MISTERIOS DE KURSK (V) – ¿Que sabían los soviéticos de las intenciones alemanas?

Una de las afirmaciones más comunes sobre la batalla de Kursk es que la STAVKA (el alto mando soviético) estaba perfectamente al corriente de cuáles eran las intenciones de los alemanes en Kursk, cosa totalmente cierta. ¿Cómo fue eso?

En primer lugar, hay que tenerlo en cuenta, porque la conformación del frente en el este invitaba claramente a elegir Kursk como objetivo de un ataque en pinza, que era la maniobra favorita de los alemanes. De hecho, lo llamativo, en este sentido, es que los alemanes no estuvieran preparados para la ofensiva sobre Orel (“Operación Kutusov”) lanzada por los soviéticos el 12 de julio contra el saliente que ellos mismo tenían al norte de Kursk, y que era igualmente goloso.

El Cazacarros Elephant fue una de las armas secretas alemanas en Kursk.

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Algunos casos del trato soviético a sus propios soldados y a sus heridos

Leyendo el libro de memorias del capitán de la 9ª Compañía del III/262 de la División Azul, Serafín Pardo Martínez, me encuentro con un par de narraciones que arrojan bastante claridad al desprecio total que tenía el Ejército Soviético por sus heridos, o incluso por sus propios soldados.

Cuenta el capitán Pardo que su compañía, por entonces al mando del Capitán Jaime Milans del Bosch, había sido destinada junto con el batallón y otras unidades más de la DEV, a formar parte de la Agrupación Hoppe (Kampfgruppe Hoppe), que era la fuerza destinada a cerrar desde el sur la bolsa

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MISTERIOS DE KURSK (IV) – ¿Fue la operación “Zitadelle” (la ofensiva alemana de Kursk) una buena idea?

Para contestar a esta pregunta tenemos que plantearnos las tres posibilidades estratégicas que tenía la Wehrmacht aquel verano de 1943.

–  Defensa estática

–  Defensa elástica

–  Ofensiva limitada.

Pasemos a analizar estas opciones.

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MISTERIOS DE KURSK (III) – La lista del carnicero, la Siempre Espinosa Cuestión de las Bajas Humanas.

Otro de los aspectos en los que la historiografía de la batalla de Kursk ha sufrido un cambio radical es en lo que a las bajas humanas se refiere.

Empezando por los soviéticos hay que decir, ante todo, que no tenemos una idea concreta de cuantas bajas sufrieron, pues las cifras que se conocen –para toda la campaña de Kursk- oscilan entre las cantidades ridículas que fueron publicadas (o mejor, publicitadas) durante el estalinismo, y las elevadísimas cifras que indicaron los historiadores posteriores, tan hinchadas que para autores de la talla de David Glantz y Jonathan House tan solo reflejaban el anticomunismo de quienes las citaban, y no la realidad histórica.

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1941 – Panzer Meyer relata un asalto suicida soviético

En su libro de memorias Grenadiers, el mayor Kurt Meyer cuenta una de sus primeras experiencias con los asaltos en masa de la infantería soviética, ocurrida el 17 de septiembre de 1941 en el sur de Ucrania.

Desde la escarpada orilla en Genitschesk podíamos ver a lo lejos, hacia el sur, todos los movimientos enemigos. No cabía dentro de mi asombro cuando ví a los soviéticos  atacarnos de repente,

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MISTERIOS DE KURSK (II) – La Descomunal Batalla de Carros de Prokhorovka

Siguiendo con nuestra serie semanal sobre la batalla de Kursk, os ofrecemos una nueva cuestión interesante.

Pocos acontecimientos de la segunda guerra mundial han acaparado tanto la atención como el baile de acero blindado que resultó ser la batalla de Prokhorovka, por el control del puente de tierra (zona de paso libre sin tener que cruzar ningún río) entre los ríos Psel y Donetz, más allá del cual estaba la estepa libre de obstáculos. En su momento se llegó a decir que allí se habían enfrentado entre 1.200 y 1.500 carros de combate en la jornada del 12 de julio de 1943.

Vamos a analizar esta afirmación.

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Normas para combatir la congelación en el frente ruso

El general Gulliermo Díaz del Río relata en su libro de memorias de guerra  Los Zapadores de la División Azul las visicitudes de la III Compañía de zapadores del Batallón de Zapadores, de la que fue capitán hasta el verano de 1942.

Vivió de primera mano los duros combates de Possad y Otenski y de los blocaos Vérctice y Minas durante el mes de noviembre con temperaturas de 15 y 20 grados bajo cero. Hablando del deficiente equipamiento de abrigo del que disponía el ejército alemán en aquel invierno de 1941, Guillermo Díaz  hace algunas observaciones respecto a las normas a seguir para evitar casos de congelación.

–  Después de un servicio en el exterior con temperaturas bajo cero no se podía uno acercar directamente al fuego, pues había que esperar a que la reacción del cuerpo se fuese logrando con

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