Historias de Rudel (II) – T-34s en la pista de despegue

Veremos hoy de la mano de las memorias de Hans Rudel un ejemplo típico del concepto operacional soviético de la Batalla en Profundidad.

Una de estas penetraciones blindadas en profundidad llegó por sorpresa, durante una glacial noche de invierno ucraniana, en un aeródromo de caza de la Luftwaffe distante unas millas del aeródromo donde estaban basados los Stukas de Rudel. De repente, aparece el oficial de guardia agitadísimo, despierta a Rudel y le comunica que varios pilotos de un aescuadrilla de caza del aeródromo vecino acaban de llegar para pedirle que despegue inmediatamente: varios carros rusos, al parecer, han hecho irrupción súbita en su aeródromo, Malaya-Wisky; y se han puesto a destruir los aviones, entrando finalmente en el pueblo para disparar a bocajarro contra las ventanas de los alojamientos de las dotaciones y personal de campo.

Contaba un piloto: «Nos despertamos por los cañonazos. Por al calle pasaban los carros rusos, sobre los que iban montados soldados de infantería. Nos escapamos a toda velocidad». En efecto, los pilotos llevaban bajo su capote tan sólo un pijama. Rudel reflexiona, un ataque inmediato no serviría de nada, ya que con la ocuridad de la noche no se podría atacar a los carros. Por otra parte, un ataque con bombas para dispersar a los soldados de infantería no es eficaz, y menos entre material propio o entre casas donde hay tropas alemanas.

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Masa y Velocidad, el manejo operacional de los Carros de Combate en el Ejército Rojo

En la última entrada hablamos del <<impulso>> operacional soviético como combinación sinérgica de tres elementos: velocidad, masa y sorpresa. En esta entrada nos vamos a centrar –dentro del marco de la batalla profunda- en los dos primeros: ¿Cómo introducir una masa a toda velocidad hacia el interior de la retaguardia enemiga?

La cuestión clave se articula en torno a dos preguntas: cuando, y como.

Infantes soviéticos a bordo de un T-34, así se suplía la falta de motorización.

La primera cuestión: <<cuando>> tenía que ver con la elección del momento en que los carros de combate debían entrar en combate. La experiencia acumulada a lo largo de la guerra había llevado al Ejército Rojo a abrir sus batallas con la que tal vez fuera su arma más importante: la artillería. Todo ataque venía precedido por concentraciones masivas a cargo de unidades de <<artillería de ruptura>> cuya dos funciones básicas eran machacar las primeras líneas enemigas y crear una barrera de fuego que precediera el ataque a las líneas siguientes. Tras el bombardeo artillero venía la infantería, encargada de romper la defensa contraria y abrir paso a los blindados.

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El Arte Operacional del Ejército Rojo

Los memorialistas alemanes, y buena parte de la primera historiografía sobre la segunda guerra mundial, se encargaron en su momento de dar una explicación muy clara a los reveses sufridos por el Ostheer a partir de la segunda mitad del año 1943: los inmensos recursos humanos y materiales del Ejército Rojo. Es decir, que a pesar de ser mucho más eficaces y estar mucho más preparadas, las fuerzas armadas alemanas en el este fueron derrotadas gracias al rodillo soviético.

 

El Mariscal Tujachevski, padre de la teoría operacional soviética.

 

Sin embargo tal vez no fuera exactamente así. Ya desde los años 20 y 30 el Ejército Rojo, gracias a personalidades como Tujachevski, Isserson, Triandafilov o Varfolomeev, por citar a los más relevantes, había desarrollado una teoría operacional compleja, la de la <<batalla en profundidad (Operativnoe Isskustvo)>> Este es el concepto que queremos explicar en esta entrada.

Para empezar, debemos anotar que esta teoría se basaba en concebir lo militar, la guerra, como un SISTEMA. Dicho sistema, de un modo parecido a los sistemas biológicos, esta compuesto de multitud de elementos distintos: unidades, mandos, logística, comunicaciones, industria, políticos, obstáculos naturales… todos ellos relacionados por la COMUNICACIÓN, elemento clave que permite que el sistema funcione.

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Historias de Rudel (I) – Schwirblatt, el piloto bisoño

Comenzamos hoy una Serie GEHM con la intención de recopilar las anécdotas y andanzas de Hans Ulrich Rudel, el as de Stukas alemán.

 

Hans Rudel

Tras el desastre de Stalingrado, la escuadrilla de Rudel se encuentra en el aeródromo de Gorlovka, en la ciudad de Stalino, centro de la cuenca industrial del Donetz e importante nudo de comunicaciones de retaguardia. Por esta época llega un piloto bisoño en sustitución de un compañero derribado recientemente. Se trata del alférez Schwirblatt.

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Nemersdorf, octubre de 1944, razón de peso de la resistencia alemana en el Este

Es el 21 de octubre de 1944, los elementos de punta de la 25ª Brigada Blindada de la Guardia, bajo el mando del Coronel Bulyguin, acaban de tomar un puente intacto sobre el río Angerapp, que utilizan para cruzar a la orilla occidental y conquistar la localidad de Nemmersdorf, 10 kilómetros al suroeste de Gumbinnen, en Prusia Oriental. El significado de la captura de esta localidad de 637 habitantes no solo es importante, políticamente, por ser una de las primeras localidades capturadas en suelo alemán, sino que también lo es militarmente porque desde allí ha quedado quebrada la línea defensiva fortificada que se opone al avance del 2º Cuerpo de Ejército Blindado de la Guardia, y al 3er Frente de Bielorrusia. Desde allí los soviéticos pueden lanzarse hacia el oeste y el noroeste, por terreno despejado, y arrasar la retaguardia del 4º Ejército alemán. Para oponerse a ello los alemanes solo pueden desplegar algunas unidades del Volkssturm, que serían fácilmente arrolladas por los carros soviéticos. No hay nada más, la derrota en Prusia Oriental podría ser una realidad en cuestión de días.

Carro ruso destruido en las afueras de Nemmersdorf.

Pero no será así.

El Mayor-General Budeiny, jefe del 2º Cuerpo de Ejército Blindado de la Guardia, ordena un avance inmediato, pero la brigada no se moverá en 36 horas, un tiempo que aprovecharán los alemanes para desplegar, a cada lado de la penetración blindada soviética, fuerzas considerables:

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«Trommelfeuer», infierno artillero en los altos de Seelow.

<<A las 03:00 [hora de Berlín] del 16 de abril de 1945, 40.000 cañones abrieron fuego simultáneamente. Es como si el valle entero se hubiera levantado y hubiera desaparecido. Todo el valle del Oder es sacudido durante el sueño. 40.000 cañones, es decir, un total de 333 cañones por kilómetro. En la cabeza de puente se puede ver como si fuera pleno día. El huracán de fuego alcanza los altos de Seelow. Parece que la tierra toca el cielo, en medio de un muro de fuego muy denso. Lo que no está sólidamente sujeto se cae de las estanterías y de los armarios. Rápidamente estamos cubiertos de polvo y restos. Ninguno de nosotros ha conocido antes algo similar, ni creyó que fuera posible. No hay escapatoria. La mayor concentración de artillería de la historia se encuentra directamente ante nosotros. Tenemos la impresión de que cada metro cuadrado de tierra va a ser volteado.>>

Posiciones de la artillería soviética, no lejos del Oder.

Así describió un subteniente alemán el brutal bombardeo soviético que empezó la última batalla decisiva de la Segunda Guerra Mundial en Europa, el asalto soviético a Berlín.

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