Uno de los temas que define el siglo XIX son las aventuras coloniales protagonizadas durante el mismo: el motín de los cipayos en la India, la exploración del Oeste americano, la progresión rusa por Siberia; muy a menudo nos las encontramos, por ejemplo, en las páginas de algunos de los grandes autores de novela de la época. ¿Quién no recuerda a Miguel Strogoff tratando de llegar a Irkutsk desesperadamente? Personalmente, fue otro autor de novela, tal vez algo más lúdico aunque nunca menos interesante, quien me descubrió este escenario recóndito: Emilio Salgari, cuya Favorita del Mahdi, escrita en 1887, nos lleva directamente al exótico, y hoy tan desgraciado Sudán, a medio camino entre las entonces enigmáticas fuentes del Nilo y las todavía impresionantes pirámides egipcias.
La primera sorpresa que uno podría llevarse con el Sudán es que no era una especie de semi-desierto ignoto, sino un territorio que, bañado por el Nilo, podía sustentar una economía y un sistema de tribus de gran riqueza, y una población lo suficientemente numerosa como, para su mal, convertirse en una de las fuentes y vías fundamentales del tráfico de esclavos.
Este comercio fue, entre otras, una de las razones fundamentales de los conflictos que surgirían en el Sudán. Desde su conquista, los turco-egipcios habían instalado una administración destinada a la explotación económica, prácticamente colonial, de los territorios que antaño habían sido sultanatos independientes como Darfur y Sennar; un contexto que creó importantes sectores de descontento, cosa que no mejoraría cuando los tratos entre el Jedive egipcio y los recién llegados británicos pretendieron acabar con el tráfico de esclavos en la región.
En este contexto surgió Muhammad Ahmad, el Mahdi, con la intención de crear un estado islámico similar a Medina en el siglo VII, que no tenía que estar reñido, necesariamente, con el lucrativo comercio que había enriquecido durante décadas a las élites de la región. Aun así, el triunfo mahdista no fue inmediato, y durante la campaña de expansión inicial muchas ciudades y tribus prefirieron oponerse al recién llegado, o permanecer neutrales, si no hicieron, directamente, doble juego… con los nuevos nunca se sabe.
Sin embargo, la “rebelión” triunfó, el asedio y conquista final de Jartúm, la capital, defendida por el inolvidable “chino” Gordon, cuyo rostro ha quedado en el imaginario colectivo como el del actor Charlton Heston, marcaron el nacimiento de un nuevo estado. No fue un triunfo fácil. Enviado inicialmente para evacuar a los súbditos británicos que residían en el Sudán, Gordon decidió finalmente, por diversas razones entre las que tal vez podamos citar la dificultad que suponía recorrer el Nilo por un territorio en plena anarquía, quedarse en la ciudad y defenderla, dando origen a un clamor en el Reino Unido para que se enviara una expedición de socorro. Una columna, dirigida por Sir Garnet Joseph Wolseley, lo intentó ascendiendo el Nilo en barcas manejadas, curiosamente, por cannotiers canadienses, expertos de este tipo de acciones, otra intentó llegar desde Suakim, en la costa del Mar Rojo.
La primera tuvo que enfrentarse con el desierto y sus vanguardias llegaron a Jartúm muy poco después de que la ciudad cayera en manos de los mahdistas y su defensor resultara muerto en las escaleras de su residencia; la segunda tuvo que enfrentarse a uno de los adversarios más temibles de la región, los beja, que también serían conocidos como los Fuzzy Wuzzies, una tribu guerrera que los derrotó rotundamente en El Teb y que obligaría al ejército de su majestad a llevar a cabo una intensa campaña para pacificar el litoral.
Pero esto solo son esbozos de una historia tan compleja como interesante, que termina con el triunfo de los mahdistas y el establecimiento de su capital en Omdurman, poco después de lo cual fallecería su líder; y para quien quiera saber más no puede uno dejar de recomendar el número que Desperta Ferro Historia Moderna dedica a esta interesantísima aventura, y que hoy mismo sale a la venta.
La famosa novela de las tres plumas ¿hasta que punto es fiel a lo que realmente ocurrió allí? Es mera curiosidad, porque no me cuadran algunas de las aventuras ocurridas, pero tampoco soy un experto en esta guerra.