Ediciones Salamina acaba de anunciar la publicación del tercer volumen de la tetralogía de David Stahel sobre la Operación Barbarroja, una de las obras cumbre sobre la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941.
El lanzamiento de la Operación Tifón anunció el comienzo de una de las mayores ofensivas alemanas de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, solo es superada por las operaciones germanas encaminadas a la invasión de Francia y los Países Bajos en mayo de 1940 (Plan Amarillo), y a la propia invasión de la Unión Soviética en junio de 1941 (Operación Barbarroja).
Aunque la lucha en el frente del este sea quizá mejor conocida por la ofensiva de Hitler del verano 1942, encaminada a la conquista de los campos petrolíferos del sur de Rusia (Plan Azul), que culminó en la batalla de Stalingrado, dicha ofensiva del Grupo de Ejércitos Sur no contó más que con la mitad de los efectivos empleados en la Operación Tifón.
Del mismo modo, la ofensiva de verano alemana de julio de 1943 en Kursk implicó a tres cuartos de millón de hombres, que también es una cantidad de efectivos muy inferior a la del contingente de tropas empleado en Tifón. Aunque las operaciones alemanas para la invasión de Francia y la Unión Soviética lo fueron a mucha mayor escala (cada una implicó la participación de más de tres millones de hombres), el mando sobre el terreno fue dividido entre tres comandantes de campo. Por su parte, la Operación Tifón fue dirigida en exclusiva por el mariscal Fedor von Bock, cuyo grupo de ejércitos se convirtió en el mayor mando de tropas alemán de la guerra con casi dos millones de hombres a sus órdenes.
A primeros de octubre de 1941, la contienda de Alemania contra la Unión Soviética duraba ya más de tres meses. Fueron, de lejos, los tres meses más sangrientos de la guerra de Hitler hasta ese momento, con 185.000 alemanes muertos y una cantidad muy superior de soldados soviéticos caídos. Hitler buscaba desesperadamente la finalización de la guerra en el este y para conseguirlo, él y sus generales concibieron un plan que preveía una nueva ofensiva masiva en el centro del frente cuyo objetivo era tomar Moscú.
Para ello, el Grupo de Ejércitos Centro, el más grande de los tres grupos de ejércitos alemanes del frente oriental, fue reforzado hasta reunir 1,9 millones de soldados que habrían de enfrentarse a 1,25 millones de soldados soviéticos de los Frentes de Reserva, Oeste y Briansk. Las batallas resultantes en Viaz’ma y Briansk habrían de convertirse en unas de las más grandes de los cuatro años de guerra de Alemania contra la Unión Soviética.
En octubre de 1941, Hitler lanzó la Operación Tifón, la ofensiva alemana que pretendía conquistar Moscú y sacar a la Unión Soviética de la guerra. Como última oportunidad de escapar a las terribles implicaciones de una campaña de invierno, Hitler ordenó a setenta y cinco divisiones alemanas, casi dos millones de hombres y tres de los cuatro grupos panzer que pasasen a la ofensiva. Pronto obtendrían las gigantescas victorias de Viaz’ma y Briansk, entre las mayores batallas de la Segunda Guerra Mundial, pero poco después terminarían sufriendo la primera gran derrota del ejército Alemán.
Este nuevo estudio monográfico sobre la Operación Tifón aborda las perspectivas tanto del alto mando alemán como de los soldados de primera línea, revelando que, a pesar del éxito en el campo de batalla, el esfuerzo de guerra alemán en su totalidad atravesaba problemas mucho mayores de lo que habitualmente se ha señalado. Las esperanzas de Alemania de obtener una victoria estratégica definitiva en el Este dependían del éxito operacional de la ofensiva de octubre, pero las condiciones meteorológicas del otoño y la obstinada resistencia del Ejército Rojo sumados a la mala planificación logística y estratégica alemana lograron que la toma de Moscú distase mucho de ser viable.
«El nuevo libro de Stahel sobre la Operación Tifón es su mejor obra hasta ahora. Conjugando una detallada investigación de archivo, un conocimiento profundo de las fuentes secundarias y una narrativa apasionante, Stahel ha establecido un nuevo estándar en el campo académico del Frente del Este. Ningún estudiante del enorme conflicto entre la Alemania nazi y la Unión Soviética debería dejar de leer este libro. Una gran aportación a la historiografía» Robert M. Citino
«Stahel, como ha hecho con sus dos libros anteriores, ha reinterpretado acertada y fundamentalmente las fases tardías de la campaña de Barbarroja. Es de lectura obligada para historiadores militares e historiadores en general» David M. Glantz
¿Pero que alternativa tenían los alemanes? Sabían que si paraban y se establecían a la defensiva hasta que pasara el invierno, en primavera los soviéticos se habrían recuperado mucho, quizás demasiado, mientras que si atacaban de inmediato aprovechaban el momento más bajo del Ejército Rojo. Con divisiones de infantería de 3.000 hombres por ejemplo.
Es interesante señalar como el Ejército Rojo inicia la guerra con divisiones bastante grandes y como estas van adelgazando durante la guerra, pero a partir de las victorias de 1943 y 1944 vuelven a «engordar», incluyendo más infantería y sobretodo más artillería.
Hola, si tenían otra opción, el plan de Manstein, que atacarán los rusos, dejarlos entran, alargar sus líneas de suministro, contraatacar, (martillo-junke) , plan muy parecido ala toma de Jarkof, (que de aver podido continuar, seguramente el saliente de Kursk, no se hubiera dado), MI opinión ese plan posiblemente obtenido más éxito.
Luego de la batalla de Smolensk (principio de agosto), la Whermacht debió hacer una parada logística. A continuación, en lugar de retomar la senda hacia Moscú, dividieron sus fuerzas acorazadas en los frentes sur y norte, para retomar la ofensiva a principios de octubre. Este parón de dos meses no le reportó ningún beneficio. En dos semanas los alemanes llegaron a las puertas de Moscú, pero entonces llegó el general invierno.