En las últimas dos entradas de esta serie, dedicada a los informes del comandante en jefe alemán en el oeste, Erwin Rommel, transcribimos, del informe del 9 de julio, el análisis de situación general, y los párrafos dedicados a las intenciones del enemigo y la situación en el mar. Pasamos ahora a transcribir los dos últimos apartados, dedicados a las otras dos grandes cuestiones que preocupaban al mando alemán durante la campaña: la situación en el aire y en la retaguardia.
La situación en el aire.
La actividad aérea enemiga es muy densa, solo interrumpida, temporalmente, por las condiciones climáticas.
Las salidas de cazas y cazabombarderos se concentran en la zona de combate y en el apoyo a las tropas terrestres. Los ataques son continuos, contra todo tipo de posiciones, depósitos de munición y suministro, y contra los desplazamientos, incluso muy lejos en la retaguardia. Algunas salidas de cazabombarderos aislados han llegado incluso hasta el Loira. Poderosas fuerzas de caza cubren el campo de batalla y dificultan las operaciones de la Luftwaffe.
Aviones bimotores ejecutan ataques contra las instalaciones de transporte (estaciones, trenes, puentes, ferris y cruces de carreteras) y contra las concentraciones de tropas.
Las formaciones de bombarderos pesados, densamente apoyados por cazas, atacan las zonas de construcción [de defensas e infraestructuras] y las instalaciones especiales para el lanzamiento de las V1 [es la primera vez que estas armas son denominadas por su nombre en estos informes], así como los nudos ferroviarios y los aeródromos.
Ejecutan misiones de reconocimiento de los transportes de ferrocarril, por carretera y fluvial hasta una línea tan alejada como la que pasa por Reims-Orleans-Angers-Rennes. Se aprecia una vigilancia constante en el norte, zona: Ostende-Lens-Amiens-Le Tréport; y en la costa de Bretaña. [Rommel certifica en estos párrafos la desaparición efectiva de la Luftwaffe sobre el campo de batalla]
La situación interna.
En general, la población civil sigue manteniéndose reservada y a la expectativa.
Organización de la resistencia y sabotaje. Se ha confirmado el aterrizaje de grupos de paracaidistas británicos y franceses en zonas fuera de Bretaña, con el fin de reforzar y dirigir el movimiento de la Resistencia. En los países bajos, la actividad sigue siendo relativamente escasa. En Bélgica y la zona fronteriza con el norte de Francia, la actividad de los partisanos se ha incrementado de forma llamativa. La radio británica está enviando cada vez más palabras clave a los grupos de la Resistencia.
La cifra de ataques y actos de sabotaje, que ha sido excepcionalmente elevada desde el final de junio, se ha incrementado más todavía en los últimos días. Importantes sabotajes de cables eléctricos durante la noche del 6 al 7 de julio.
Normandía: la actividad partisana se ha extendido a zonas que antes estaban libres de terroristas [palabra igualmente poco habitual en el vocabulario de estos informes] como Pont Audemer, así como en el campo de batalla, como en Caen. En las zonas de retaguardia, las carreteras han sido cubiertas con pequeñas minas.
Bretaña: se incrementa el sabotaje de las instalaciones ferroviarias y de los tendidos eléctricos de larga distancia. Los ataques contra pequeños destacamentos de tropas y trenes de carga revelan preparación, planificación y una dirección militar (se concentran en la zona Guingamp-Lannion). Sin embargo, no se ha hecho uso de bandas de partisanos a gran escala. La zona en la que se concentra el suministro a los terroristas se halla en el sur de Bretaña, donde se han enviado más de 40 ametralladoras en un sola noche.
De este informe en general y de su última parte en particular, es interesante decir que parece haber perdido el tono mesurado de los anteriores. Hasta aquí, la situación, evaluada solo por medio de los informes, no parecía grave, pero en este la cosa cambia. Y no iba a hacer más que empeorar.