Ante todo, es importante tener en cuenta la inexistencia entonces de las comunicaciones directas a las que estamos acostumbrados ahora. Esta mañana, cuando Pasic empieza a tomar decisiones, solo tiene la primera parte del telegrama de Spalajkovic, su embajador en San Petersburgo, en el que se le anuncia el apoyo ruso pero ninguna medida concreta. Así, no es de extrañar que su primera reacción, en parte diplomática y en parte muy sincera, sea enviar un telegrama a las misiones serbias en el extranjero informando de que Belgrado piensa dar una respuesta conciliatoria en todos los puntos, que dará a Viena total satisfacción. Parece un paso atrás con respecto a las afirmaciones del Ministro de Finanzas Pacu del día 23, pero también podría ser una maniobra diplomática.
En esta misma línea, e informado de ello por el Ministerio de Asuntos Exteriores Serbio, el embajador británico Crackanthorpe envía un telegrama a su gobierno indicando que los serbios están dispuestos incluso a aceptar los puntos 5 y 6 del ultimátum, siempre y cuando se haga según las costumbres internacionales. Sin embargo, cuando el telegrama parte son ya las 12:00, y la situación ha cambiado mucho.
La segunda parte del telegrama de Spalajkovic de la noche anterior ha llegado a las 10:00; y a las 11:30 llega un segundo telegrama, directamente relacionado con la reunión de esta mañana, en el que el embajador ante el zar comunica que los rusos han decidido tomar medidas enérgicas, y que están dispuestos a llegar incluso a la movilización.
Entonces todo cambia. Con el firme apoyo de San Petersburgo, Pasic puede actuar con mucha más confianza. A las 15:00 de este mismo día Serbia Movilizará su ejército. La guarnición de Belgrado va a abandonar sus cuarteles para posicionarse en las alturas en torno a la ciudad, el Banco Nacional y los archivos empezarán su traslado a Kragujevac y el gobierno su desplazamiento a Nis.
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