La Batalla de la Bolsa de Lille (III)

Sin embargo, en medio de todo el caos que acabamos de narrar, la resistencia se va reorganizando poco a poco. Como ya hemos visto, la primera división en plantar cara había sido la 15ª División Motorizada, gracias, fundamentalmente, a dos factores: que su estructura organizativa estaba intacta y que su comandante en jefe, el General Juin, era un hombre sumamente enérgico, que dio a sus oficiales la orden tajante de “Resistir donde se encuentren, hacer frente al enemigo venga de donde venga”.

Tropas francesas circulando en el interior de Lille, en medio del caos, quien sabe si hacia el frente o en dirección contraria.

Está amaneciendo el día 28, y en ese momento la división de Juin se halla distribuida de la siguiente manera: el 4º Regimiento en Haubourdin, el 27º en Wattignies, el 134º en Ronchin y la artillería en una cresta al oeste del Arbrisseau. A estas fuerzas pronto se les van a sumar tropas de la 1ª División de Infantería Motorizada, que se despliegan en Loos y cuyo jefe, el General Jenoudet, se pondrá de inmediato a disposición del general Juin. Todas estas tropas tendrán como misión la defensa de la bolsa en dirección este.

Al anteriormente descrito pronto se le van a sumar otros dos sectores. Hacia el sur y el sureste se despliegan los restos de la 25ª División Motorizada (en Flequieres, y en Hauburdin, a partir de las 16:00) y la 2ª y la 5ª Divisiones Nord-Africanas (al norte y al sur de Hauburdin, respectivamente), bajo las órdenes del General Molinié, patrón de la primera, que como general de mayor antigüedad será también el Comandante en Jefe de todas las tropas atrapadas.

El otro sector, orientado hacia el noroeste, es el menos guarnecido, y se articula en torno a la División Marroquí del General Mellier.

En este mapa se pueden ver las posiciones aproximadas de las unidades francesas en torno a Lille.

Hasta aquí hemos descrito una situación limpia y clara, pero a pesar de que, como ya hemos dicho, la resistencia se iba organizando, la realidad no era tan halagüeña como la describen estas líneas. No hemos descrito las muchas pequeñas unidades, de diversos tamaños y con diversos efectivos, que se movían por la región; ni nos hemos detenido en los elementos de guarnición de la propia ciudad, como la 101ª División de Fortaleza; y a todo esto hay que añadir la lamentable situación de efectivos en la que se encontraban las divisiones que si hemos citado. Así, por ejemplo, la 25ª División Motorizada se compone, inicialmente, de un centenar de hombres del 92º Regimiento de Infantería y una batería del 216º Regimiento de Artillería.

Otro testimonio interesante se refiere al estado en que se encontraba la 2ª División Nord-Africana, del General Dame. “Se puede establecer que tenía un valor de cinco batallones muy cansados, de los cuatro, extremadamente reducidos, más el grupo de reconocimiento divisionario, muy castigado, el 40º RANA (Regimiento de Artillería Nord-Africano) entero, un grupo de 240 y algunas fracciones de las compañías de ingenieros. Por otro lado, unidades perdidas de otras divisiones son encajadas aquí y allí dentro del sector. Inicialmente, toda la artillería disponible es empleada para defender la localidad contra los blindados; posteriormente, el grupo pesado llevará a cabo algunos disparos a larga distancia contra Seclin y en otras direcciones, mientras los grupos del 40º conservan su misión de apoyo a la infantería”.

El General Jean Baptiste Emmanuel Molinié fue, debido a que era el de mayor antiguedad, el comandante en jefe de la bolsa, aunque a efectos prácticos no pudo ejercer dicha autoridad.

Los combates a lo largo de la jornada van a ser muy duros, sobre todo en el sector Este, donde las tropas de la división de Juin tendrán que retirarse hacia los arrabales de la ciudad, mientras que la división de Jenoudet acaba por ser encerrada en Loos. Podemos cifrar los defensores restantes al anochecer del día 28 en unos 30.000 a 40.000 hombres, repartidos aproximadamente en 30 batallones de infantería, 12 grupos de artillería y 5 de reconocimiento.

Y aún queda lo peor, tratar de escapar.

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