31 de julio, desde primera hora. «Estado de Inminente Peligro de Guerra».

 

¡Rusia moviliza! La noticia llega a BERLIN poco después de la media noche, y pone en marcha un proceso que ya no admite marcha atrás.

Nada más saberlo, el Kaiser ordena a Falkenhayn que declare el “Estado de Inminente Peligro de Guerra”, Kriegsgefahrzustand; cosa que sucederá a las 13:00.  Apenas un par de horas antes, al final de la mañana, Austria-Hungría ha decretado también la movilización general. Europa se dirige ya, a toda máquina, hacia una guerra general.

Cinturón fortificado en torno a Verdún, el más importante de Francia, en 1914.

Y uno de los primeros que, al recibir la noticia de la movilización rusa, ha llegado a esta conclusión, es el Canciller alemán Bethmann-Holweg quien en consecuencia empieza a tomar medidas más encaminadas a ganarla que a evitarla. ¿Cómo ha llegado a esta conclusión? Hay que reconocer que el punto de vista alemán es único en esta crisis, ya que Alemania es la única de entre las grandes potencias que tiene un enemigo al este y otro al oeste. Es decir, al movilizar tiene que dividir su ejército en dos partes, cada una de ellas más débil que el ejército enemigo al que se enfrenta. Para solucionar esta situación, los planes operacionales alemanes habían sostenido en todo momento la necesidad de derrotar rápidamente a uno de los dos oponentes con la mayor parte de las tropas, para luego atacar y derrotar al otro. Durante años el primer contrario a derrotar había sido Rusia; pero luego, el Plan Schlieffen cambió las cosas, otorgando el dudoso honor a Francia. No es este el momento de entrar en las complejidades de dicho plan, ni en sus motivos, pero sí tenemos que hablar de sus consecuencias. Todas las demás potencias pueden movilizar y esperar a ver qué pasa; pero, en virtud de las características que ya hemos comentado, Alemania no. Alemania tiene que movilizar y atacar directamente, y desgraciadamente, como no tiene planes para una campaña contra Rusia, su primer blanco ha de ser Francia; la cual cuenta con la agresión alemana para interpretar el papel de pacífica víctima y arrastrar a la guerra al Reino Unido.

Precisamente para asegurarse la victoria, el Canciller alemán tiene que apretar las tuercas a sus potenciales enemigos, o bien para obligarlos a echarse atrás, o bien para obligarlos a ejecutar preparativos militares que no dejen a Alemania como la parte agresora; y para ello decide enviar un ultimátum a cada uno de ellos.

Rusia deberá detener su movilización e ir dando marcha atrás en sus medidas militares. Sazonov se negará, sin comprender que dicha negativa significa que Alemania movilizará y que dicha movilización, como ya hemos explicado, significará la guerra. Sin embargo no toda la responsabilidad recaerá sobre Sazonov, pues es Moltke quien no le informa de lo que implica una movilización alemana; según algunos autores, con la intención de que hagan caso omiso y así asegurarse una guerra.

Francia, por su parte, deberá prometer no movilizar. Esta exigencia podría obtener una respuesta conciliatoria, por lo que los dirigentes alemanes han acordado que en este caso se les exigirá la rendición de las fortalezas de Toul y Verdún, que protegen la frontera, con la seguridad de que eso jamás lo aceptarán. No será necesario llegar tan lejos pues Viviani va a contestar al ultimátum alemán que Francia actuará siguiendo sus intereses.

¿Quieres opinar sobre esta noticia? Debate: El Desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial

Viene de: 30 de julio, al final del día. Actos de Guerra, Palabras de Paz.

Sigue en: 31 de julio, hasta última hora. Londres es la Última Esperanza.

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