Como decíamos, con las primeras luces del amanecer del 13 de marzo de 1811, el Active dio aviso de que había divisado una extraña flota a barlovento.
A medida que fue avanzando la mañana, se observó como el enemigo se pegaba a la costa frente a la punta norte de la isla, soplando el viento del noroeste. Dubordieu no perdió un minuto. Formó en dos divisiones, y según las propias palabras de Hoste, «vino de inmediato a atacarnos con todas sus velas». Pero ya sabía como afrontarlo, no en vano había sido alumno de Nelson.
En palabras de Hoste: «La línea británica, encabezada por el Amphion, se formó mediante señales en el orden más cerrado para recibirlos por la amura de estribor». Lo del orden cerrado era en su término más literal. Hoste no quería huecos por donde la línea pudiese ser atraveada, envuelta o rebasada, como los franceses en el Nilo y los francoespañoles en Trafalgar.
El capitán de la Volage, Hornby, afirmó que antes de que se abriese el fuego, Hoste envió una señal especial: «Recordad a Nelson». El efecto fue inmediato y fue equivalente a mil hurras. El primero en disparar fue Hoste a eso de las nueve de la mañana. Mientras se acercaban, las dos divisiones de Dubordieu se hallaban expuestas, al no poder presentar sus costados para responder al fuego. Para los ingleses era el momento de infligir daño sin recibirlo. En cada división iban tres buques, con los navíos más pequeños cerrando la retaguardia, contra los cuatro de Hoste.
La intención de Dubordiue parecía ser romper la línea en dos lugares, con la división de estribor, mandada por él mismo, dirgida contra el Amphion y el Active y la de babor sobre el Cerberus y el Volage. En este intento se vio frustrado por el fuego inglés bien dirigido y por lo compacto de la línea.
Dubordieu, frenado en su primer intento, trató a continuación de envolver al Amphion, con la ida de poner a Hoste entre dos fuegos. Sin embargo, la bienvenida que le dispensaron los cañones ingleses fue de tal calibre que su barco se fue directo en plena confusión contra las rocas de Lissa. Hoste se había apuntado el primer tanto. Luego llegó la inevitable melé.
Algunos de los buques de Dubordieu lograron situarse a sotavento del Amphion, peligrosamente cerca de la costa, aunque el grueso permaneció a barlovento, trabándose con los demás barcos ingleses. Se produjo un combate generalizado hasta pasadas las once de la mañana, cuando el Flore y el Bellona chocaron entre sí. El resto de buques franco-venecianos trataron de huir, pero fueron perseguidos por los barcos ingleses.
El Corona fue el siguiente en rendirse, mientras se escuchaba una gran explosión que hacía reventar al Favorite de Dubordieu, después de que hubiese estado incendiado durante un tiempo. Los barcos más pequeños se dispersaron en todas direcciones, pero Hoste no tenía nada con los que perseguirlos.
Mientras Hoste tomaba posesión del Bellona, trató de escapar el más grande Flore, y ni las amenazas ni la diplomacia lograron que la tripulación rindiese el barco. Dubordieu, caballero de la Legión de Honor, murió en la acción. Había zarpado de Ancona con 500 soldados a bordo y todo lo necesario para ocupar y guarnecer la isla de Lissa, pero cuatro fragatas habían derrotado a seis, capturado a dos y enviado al comandante enemigo contra la línea de costa.
Las pérdidas de Hoste fueron altas: 45 muertos y 145 heridos, alrededor de una quinta parte de la fuerza combatiente; y él mismo resultó herido en un hombro, aunque no se retiró del puente hasta la batalla hubo llegado a su fin.
Viene de Batallas navales – 1811 La otra batalla de Lissa (I)
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Una victoria británica en toda regla.
No era muy habitual combates entre grupos de fragatas, estas actuaban principalmente de forma individual.