Cuando el Director General de Correos, Montgomery Blair, se posicionó a favor de ir a suministrar y reforzar fuerte Sumter, tal y como comentamos la semana pasada, lo hizo teniendo a su favor dos bazas que él consideraba importantes.
La primera era la historia. En 1832, Carolina del Sur (el mismo Estado de siempre) había declarado inconstitucionales las leyes de aranceles de ese año y las de 1828, aún más elevados; porque la primera no reducía suficientemente las tasas de la segunda, diseñada, según los políticos de Carolina, para proteger la industria del Norte en detrimento del Sur. Esta decisión había provocado la llamada crisis de la nulidad, que obligó al congreso a votar una ley que permitiera al entonces presidente Andrew Jackson a actuar militarmente contra el Estado sureño. En 1833 el presidente reforzó la guarnición de Charleston, y Carolina del Sur se echó atrás, recordó Blair a quienes estaban con él reunidos, aunque parece que obvió el hecho de que también se aprobó una nueva ley de aranceles, con tasas más bajas. En todo caso, lo que el jefe de correos pretendía era dar un ejemplo de lo que se podía lograr, de lo que se había conseguido, con un poco de decisión.