“La bandera de la victoria”, nos cuenta Vassili Subbotin en sus artículos, traducidos y editados por Tony le Tissier, “sobre el Reichstag, fue izada por Yegorov y Kantara. Pero hubo otras banderas que se alzaron sobre el edificio. Voy a hablaros de dos valientes que no pertenecían al batallón de Neustroyev, como Kantara y Yegorov, sino de batallón de Vassili Davydov. Voy a hablaros de la bandera que trajeron e izaron sobre el Reichstag”.
“Estaban solos. Los tiroteos los habían aislado del resto. Se arrodillaron bajo el puente, cubiertos por el dique del Spree, que no era muy alto. No estaba lejos del Reichstag. Podían ver las enormes columnas y las escaleras de la entrada principal. Pero no podían avanzar. Tampoco podían alzar la cabeza. Los alemanes estaban disparando desde los pisos superiores del edificio y nuestros soldados se mantenían tumbados, a cubiertos en zanjas y detrás de montones de asfalto excavado-«.
«Bulatov, un hombre de pequeño tamaño, se mantenía junto a Kosharbayev. Era casi un niño todavía, al que le colgaba la guerrera del cuerpo como un saco. También su gorra era demasiado grande. ‘¿Qué hacemos ahora?’ Preguntó Bulatov a su superior”.
“Kosharbayev era el jefe de sección, un teniente, y Bulatov era uno de los soldados de la misma. Kosharbayev era de Kazajstan y Bulatov un ruso de Viatka. Entonces, el primero dijo: ‘Si sale bien izaremos nuestra bandera es las escalinatas del Reichstag’. Kosharbayev había envuelto la bandera en papel negro y se la había guardado bajo la guerrera. Por mucho que lo llamaran bandera, no era más que un trozo de gruesa tela roja. Decidieron escribir sus nombres sobre ella, cosa que hicieron, apresuradamente, con un lápiz humedecido, y luego, en trazo más oscuro, 674, el número de su regimiento y de su unidad”.
“Nuestra gente atacó de nuevo hacia el atardecer. El primer asalto, liderado por Pjatnizki, fue destrozado, el grupo entero fue aniquilado. Al ataque de Sjanov se unieron soldados de otros dos batallones. Kosharbayev y Bulatov saltaron desde donde habían estado a cubierto y cargaron hacia la entrada principal, donde había un muro y las ventanas habían sido tapadas con ladrillos. Bulatov y Kosharbayev ataron su bandera a la columna del centro. Una vez despejado el lado izquierdo del edificio, la subieron a una ventana del segundo piso. No ondeó desde la cúpula, como la de Yegorov y Kantara, pero si desde una ventana del Reichstag”.