Amedeo Guillet y el «Gruppo Bande Amhara»

Nos encontramos en Etiopía, en 1940. El Virrey Amadeo de Saboya ordena a uno de los oficiales que mejor conoce la zona y sus gentes, el capitán Amedeo Guillet, que forme una unidad de caballería con tropas nativas.

En este capitán de caballería italiano encontramos una figura en la que algunos italianos ven su «Lawrence de Arabia». Convertido al Islam, iba a participar con el equipo olímpico italiano de hípica en los juegos olímpicos de Berlín.  Pero irá a España, donde acabará con el rango de mayor al mando de un tabor marroquí.

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El Ataque a la Bahía de Suda. La Xª Flotiglia MAS entra en guerra.

La flota submarina italiana nunca fue demasiado buena, y en cuanto a su flota de superficie, debido a errores de mando y de concepción operacional, nunca llegó a rendir todo su potencial. Sin embargo, donde si tuvo más éxito la marina italiana fue en el uso de armas de ataque no convencionales, como las lanchas explosivas.

Estas eran muy parecidas a lo que es actualmente una lancha deportiva. De fondo plano, unos cinco metros de eslora y muy poco calado, estaban hechas para la velocidad; con un motor muy potente, pero con escasa autonomía. Las tripulaba por un solo hombre, cuyo puesto de pilotaje era minúsculo ya que toda la sección de proa estaba llena de explosivos, con sus correspondientes espoletas.

El destructor italiano «Sella», fue uno de los buques modificados para transportar lanchas explosivas hacia su objetivo.

La táctica de empleo de estas unidades, que ya habían dado buenos resultados durante la Primera Guerra Mundial, era relativamente simple, y muy parecida a la de un torpedo, solo que tripulado durante la mayor parte de su recorrido. Para poder emplearlas hacía falta que la mar estuviera en calma total. Entonces, eran trasladadas hasta su punto de partida por una nave de mayor tamaño, un destructor, por ejemplo, y largadas sobre el mar a pocas millas de su objetivo. Desde allí se acercaban disimuladamente para, en el último instante, acelerar con toda la potencia de sus motores y lanzarse directamente hacia sus blancos para impactar contra ellos. Por supuesto no eran armas suicidas, y los pilotos tenían que trincar el timón y saltar antes de que se produjera el impacto, lo que delegaba gran parte de la eficacia del ataque en el cuajo de quienes tripulaban las lanchas, ya que cuanto más tarde las abandonaran más fácil era que acertaran a su objetivo. Una vez que la lancha impactaba, solía destrozarse contra el casto del barco atacado, de modo que la carga se hundía hasta que las espoletas de profundidad la detonaban, destrozando la obra viva del buque atacado.

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La Rendición de Italia bajo el prisma de la prensa pro alemana

Ayer, día 8 de septiembre, se cumplieron los 70 años de la rendición de Italia a los aliados. Este fue un acontecimiento de gran importancia político-militar que ha sido narrado muchas veces. A pesar de ello, no nos resistimos a recordar esta efemérides; sin embargo, para no resultar reiterativos, lo haremos a través de la primera plana de la edición del 10 de septiembre de 1943, del periódico francés <<La Tribune de l´Est>>. Este periódico, publicado entonces en la ciudad de Troyes, era uno de los muchos órganos de propaganda del régimen del Mariscal Pétain y de la ocupación Alemana, de ahí su tono, claramente acusatorio, que, obviamente, no compartimos.

Encabezado de la Noticia

También es interesante, antes de pasar a transcribir la noticia, hacer notar la nada velada referencia a los generales franceses, ya que en aquel momento eran bastantes los que luchaban junto a los aliados.

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