En la entrada anterior de esta serie nos dejamos uno de los tres elementos fundamentales del <<impulso>> operacional: la sorpresa. En esta nos referiremos brevemente a dos conceptos clave de las operaciones del Ejército Rojo: Maskirovka y Razvedka.
La primera es el arte de la disimulación y de la intoxicación, la que más tiene que ver, en consecuencia, con la consecución de la sorpresa operacional. A lo largo de la guerra el Ejército Soviético desarrolló complejas técnicas para lograr este objetivo, que podemos desglosar, entre otros, en los siguientes objetivos parciales: evitar que el enemigo pueda localizar las concentraciones de fuerza propias; disimular los objetivos que se pretenden, y la profundidad a la que se hallan dentro del dispositivo enemigo; engañar al enemigo con respecto al centro de gravedad del ataque por venir, incluso sobre la existencia futura misma de dicho ataque.
Cada uno de estos aspectos se lograba de maneras determinadas. AsÃ, por ejemplo, los desplazamientos de las tropas se hacÃan solo de noche, y con todos los faros apagados, o cuando habÃa una niebla lo suficientemente espesa como para evitar que las columnas fueran detectadas por la observación enemiga. Además, durante el dÃa, las tropas debÃan quedar camufladas en bosques, barrancos, edificios o bajo redes de camuflaje, de modo que no pudieran ser localizados por la observación aérea alemana.