El 14 de diciembre de 1939, tras haberse desplegado y haber dividido a la 163.ª División soviética en cinco mottis, el más importante de ellos encerrado en la localidad de Suomussalmi, el coronel Siilasvuo dio por fin la orden de ataque. Nada más empezar su camino hacia el pueblo, entre la nieve y los árboles, los atacantes empezaron a recibir fuego por la retaguardia. Se trataba de una serie de nidos de ametralladora que no habían sido detectados el día anterior y cuyos ocupantes, muy motivados a pesar del frío y el aislamiento, habían decidido vender caras sus vidas.
Mientras el grueso del 27.º Regimiento finlandés avanzaba hacia el pueblo, sus jefes enviaron un destacamento hacia el nordeste, más allá del lago helado, para cortar la ruta de aprovisionamiento de los soviéticos. Este destacamento iba a mantenerse en posición hasta el día 18, cuando fue expulsado por los soviéticos. Esos mismos días estuvo intentando Siilasvuo ocupar Suomussalmi, sin éxito. El enemigo era demasiado fuerte y, aunque aislado, estaba bien atrincherado, y los finlandeses habían sufrido muchas bajas, por lo que se canceló el ataque y pasaron a posicionarse en torno a los soviéticos, a fin de mantenerlos aislados.