La formación de los oficiales en la Reichswehr (I)

A pesar de que Hollywood, y no solo ellos, ha querido describir a los oficiales alemanes de la Segunda Guerra Mundial como zombis incapaces de pensar por sí mismo, un mito cuyas interesantes raíces se basan tanto en la incomprensión de su interesante sistema de mando y control como en el argumento de la “obediencia debida” que tanto esgrimieron estos a posteriori para congraciarse con los vencedores, estos conformaron un cuerpo muy bien preparado, flexible y creativo, y fueron una de las armas fundamentales con que contaría la Wehrmacht hitleriana durante la contienda.

El programa básico de entrenamiento de los oficiales quedó definido por la Regulación Militar 29A, emitida en noviembre de 1920 y que iba a estar en vigor hasta 1931. Inicialmente, solo pudieron acceder a las escuelas de formación los oficiales veteranos de la Primera Guerra Mundial, pero a partir del segundo curso: 1921-22, empezaron a ser aceptados también aquellos que no eran veteranos. El sistema de formación tuvo un primer periodo, que podríamos llamar de prueba, hasta 1924, cuando tras una profunda revisión, el mismísimo Hans von Seeckt (comandante en jefe, de facto, del Ejército alemán) ordenó que se aumentara el nivel de exigencia tanto en los requisitos de admisión del candidato como en los programas formativos en las escuelas específicas de cada arma.

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