El pin-up es un género artístico que se desarrolló principalmente en los Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX, especialmente en los años 40 y 50.
Este género se caracteriza por recoger ilustraciones cargadas de erotismo y sensualidad, basadas en el ideal de belleza femenina de la época (ilustraciones procedentes de revistas, calendarios y anuncios que solían colgarse con chinchetas de la pared, recibiendo por este motivo su nombre, al proceder del término inglés “pinned up”). Este arte se basaba en el encanto de sugerir el cuerpo femenino, antes que enseñarlo al completo; si bien es cierto que con el paso del tiempo se fue incrementando su nivel sexual. El concepto de belleza recogido en el pin-up tuvo tal éxito dentro de la sociedad que llegó a influir en el cine, la fotografía, la moda, el cómic, etc., conformando un nuevo icono de feminidad.
Debido a la naturaleza de este arte numerosas han sido las voces que han criticado este estilo debido a la visión hiper-sexualizada de la mujer como un objeto de deseo. Sin embargo, no hemos de olvidar que la representación del cuerpo desnudo de la mujer ha sido una constante a lo largo de toda la historia del arte. No cabe duda de que el cuerpo femenino ha supuesto siempre una fuente de inspiración para el artista a lo largo del tiempo. Desde la Antigüedad, grandes pintores como Botticelli con su obra El nacimiento de Venus, se han esforzado por representar la belleza femenina; sin embargo será el pin-up el que marque la nueva estética y el nuevo modelo de mujer americana del siglo XX.
Los orígenes del pin-up se sitúan en el siglo XIX, con la aparición de la fotografía y la mejora de los medios de impresión, que permitirían una popularización y un mayor acceso a la sexualidad femenina. Estas fotografías eróticas iniciales mostraban a mujeres acordes a los cánones estéticos de su época en diversos estados de desnudez, inspirándose en las tradicionales representaciones artísticas anteriores de mujeres como las diosas griegas o las majas de Goya (fotografías en posturas muy rígidas, en las que las modelos se apoyaban en algún elemento o se tumbaban debido al largo tiempo que se necesitaba para realizar una sesión fotográfica con las cámaras del momento).[1]
Estas fotografías comenzaron a popularizarse a finales de siglo, de la mano de actrices (especialmente de géneros artísticos como el burlesque) e intérpretes que recurren a los cromos y a las cartas de visita con retratos fotográficos que sugieren a menudo el desnudo. Sacando ventaja de la costumbre de la época de coleccionar las tarjetas de visita, estas mujeres decidieron aprovechar este medio para darse a conocer entre el público y promocionar sus espectáculos (el pequeño tamaño de estas cartas de visita permitía además que estas fotografías pudieran colgarse en cualquier lugar convirtiéndose así en los primeros retratos pin-up).[1] La costumbre de coleccionar estas tarjetas permitió que se infiltraran en las casas de la burguesía e influyeran en algunas mujeres que comenzarían a idealizar este modelo de mujer en contraposición con la rígida y asexual mujer de la época victoriana, lo que permitió a estas actrices comenzar a ser aceptadas en el mundo del teatro y a asentar la nueva imagen de la mujer transgresora, independiente y moderna. Sin embargo, se criticó el teatro como una influencia corruptora para la mujer decente y se consideró que este tipo de imágenes eran sólo apropiadas para el deleite del público masculino.
Para el final de siglo este tipo de fotografías se seguían reservando para mujeres de ciertos oficios como prostitutas, bailarinas y actrices, que tradicionalmente se habían caracterizado por su sexualidad. Estas acciones se consideraban propias de las mujeres procedentes de esta clase, en contraposición a la mujer burguesa que debía hacerse cargo del hogar y conservar una estricta moral sexual. Sin embargo, a medida que poco a poco algunas mujeres jóvenes se comenzaban a incorporar al mundo laboral o a acceder a los estudios para acceder a una profesión, la presencia de la mujer se fue incrementando en el espacio público y por tanto el término de mujer pública fue perdiendo su connotación negativa.
