Medalla de Honor – Thomas R Norris

Esta es la Historia de un Navy SEAL medalla de honor del Congreso, cuya vida fue salvada en una misión secreta por un compañero que, a su vez fue galardonado con tal distinción.

Thomas R. Norris nació el 14 de enero de 1944 en Jacksonville, Florida. Durante su juventud, su familia se  trasladó varias veces, y finalmente acabó en Washington DC. En 1963, Norris ingresó en la Universidad de Maryland, donde se graduó en sociología con especialidad en criminología,  fue dos veces campeón de lucha libre en la categoría de 115-libras en la Conferencia de la Costa Atlántica. Tras su paso por la universidad, se alistó en la Armada en 1967, donde esperaba convertirse en piloto. Desgraciadamente, su vista deficiente impidió a Norris volar.

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El Asalto al Cabo Krestoviy; Misión de comando de la infantería naval soviética (y VIII)

X.- El Asalto: la noche del 12 al 13 de octubre.

Entre las 23:00 y las 24:00 del 12 de octubre una fuerza “ad hoc”, compuesta por alrededor de 660 voluntarios, se lanzó, en tres oleadas, al asalto del puerto de Liinakhamari. La artillería de costa alemana sita en el Cabo Krestoviy no intervino y la segunda misión encomendada al destacamento Barchenko-Emelianov quedó así cumplida. Los artilleros alemanes se habían enfrentado a sus  propios problemas y, o bien debido a la destrucción de sus piezas, o bien gracias a la presión de los comandos, no habían sido capaces de actuar contra los atacantes, al otro lado de la bahía.

Tropas alemanas circulando por el pelado paisaje ártico, escoltan a una columna de prisioneros soviéticos.

También durante esa noche, el Kapitan Barchenko-Emelianov recibió refuerzos: una compañía de infantería naval del 63er batallón, el mismo que había desembarcado en la bahía de Malaia Volokavaia en la noche del 9 al 10; y una sección de las tropas enviadas a asaltar Liinakhamari, cuya torpedera había quedado fuera de combate en la bahía y que había tenido que vadear hasta la orilla más cercana.

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El Asalto al Cabo Krestoviy; Misión de comando de la infantería naval soviética (V)

VII.- Los Instantes Previos.

El sistema de comunicaciones mediante radio que implementaron los “grupos especiales” soviéticos en el ártico estaba basado, durante la ruta de aproximación, en al menos dos contactos al día; luego, durante la acción, el ritmo se incrementaba hasta un contacto cada dos horas.

Sin embargo, la frecuencia de los contactos no significaba que los mandos sobre el terreno tuvieran en sus manos toda la información; así fue, al menos, en este caso. Aunque gracias a la concienzuda planificación y a los intensos entrenamientos ejecutados durante la fase de preparación Barchenko-Emelianov había partido de su base con un conocimiento preciso de su objetivo, había dos cosas que no conocía: su función como parte de una operación de mayor envergadura, y la fecha y la hora a la que iba a tener que atacar.

Ruta aproximada tomada por los soviéticos en su fase de aproximación al objetivo por tierra.

La primera cuestión es especialmente importante porque, en virtud de las tropas empleadas por los soviéticos –una mezcla de destacamentos diversos y voluntarios- para el asalto a Liinakhamari, se ha planteado la posibilidad de que esta fuera una operación improvisada. Sin embargo, si tenemos en cuenta que la misión de Barchenko-Emelianov llevaba gestándose desde hacía más de un mes, hay que llegar a la conclusión que la operación, en su conjunto, llevaba prevista desde hacía tiempo, y en consecuencia no se improvisó.

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El Asalto al Cabo Krestoviy; Misión de Comando de la Infantería Naval Soviética (IV)

VI.- El Viaje por Tierra.

La marcha, en dirección suroeste, fue durísima. El terreno apenas tenía vegetación, de modo que no había dónde esconderse en aquella región baldía, donde colinas calvas, cubiertas por grandes lajas de piedra, daban paso a barrancos por los que discurrían arroyos salvajes, y allí donde el terreno parecía suavizarse un poco, entonces los arribes de los cauces de agua se convertían en pantanales. A dos o tres kilómetros de la costa los lagos y la piedra quebrada dieron paso a una serie de líneas de elevaciones con cimas cercanas a los 300m de altitud (que puede parecer escasa, pero si tenemos en cuenta que los hombres venían de la costa y como era el terreno, muy quebrado, nos haremos una idea más cabal del tipo de ascensión que tuvieron que llevar a cabo).

Una visión un tanto artística de la infantería naval soviética

A las dificultades del terreno hay que añadir las inclemencias meteorológicas, un

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