Lanchas y Buques de Desembarco Anfibio del día D (I)

Recuperamos un viejo proyecto cuya difusión no deja de tener interés en este artículo en varios tramos sobre este tipo de naves, cuya importancia fue inmensa. Hoy haremos una presentación general, y a lo largo de las próximas jornadas iremos desgranando los diversos tipos de naves que fueron empleadas por los ejércitos aliados el 6 de junio de 1944.

Esperamos que lo disfrutéis.

El equipo de Gehm.

 

            El control del mar en la guerra ha tenido, principalmente, dos grandes finalidades en la historia del conflicto bélico: el asalto anfibio y el bloqueo. Los grandes combates navales han sido tan sólo un medio para obtener el control de una zona marítima y asegurar el cumplimiento de estas misiones sin la interferencia de la flota contraria; o impedir que la flota contraria pueda llevar a cabo este tipo de misiones.

            Dentro de este tipo de misiones, la que tuvo lugar el día D fue, obviamente, un desembarco anfibio.

Los asaltos anfibios no son cosa del siglo XX, sino que son muy antiguos. Uno de los primeros de los que se tiene noticia lo protagonizaron las legiones de Julio César, cuando desembarcaron en Britania.

            A lo largo de la historia los desembarcos anfibios fueron operaciones complejas: había que localizar un punto de desembarco, llegar hasta el, llevar las tropas a tierra y establecer una base estable en dicho punto o en otro cercano mejor equipado conquistado posteriormente.

Leer más

Agosto de 1944. Von Choltitz en París.

Y tras haber seguido a von Choltitz por dos de las acciones más interesantes de su carrera, sin duda ha llegado el momento de volver al lugar que le abrió las puertas de la Historia. ¿Arderá París?

El Hotel Meurice, en bajo los arcos de la Calle de Rívoli. La plaza de la Concordia está al fondo.

Aquel 23 de agosto de 1944 era sin duda un preocupadísimo Choltitz quien se hallaba en su despacho del Hotel Meurice, en la céntrica Rue de Rivoli, que bordea el lado norte del Palacio del Louvre y se extiende hasta la Plaza de la Concordia; donde se hallaba su Cuartel General. Acababa de recibir una orden directa de su Führer: “Paris no debe caer en manos del enemigo, salvo siendo un montón de escombros”, rezaba. Pero el general no lo tenía tan claro.

Leer más

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies