el 1.er Batallón Paracaidista; el 2.º iría por la ruta sur “Lyon”, que pasaba por Heelsum y Heveadorp antes de llegar a la orilla norte del río (más o menos por la actual Van der Molenallee y Benedendorpsweg); y el 3.º iba a seguir la ruta central, “Tiger”, (por Heelsum y Oosterbeek, siguiendo la actual N-225). Solo el batallón del sur, dirigido por el comandante John Frost, llegaría al objetivo. ¿Qué sucedió con los otros dos?

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La huída del general Model, mito y realidad.

“Model se puso en pie de un salto y dictó un torrente de órdenes para evacuar el Cuartel General. Mientras salía del comedor para recoger sus efectos personales, gritó por encima del hombro: ‘¡Vienen por mí y por este Cuartel General!’ Momentos después, llevando solo un maletín, Model cruzó a toda prisa la puerta de entrada del Tafelberg. En la acera dejó caer el maletín, que se abrió derramando su ropa interior y útiles de aseo”.

He querido iniciar esta entrada con el párrafo anterior, semblanza redactada por el célebre Cornelius Ryan en su Un puente lejano, para dejar constancia de hasta qué punto pueden ser engañosos algunos tópicos comunes de la historia militar. Estamos hablando nada menos de que de Walter Model, un general que recibió el sobrenombre de “bombero del Führer” por su frialdad y su capacidad para comandar los frentes más complejos y contener (que no derrotar) ofensivas brutales, un hombre que se había ganado las espuelas en el frente del este y que acabaría suicidándose (un acto de cobardía, pero desde luego no del estilo que narra Ryan) para no rendirse a los aliados tras haber sido cercado con sus tropas en la bolsa del Ruhr.

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