La gran masacre del 88 a. C.

En el año 88 a. C., un nuevo gobernante había conseguido asentarse en el trono del Ponto y aprovechando que en ese momento se enfrentaba a numerosos enemigos tanto externos como internos, en la propia península itálica, y además se debatía en medio de una cruenta serie de luchas civiles por el poder en la propia Urbe, había decidido entrar en guerra con la  República Romana, que podríamos considerar como la superpotencia de la época.

Conocido como «el rey veneno», Mitrídates dedicó toda su vida a inmunizarse contra ellos, y se dice que desarrolló un antídoto universal, conocido como mitridato.

Este era el contexto cuando tuvo lugar uno de los acontecimientos más extraordinarios de la historia de occidente, que sin embargo ha sido curiosamente olvidado a favor de otros similares, más tardíos y de menos entidad, pero que han calado mucho mejor en la imaginación popular. ¿Quién no recuerda el repentino descabezamiento de la Orden Templaria por el rey Felipe el Hermoso y el papa Clemente V? Múltiples leyendas de supervivencia, transformación y ocultismo nacieron de este hecho; pero la masacre de 80 000 ciudadanos romanos e itálicos (150 000 según algunas versiones) en la primavera del año antes indicado ha dado lugar a muy poca literatura, a pesar de la enigmática personalidad del hombre que la organizó: Mitrídates, el rey Ponto.

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Nemersdorf, octubre de 1944, razón de peso de la resistencia alemana en el Este

Es el 21 de octubre de 1944, los elementos de punta de la 25ª Brigada Blindada de la Guardia, bajo el mando del Coronel Bulyguin, acaban de tomar un puente intacto sobre el río Angerapp, que utilizan para cruzar a la orilla occidental y conquistar la localidad de Nemmersdorf, 10 kilómetros al suroeste de Gumbinnen, en Prusia Oriental. El significado de la captura de esta localidad de 637 habitantes no solo es importante, políticamente, por ser una de las primeras localidades capturadas en suelo alemán, sino que también lo es militarmente porque desde allí ha quedado quebrada la línea defensiva fortificada que se opone al avance del 2º Cuerpo de Ejército Blindado de la Guardia, y al 3er Frente de Bielorrusia. Desde allí los soviéticos pueden lanzarse hacia el oeste y el noroeste, por terreno despejado, y arrasar la retaguardia del 4º Ejército alemán. Para oponerse a ello los alemanes solo pueden desplegar algunas unidades del Volkssturm, que serían fácilmente arrolladas por los carros soviéticos. No hay nada más, la derrota en Prusia Oriental podría ser una realidad en cuestión de días.

Carro ruso destruido en las afueras de Nemmersdorf.

Pero no será así.

El Mayor-General Budeiny, jefe del 2º Cuerpo de Ejército Blindado de la Guardia, ordena un avance inmediato, pero la brigada no se moverá en 36 horas, un tiempo que aprovecharán los alemanes para desplegar, a cada lado de la penetración blindada soviética, fuerzas considerables:

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