VIII.- Asalto: la noche del 11 al 12.
Parece que hay dudas sobre quien disparó la bengala que dio inicio al asalto. Pero si es cierto que cuando la señal luminosa se alzó en el cielo, los hombres de Leonov, por ejemplo, aún se estaban arrastrando bajo la pantalla de alambre de espino que protegía las piezas antiaéreas. Es incluso posible que fueran los propios alemanes quienes, por alguna razón, la dispararan. Si fueron ellos, desde luego, no se esperaban lo que se les venía encima, porque fueron sorprendidos por completo.
Leonov y sus hombres no tardaron en abrir brecha en la alambrada y lanzarse al asalto, matando y expulsando a los artilleros alemanes en un combate cuerpo a cuerpo para el que estos no estaban en absoluto preparados. Sus búnkeres y sus piezas fueron tomados con rapidez, y pronto estas fueron giradas contra sus antiguos dueños, quedando servidas por los ex-artilleros soviéticos que se habían incorporado, tiempo atrás, al destacamento de Leonov. Fue una suerte, porque los alemanes contraatacaron inmediatamente.
En el punto defensivo sito en el centro de la península, las cosas tampoco fueron mal para los atacantes. Tras una breve refriega los alemanes supervivientes, y algunos hombres más que habían llegado retirándose desde la batería antiaérea, se retiraron a toda prisa hacia los cañones de 150mm, que se hallaban al norte del cabo. El Kapitan Barchenko-Emelianov, que se hallaba personalmente con este destacamento, no tardó en establecer allí su puesto de mando.
La sección que atacó la posición de los cañones, que era el objetivo principal, sin embargo, no tuvo tanta suerte. Los alemanes estaban bien posicionados en trincheras y búnqueres, sitos detrás de largos tendidos de alambre de espino, desde los que consiguieron repeler el primer asalto soviético, que tenía como misión tomar la batería desde tierra. Tras el rechazo de este ataque frontal los asaltantes cambiaron de maniobra, destacando un pequeño grupo de tropas para que rodearan la batería por el oeste y atacarla siguiendo la orilla rocosa. Fueron las propias fuerzas de la naturaleza las que se encargaron de frustrar este intento; cuando la marea subió, los atacantes tuvieron que retirarse.
¿Y los cañones? ¿Conseguirían poner en peligro el asalto previsto para la noche siguiente? Lo cierto es que la situación de los cañones tras fracasar el asalto a la batería es un tanto misteriosa, pues las fuentes no se aclaran. Algunas indican que los alemanes los destruyeron, mientras que Leonov alegó en todo momento que estos estaban disparando contra su posición, junto a las piezas antiaéreas, en apoyo de uno de los contraataques alemanes. El argumento es importante, como luego veremos.
Mientras tanto, incapaz de tomar la posición de la artillería, Barchenko-Emelianov se puso en contacto con sus superiores y les informó de lo que estaba pasando.
Sigue en El Asalto al Cabo Krestoviy; Misión de comando de la infantería naval soviética (VII)
Viene de El Asalto al Cabo Krestoviy; Misión de comando de la infantería naval soviética (V)