El ejército que cruzó el Rin (V)

Habíamos dejado a nuestros franceses tratando de abrirse paso  por entre los troncos abatidos que cubrían los caminos del Bienwald, tal vez con la impresión de que la defensa alemana se estaba debilitando. Esta última parte del testimonio del oficial de la Legión Extranjera nos cuenta como fue el avance nocturno que siguió.

Un puesto de mando en el Bienwald. La densidad de los árboles lo convertía en un lugar poco recomendable para combatir.
Un puesto de mando en el Bienwald. La densidad de los árboles lo convertía en un lugar poco recomendable para combatir.

“Nos comunican por radio que las secciones Mertens y Beauchamp van a desplazarse más hacia el oeste, donde parece ser que las tropas americanas habrían conseguido una penetración importante de la línea Sigfrido. Oímos como ruge la batalla, delante de nosotros, en dirección a Kapsweyer y Schaidt. El piper-cub nos señala que una importante columna enemiga se retira hacia la casa forestal de Langenberg. Los goumiers del coronel Leblanc, que progresan por el bosque, ya no son recibidos a tiros. ¿Será verdad que en nuestro sector el enemigo se está retirando?

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El ejército que cruzó el Rin (IV)

Habíamos dejado a la sección de blindados del teniente Robillard en una difícil posición, atascada en uno de los caminos que cruza el bosque de Bienwald y bajo el fuego de un 88 alemán. Tras llamar al puesto de mando, estos les avisan de que va para allá “el abuelo”, sin duda uno de esos personajes singulares que a veces da la guerra. Sigamos con el testimonio del oficial del oficial de la 9.ª Compañía del Regimiento de Marcha de la Legión Extranjera.

Hileras de dientes de dragón y alambre de espino, colocadas por los alemanes en el Bienwald. Sin duda, los troncos caídos no eran el único obstáculo
Hileras de dientes de dragón y alambre de espino, colocadas por los alemanes en el Bienwald. Sin duda, los troncos caídos no eran el único obstáculo

“Unos instantes después, conduciendo su Jeep con, las manos enguantadas y el casco colgando en bandolera, llega al lugar el capitán De Chassey. Deseoso de enterarse de cómo estaba la situación, se subió a los troncos caídos para ver mejor la amplia zona por la que se extendían. Sin embargo, no consiguió ver hasta dónde llegaba así que, con la desenvoltura de los que quieren ‘enterarse’ de cuál es la situación para informar a su jefe con exactitud, se paseó por todas partes, sorprendido de que no le cayera encima proyectil alguno. El teniente [Robillard], también se alegró de que esta ‘ronda de inspección’ no provocara ninguna respuesta belicosa de los de enfrente. Finalmente, convencido de que se podría pasar por aquel agujero de la línea Sigfrido tan solo con una buena sierra y mucho sudor, el capitán se marchó. El problema, claro, era que no había agujero –los alemanes son gente previsora– pero bastaba con hacer uno. De acuerdo con esta filosofía, una vez provista de una excavadora para que abriera camino, las agrupaciones avanzarían de nuevo. ¡Hacia la gloria!”

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El ejército que cruzó el Rin (III)

El bosque de Bienwald iba a ser, como todos los bosques, una auténtica ordalía para las unidades francesas, que tras una larga reconstrucción militar de cuatro años estaban llevando la guerra por fin a Alemania. Primero hubo que conquistar definitivamente la localidad de Scheibenhard, y luego establecer los medios para que cruzaran los blindados: un puente Treadway (básicamente dos listones de acero por los que pueden cruzar, con gran cuidado, los jeeps y los coches de mando), y luego algo más sólido, para que los carros de combate también puedan cruzar el Lauter. Finalmente, y tras diversos sinsabores, incluyendo el derrumbe del primer puente, la ofensiva prosigue. Como decíamos, los pueblecitos que jalonan el Rin son una cosa fácil, pero el bosque no.

Blocao alemán en el bosque de Bienwald.
Blocao alemán en el bosque de Bienwald.

“El 2.º Pelotón avanza hacia el claro de Büchelberg –nos cuenta el diario del 6.º Regimiento de cazadores argelinos–. Se encuentra con un foso anticarro y árboles derribados, mientras un fuego violento se abate sobre los hombres. Pronto entra acción un arma contracarro. Finalmente, la progresión tiene que detenerse y al anochecer la unidad regresa a Neulauterbourg”.

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