Así, unas dos semanas tras la decisión de Adolf Hitler de preparar la invasión de la URSS, el general Marcks finaliza su labor. La principal premisa de su plan, como se indica, sigue el principio de que la conquista de la capital de Stalin asestará un golpe demoledor al RKKA.

Moscú es el más importante centro industrial, de comunicaciones y naturalmente político. Marcks trata este aspecto con el agregado militar alemán en Moscú, el General der Kavallerie Ernst Köstring. Pero este discrepa. Köstring es buen conocedor de la Unión Soviética y habla ruso (de hecho es moscovita de nacimiento). No lo sabe aún pero Hitler será de su misma opinión. Köstring duda de que la captura de Moscú sea la clave de la victoria, por los vastos recursos industriales de Rusia tras los Urales y el carácter de improvisación ruso en situaciones difíciles. En cualquier caso Halder da su bendición a Marcks. También comparte la opinión de que Moscú es el objetivo esencial de la campaña. De hecho a lo largo de toda la operación será férreo defensor de esta premisa.
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