El affair Popov-Hoover y el ataque a Pearl Harbor

Un hecho poco conocido y que abordamos en el último Histocast sobre las polémicas que rodearon al ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 fue el que protagonizó un doble agente británico con el director del FBI.

Dusan Popov

Además del todo el entramado de información de inteligencia que estaban acumulando tanto las agencias estadounidenses como los servicios de inteligencia de los países aliados, Esttados Unidos contó con otras vías de acceso a indicios que pudiesen apuntar a la rada de Pearl Harbor y a las fuerzas terrestres norteamericanas de la base de Pearl Harbor y de la isla de Oahu en Hawai.

El director del FBI, Edgar Hoover podría tener una gran responsabilidad en la detección preventiva del ataque a Pearl Harbor. En su labor de contrainteligencia ignoró una advertencia vital sobre Pearl Harbor suministrada por un doble agente del MI5 británico. Estos dobles agentes eran agentes de la Abwehr decubiertos y capturados por el MI5 que habían sido entrenados por los británicos para seguir en el campo como dobles agentes.

Este en concreto, Dusan Popov, un doble agente serbio de nombre en código Triciclo por parte del MI5, e  Ivan para la Abwehr alemana. Popov fue enviado por los británicos a Estados Unidos, por entonces país neutral, vía Lisboa en agosto de 1941. Su misión era entrenar a responsables de contrainteligencia norteamericanos respecto de los logros que estaban consiguiendo los británicos en la transformación de agentes enemigos en agentes dobles.

Además, los alemanes estaban encantados con su agente, ya que al enterarse de que había logrado pasaje para Norteamércia desde el aeropuerto de Lisboa le entregaron  un microfilm que contenía un gran cuestionario de preguntas a las que debía encontrar respuesta y que, desde el punto de vista de la inteligencia militar ofrecería una gran cantidad de información sobre las intenciones, obsesiones y preocupaciones del Eje.

Edgar Hoover, director del FBI

Una sección completa de ese cuestionario versaba sobre Pearl Harbor, sus instalaciones, fuerzas y defensas. El encuentro de Popov con Hoover resultó un desastre. Hoover desconfió desde el primer momento de aquel agente doble. Preguntas del cuestionario de la importancia de «¿Cuál es el progreso de la draga a la entrada de la laguna hacia el este y el sur de Pearl Harbor?», fueron ignoradas por la soberbia del jefe del FBI. El intento de aproximación entre los exitosos británicos y la contrainteligencia norteamericana saltó por los aires con la expulsión de Popov del país por parte de Hoover.

Aunque conservó el cuestionario, ni siquiera se dignó a a informar de ello al Departamento de Estado o a la Marina, y en sus memorias no oculta haber recibido a un «sucio nazi» y que lo había echado del país. Ese día el director del FBI tuvo entre sus manos una pieza clave del puzzle y la guardó en un cajón. Pero, ¿tenía sentido que los alemanes empleasen a Popov para saber cosas sobre Pearl Harbor?

La respueta es sencilla. Desde el 30 de enero de 1941 los japoneses se mostraron dispuestos a colaborar en sus trabajos de recolección de información de campo en territorio norteamericano con sus aliados del Eje italianos y alemanes. El cuestionario que le había entregado la Abwehr a Popov no era una pieza de la inteligencia alemana sino de la japonesa (y hay que recordar que el ataque a Tarento había sido unos meses antes).

Y no era la única fuente que había detectado la existencia de un cuestionario que se interesaba por información sensible sobre la base de Pearl Harbor. La Marina estadounidense había interceptado el mismo cuestionario en unos mensajes llamados J-19 y PA-K2. La información de ambas fuentes era casi idéntica. Pero en 1941 nadie coordinaba la inteligencia en Washington, nadie evaluaba todo el material de inteligencia al más alto nivel ,y además, había una obstrucción deliberada por parte de Hoover a compartir su información con las fuerzas armadas.

Y no solo eso. Hoover ni siquiera compartió la información del cuestionario de Pearl Harbor con su jefe de estación en Hawai, encargado de la contrainteligencia en las islas. Éste tenía conocimiento de que el Cónsul general japonés en Honolulu utilizaba un cuestionario muy parecido al de Popov en lo referente a las instalaciones militares y a la base naval.

Por tanto, gracias a la descoordianción de agencias y al pésimo tratamiento de la información recolectada, Estados Unidos dispuso de una información certera sobre el interés japonés en Pearl Harbor por tres fuentes distintas si que lograse detectarlas y contrastarlas. Además, ignoró el ataque a la base italiana de Tarento, en la que se inspiraron los japoneses para su ataque y del que los norteamericanos podrían haber obtenido toda la información si se la hubiesen pedido a sus primos británicos.

Para muchos más detalles oscuros que rodearon al ataque a Pearl Harbor recomendamos la escucha del Histocast 159 – Polémicas del ataque a Pearl Harbor

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