Los de la última carga (III): la Brigada de Kemper.

 

Situada a la derecha de la Brigada de Garnett, la de Kemper, que ocupó el extremo sur del despliegue de Pickett, estaba formada por otros cinco regimientos: 1.º, 3.º, 7.º, 11.º y 24.º de Virginia. Habían pasado la noche cerca de la carretera de Chambersburg, se habían levantado al alba y habían marchado por la hondonada al oeste de la granja Spangler. Dos de sus compañías, la D del 1.º y la D del 11.º de Virginia, fueron desplegadas como escaramuzadores por delante de las brigadas de Wilcox y Lang, tras las cuales se desplegaron, de norte a sur, el 24.º, 11.º, 1.º, 7.º y 3.er regimientos de Virginia.

Recreación de las tropas de la Brigada de Vermont, orientadas hacia el norte, destrozando a las tropas confederadas de Kemper.

Su comandante en jefe, el general de brigada James Lawson Kemper, era el único de los jefes de Brigada de Pickett que no era militar profesional, y el más joven, y tampoco tenía la ventaja, como muchos otros, de haber luchado en la Guerra de México, pues cuando llegó allí su unidad fue destinada a defender la provincia de Coahuila. En realidad, se trataba de un político, un personaje importante del Comité de Asuntos Militares de Virginia, lo que le había llevado a comandar el 7.º Regimiento de Virginia desde la primera batalla de Manassas hasta la de Seven Pines, donde su sobresaliente actuación le valió un ascenso. Comandó esta brigada en la segunda batalla de Manassas y en Antietam.

Hay que decir que, a pesar de toda su influencia, su mando había sido irregular, pues tras la campaña de los Siete Días había llegado a comandar una pequeña división formada por parte de la antigua división de Longstreet, pero poco después esta fue integrada en la División de Jones, siendo él devuelto al puesto de jefe de Brigada, y tras Antietam la división fue puesta bajo el mando de Pickett cuando, tal vez, debiera de haberle correspondido el mando. En todo caso, la unidad, al igual que la de Garnett, de la que ya hablamos en su momento, no volvería a entrar en combate hasta la jornada de Gettysburg.

El general de brigada James L. Kemper

Cuando los hombres del 3.º de Virginia observaron lo que les esperaba, se mostraron tan “quietos y pensativos como cuáqueros en un festival del amor”, comentó el coronel Joseph Mayo. “Si –le contestó el también coronel Waller T. Patton (tío abuelo del general de la segunda guerra mundial) – y ya pueden serlo, si saben lo que les espera. He estado allá arriba, donde está Dearing [al mando de una batería de artillería] y mirado a través del campo de batalla hacia donde están los yanquis”.

Cuando se dio la orden, los soldados, no sin cierto fatalismo, avanzaron hacia el enemigo, virando una y otra vez hacia la izquierda para mantenerse unidos a la Brigada de Garnett, y recibiendo, consecuentemente, un terrible fuego de flanco suministrado por varios regimientos de Vermont. “Ahí están los cañones, muchachos, id a por ellos” parece que dijo Kemper antes de alzarse sobre los estribos de su montura y recibir un balazo en el abdomen. Fue, precisamente, el coronel Joseph Mayo quien ocupó su puesto. Tras caer, nuestro protagonista se convirtió en el sujeto de una historia un tanto rocambolesca. Primero fue capturado por los unionistas, luego rescatado por un sargento confederado y llevado hasta sus propias líneas en una camilla, donde se encontró con el general Lee, a quien indicó que creía que su herida era mortal, y unos días más tarde, fue capturado de nuevo durante la retirada confederada; además, finalmente no murió, sino que se recuperó y fue intercambiado por un oficial federal el 19 de septiembre. Incapacitado para mandar tropas en un campo de batalla, acabaría la guerra como comandante en jefe de las Fuerzas de Reserva de Virginia.

El coronel Waller T. Patton, del 7.º de Virginia.

Tras la guerra, Kemper volvió a ejercer como abogado y fue gobernador de Virginia, pero había sido imposible extraerle la bala del abdomen y sufrió graves dolores durante toda su vida. Aun así, puede decirse que tuvo suerte. El 1.º de Virginia sufrió 113 bajas, de 209 hombres, entre ellas su jefe, el coronel Lewis B. Williams, quien murió a causa de una explosión cercana, que le hizo caer de su caballo sobre su propia espada. El 3.º de Virginia perdió 128 de 332 hombres, entre ellos el coronel Joseph Mayo, primero porque fue ascendido al mando de la Brigada al desaparecer Kemper, para ser herido después y retirado del campo de batalla. El 7.º de Virginia sufrió 149 bajas de los 335 hombres que lo componían, incluido el coronel Waller T. Patton, de quien ya hemos hablado, herido de muerte y capturado por los unionistas. El 11.º perdió, a su vez 146 de sus 359 hombres, incluido el comandante Kirkwood Otey, herido en el hombre, pero que se recuperaría y continuaría al mando de su regimiento hasta la rendición de Lee en Appomatox. Finalmente, el 24.º Regimiento de Virginia perdió 163 hombres, la cifra más elevada de la brigada, en aquel día fatídico, incluyendo una vez más a su coronel: William R. Terry, quien también iba a recuperarse, y a ascender al mando de esta brigada de Kemper.

2 comentarios en «Los de la última carga (III): la Brigada de Kemper.»

  1. ¿Y cuantos hombres contaba el 24ª? Unas bajas muy altas, calculando solo los 4 primeros regimientos 43.4% peor que la carga de la Brigada Ligera que fue de un 37%

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