Fue el dibujante americano Charles Dana Gibson quien comenzó a realizar en la década de 1890 para la revista Life dibujos femeninos inspirados en estas nuevas, educadas e independientes mujeres jóvenes; continuando posteriormente su trabajo en otras publicaciones. Sus representaciones, conocidas como Gibson Girl, dieron lugar al primer arquetipo de belleza femenina estadounidense. Este nuevo modelo se inspiraba en las nuevas mujeres de clase media y alta, en contraposición con la mujer victoriana, con una mayor confianza y conciencia sexual que influiría en el deseo masculino y en el modelo de belleza femenino. Las creaciones de Gibson lograron que el pin-up se alejase de su asociación con mujeres de baja clase.[1]
De este modo, desde 1900 hasta la Primera Guerra Mundial el pin-up reflejó mujeres majestuosas y aristocráticas, apenas desnudas, cargadas de un aire exótico oriental.[2] Sería a raíz del estallido de la Primera Guerra Mundial cuando las mujeres saldrían de sus casas y pasarían a hacerse cargo del trabajo de los hombres en las fábricas, obteniendo así su independencia con respecto a la anterior subordinación a los hombres y pudiendo soñar con ser actrices o bailarinas en lugar de esposas y madres. Sin embargo, tras finalizar la guerra las mujeres deberían volver a sus tradicionales ocupaciones en el hogar ante el regreso de los hombres. A pesar de ello, la guerra supuso para la mujer una mayor libertad de movimientos y de actitudes, que se reflejará también en una mayor libertad en la forma de vestir.[3] Esto daría pie al surgimiento en los años 20 de un nuevo modelo de mujer, la flapper: un modelo de mujer transgresora y rebelde, sexualmente libre, a la que le gustaban las fiestas, beber, fumar y conducir a gran velocidad. El pin-up durante estos años sería un reflejo de estas chicas jóvenes y alegres que amaban las fiestas. Sin embargo, la gran crisis económica que estalló en 1929 acabaría con el estilo alegre y distendido de estas mujeres.
Tras la desaparición de la Gibson Girl y el rápido paso de las flapper fue la revista Esquire la que sustituyó a Life en elevar el estatus y la visibilidad de las ilustraciones pin-up. La revista Esquire fue fundada en el año 1933 y estaba especialmente dirigida a un público masculino, debido al gran crecimiento en el comercio de la ropa masculina (si bien es cierto que también tuvo una gran difusión entre el público femenino, siendo muchos de sus lectores mujeres). Inicialmente su distribución se produjo entre las tiendas de ropa, pero su gran éxito hizo que pronto tuviese que ser redistribuida a los quioscos. La revista buscaba centrarse en la moda masculina, pero a la vez incluía diversos artículos sobre la cultura contemporánea y estilos de vida, arte contemporáneo, música, cine e incluso política norteamericana.
Sin embargo uno de los elementos más populares de la revista eran sus representaciones femeninas, estas chicas al igual que las de Gibson mostraban a mujeres glamurosas, pero en diversos estados de desnudez y a menudo en situaciones sexuales humorísticas. De este modo Esquire logró combinar la sofisticación cultural con el humor indecente y picante.
(Continuará…)
[1] Buszek, Maria Elena. Pin-up grrrls: feminism, sexuality, popular culture. Durham: Duke University Press, 2006, pág. 96.
[2] Geradts, Evert. Pin up. Enghien: Artefact, 1984, pág. 10.
[3]Nielfa Cristóbal, Gloria. “¿El siglo de las mujeres?”. Cuadernos de historia contemporánea. Nº 21 (1999): 69.
[1] Expósito García, Mercedes. De la «garçonne» a la «pin-up»: mujeres y hombres en el siglo XX. Madrid: Cátedra, 2016, pág. 364.
[1] Stein, Ralph . The pin-up from 1852 to now. London: Hamlyn, 1974, pág. 44.