Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXXII). Las Ohka en Okinawa. Última misión (III)

La última misión exitosa de las Ohka, que demostraba el peligroso potencial de estos cohetes tripulados en ataques masivos suicidas, tuvo lugar el 11 de mayo, cuando 4 Bettys despegaron el segundo y último día de la sexta ofensiva Kikusui.

En el Piquete de Radar N.º 15, los destructores Evans y Hugh W. Hadley de los capitanes Archer y Mullaney, acompañados de tres lanchas de desembarco, llevaron a cabo una de las acciones anti kamikaze más feroces de la batalla de Okinawa. Se calcula que entre las 7.50 y las 9.30 fueron destruidos unos 50 aparatos enemigos por los 12 cazas Corsair de la patrulla aérea (CAP) del piquete, mientras que otros 50 aviones japoneses eludieron a los cazas norteamericanos y atacaron a los navíos de superficie.

Mientras maniobraban a toda máquina, el Evans y el Hadley se vieron sometidos a repetidos ataques por grupos de 4 o 6 kamikaze desde diferentes direcciones. A las 9.20, los artilleros del Hadley disparaban simultáneamente a diez aparatos japoneses: 4 por estribor, cuatro por babor y dos por popa. Los 10 fueron derribados, pero el destructor encajó una bomba, el impacto de uno de los aviones kamikaze y el impacto de una Ohka que había sido lanzada desde muy corta distancia.

Hecho un colador e inundándose rápidamente, el destructor tenía a bordo 28 muertos y 67 heridos. El capitán Mullaney dio la orden de abandonar el barco, dejando un pequeño retén a bordo que logró controlar los incendios que amenazaban los pañoles de municiones del destructor. El Evans había recibido también cuatro impactos de aviones kamikaze y fue remolcado junto con el Hadley hata Kerama Retto. Ambos navíos tuvieron que ser desguazados. Las dotaciones de artillería antiaérea fueron acreditadas con la destrucción de 46 aviones enemigos en menos de dos horas.

El 24 de mayo, con la séptima ofensiva Kikusui en marcha en Okinawa, los pilotos de los portaaviones de la Fuerza Operativa 58 atacaron los aeródromos kamikazes de Kyushu. La base del Jinrai Butai en Kanoya era el objetivo principal. Los pilotos norteamericanos anunciaron la destrucción de 70 bombarderos Betty que esperaban para despegar con bombas Ohka en sus panzas. La cifra parece un poco exagerada y esta incursión no pareció perjudicar la salida al día siguiente de 11 Bettys con sus Ohka.

Al aproximarse al área del objetivo, un fuerte chubasco impedía la visibilidad casi del todo por debajo de los 1.200 metros. Algunos Bettys lanzaron sus Ohka a ciegas y regresaron a la base. Sin embargo, uno de los Bettys continuó con la misión. Pese a que las órdenes prohibían lanzar las Ohka a menos de 4570 metros, el Betty descendió casi a nivel del mar y cargó contra el Piquete de Radar N.º 5. En su aproximación fue derribado por los destructores Braine y Anthony antes de que pudiese liberar la Ohka.

El 22 de junio, el segundo y último día de la décima y última ofensiva Kikusui, se voló la última misión Ohka de la guerra por 6 Bettys de la 10.ª Unidad de la Flor de Cerezo. El jefe de las Ohka en la misión era el teniente Toshihide Fujisaki, pero ni él ni sus pilotos lograron encontrar un blanco. Dos de los Bettys lograron regresar a la base.

Las pérdidas totales de la Jinrai Butai, casi todas en el marco de la ofensiva kikusui en Okinawa, ascienden según fuentes japonesas a 467 hombres, de los que entre 55 y 60 eran pilotos de Ohka y 229 pilotos y tripulación de los bombarderos Betty. Poco se sabe del número total de bombas Ohka empleadas. Una estimación la sitúa en 298, pero es considerada algo exagerada.

Las Ohka lograron el hundimiento de un destructor, el Mannert L. Abele, y dañaron a dos hasta el punto de tener que ser desguazadso, el Hadley y el Evans. También quedó fuera de combate un minador e infligieron daños a un acorazado, un destructor, un destructor barreminas, un barreminas, un transporte de tropas y un buque de carga. Los norteamericanos estiman haber sufrido unos 150 muertos y 250 heridos a causa de los ataques de las bombas Ohka.

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